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Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
En el curso de mi ya larga vida, nunca he visto a ningún otro hombre mostrarse tan desafiante y tan tranquilo frente a los ataques de sus enemigos.
Cegados por haber perdido las elecciones de 2016 frente a Donald Trump, desesperados por sacarlo de la Casa Blanca en 2020 y sin ningún candidato capaz de derrotarlo la izquierda demócrata decidió ganarle con trampa. Pero esta vez se metieron con el candidato equivocado. Donald Trump se encuentra a miles de años luz de John McCain o de Mitt Romney. A diferencia de estos dos miembros del timorato «establecimiento republicano», Donald Trump no se abochorna de su blancura ni de su fortuna. No busca el elogio de la prensa parcializada ni la aceptación de la chusma fanatizada. Le basta con el respeto a sí mismo y el servicio a los Estados Unidos, la patria por la que sufre vituperios y martirio. En el curso de mi ya larga vida, nunca he visto a ningún otro hombre mostrarse tan desafiante y tan tranquilo frente a los ataques de sus enemigos.
Los estrategas del Partido Republicano están dedicando su mayor atención a las elecciones senatoriales del próximo 5 de enero en el estado de Georgia que determinarán el control de la Cámara Alta. Y esa es una batalla digna de ser emprendida. Pero Trump sabe que existen otras prioridades como denunciar el fraude de las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre. Entonces, las elecciones de Georgia podrían convertirse en una distracción que reste intensidad a la actual lucha por denunciar las trampas con las que los demócratas pretenden sacar al presidente de la Casa Blanca.
Es ahí donde el presidente está concentrando su atención y sus energías. Porque él sabe que demostrar la trampa de las elecciones presidenciales de noviembre es asegurar la honestidad y la transparencia de futuras elecciones. Más importante aún es impedir que los demócratas se adueñen del poder a perpetuidad y es lograr que los americanos tengan de nuevo confianza en los procesos electorales.
Irónicamente, el voto en el colegio electoral abre un nuevo camino para la reelección de Trump. Cuando Mitch McConnell dio su extraña orden a los republicanos del Senado de no impugnar las fraudulentas elecciones de 2020 los demócratas se dieron cuenta de repente de que Trump tiene otro camino hacia la reelección. ¡E inmediatamente entraron en estado de pánico! Algo similar sucedió en las elecciones de 1886 y provocó que el Congreso aprobara la Ley del Colegio Electoral de 1887. En resumen, la elección presidencial de 1886 entre Rutherford B. Hayes y Samuel Tilden terminó siendo impugnada y Hayes fue declarado ganador.
El 6 de enero de 2021, el Congreso celebrará una reunión conjunta para contar los votos que le enviará el colegio electoral, entre ellos los fraudulentos de los estados en discusión, a saber: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia, Arizona, Nevada y Nuevo México. Desde hace mucho tiempo, esos siete estados han estado plagados de fraudes electorales y, siguiendo la tradición, en este 2020 fueron concedidos a un Joe Biden que no los había ganado. Y el 6 de enero, los resultados enviados por el colegio electoral estarán sujetos a impugnación por los miembros del Congreso.
Eso es precisamente lo que se propone hacer el Representante republicano por la Florida, Matt Gaetz, quién ha dicho:»El próximo 6 de enero estaré uniendo fuerzas con los valientes en el Congreso para impugnar a los electores de los estados que no celebraron elecciones limpias». Según Gaetz, el recién electo senador por el estado de Alabama, Tommy Tuberville, se unirá a los miembros de la Cámara de Representantes en la impugnación de esos electores.
Al igual que Gaetz, el Representante Mo Brooks (republicano de Alabama) se ha comprometido a desafiar los votos de esos siete estados el día en que se cuenten los votos del colegio electoral. Dado que este es un evento poco común que involucra a ambas cámaras del Congreso, Gaetz y Brooks necesitan al menos un senador republicano que se una a ellos para impugnar los votos de los estados en disputa.
¿Qué sucede si un senador y un representante impugnan los votos? El proceso pasa a una votación completa en la Cámara y el Senado. Afortunadamente para los republicanos, que sólo tienen control del Senado, esto resultaría en una decisión dividida. La Cámara controlada por los demócratas votará para contar a los electores demócratas, y el Senado controlado por los republicanos votará para contar a los electores republicanos.
Según la Constitución de los Estados Unidos, las elecciones presidenciales recaerían en el número de estados con representantes en el Congreso Federal, y cada estado recibiría solo UN voto. Los 27 estados rojos votarán por Trump y los 23 estados azules votarán por Biden, y finalmente tendremos una resolución para las elecciones de 2020 que no implicará fraude ni engaño alguno. Asunto concluido.
Otro factor potencialmente fraudulento que está siendo considerado son los programas y máquinas de votación de la Compañía Dominion Voting Systems. Según la prestigiosa Revista Forbes, Dominion recibió $120 millones de 19 estados y 133 gobiernos locales para proporcionar servicios electorales (2017-2019). Aquí es importante destacar que Dominion Voting Systems es la segunda compañía mayor entre las que operan en el ambiente secreto y monopolístico de la industria de las elecciones, donde tres compañías controlan el 88 por ciento del mercado.
En el ámbito judicial, el equipo legal del Presidente Trump presentó el pasado domingo una petición ante la Corte Suprema Federal solicitando la anulación de tres fallos del Tribunal Supremo del estado de Pennsylvania alterando las reglas sobre las firmas en las boletas electorales, los observadores en la fecha de las elecciones y las declaraciones relativas a las boletas por correo. También han pedido a la corte que permita a la Asamblea General de Pennsylvania seleccionar su propio grupo de electores. Esto no es procedimiento nuevo porque fue utilizado por Abraham Lincoln y Andrew Jackson. Los abogados del presidente argumentan que las decisiones de la Corte Suprema violan el Artículo II de la Constitución y el fallo en el caso de «Bush v. Gore» en el año 2000.
En este momento, Donald Trump todavía está a tiempo de detener esta infortunada situación haciendo uso de su autoridad ejecutiva para preservar el estado de derecho y la constitución. El experto legal Mark Adams ha dicho: «El presidente Trump podría declarar una insurrección bajo la Insurrection Act porque el robo de unas elecciones es una rebelión contra la nación que constituye una amenaza significativa y constante contra el gobierno». Trump podría utilizar esa ley para investigar a los instigadores del golpe y autorizar a los militares que se apropien de la evidencia del fraude electoral−incluyendo las maquinas electrónicas de votación−para analizar todos los factores de esta traición a la patria.
Si el Presidente Trump abandonara su cargo en este momento crítico−en medio de una emergencia nacional y de una crisis constitucional−entregaría al país a China Comunista −un curso que garantizaría el suicidio nacional y el predominio de un Nuevo Orden Mundial dominado por los enemigos de los Estados Unidos. La otra razón para mantenerse en el poder es que la «elección» que dio al chino Joe la «victoria» fue fraudulenta. Y eso lo sabe todo el mundo, hasta aquellos miserables que tienen el descaro de negar el fraude.
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