01/10/2024 14:24
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Piensan algunos que el que ven ustedes a la izquierda del presidente del desgobierno, Iván Redondo, es un señor que define y marca las estrategias con las que nos desgobierna Pedro Sánchez. Pasa por ser el gurú de la Moncloa y un auténtico experto estratega. Nada más lejos de la realidad. Este señor no pasa de ser el rasputín  español del siglo XXI.

He acudido al diccionario de la RAE:

estrategia

Del lat. strategĭa ‘provincia bajo el mando de un general’, y este del gr. στρατηγία stratēgía ‘oficio del general’, der. de στρατηγός stratēgós ‘general’.

1. f. Arte de dirigir las operaciones militares.
2. f. Arte, traza para dirigir un asunto.
3. f. Mat. En un proceso regulable, conjunto de las reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento.

Para la RAE, la palabra estrategia era para los griegos el oficio de un general, que para los romanos trocó en el territorio que estaba bajo el mando de un general. Todo que ver con la milicia, cuya función correspondía a quien ostentaba el máximo rango de mando. Los generales eran los que marcaban las estrategia de las batallas y más allá de las batallas, porque si algo caracteriza a la estrategia es la visión del largo plazo, frente a la táctica que es el corto plazo, la batalla en sí. La guerra requiere de estrategia   -y yo diría que también la paz-,   las batallas, de tácticas.

No soy, ni pretendo ser profesor de estrategia, pero algo trabajé en estrategia empresarial. Creo que muchos personajes históricos que pasaron por estrategas, no pasaron de ser malos tácticos. Por ejemplo, Alejandro y Cicerón fueron eficientes estrategas que lograron construir grandes imperios, los Reyes Católicos, sin ser generales, fueron grandes estrategas que también crearon un gran imperio. Por el contrario, Napoleón me parece un mal estratega, aunque un solvente táctico, al igual que Hitler, que de estratega no tenía nada y además tampoco destacaba por su solvencia como táctico. Sí en cambio, contaba con algunos generales buenos tácticos.

Redondo no es un estratega, entre otras cosas, porque sus directrices cambian de orientación como las veletas en una tormenta de verano. Porque son inconsistentes y porque están basadas en mentiras y argucias. Porque son, una tras otra, contradictorias en si mismas y todas entre si.

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¿Qué es entonces Iván Redondo?

Pues, su oficio se parece más al de unos señores célebres en la sevillana calle sierpes que raudos montan un tenderete de cartones y que raudos desmontan cuando ven llegar a la pasma y con un cubilete y una bolita se dedican a estafar a incautos e ingenuos viandantes. En su caso, la estafa no solo es económica y afecta a nuestros bolsillos, sino que también es de índole política.

De nuevo, me voy a la RAE:

estratagema

Del lat. strategēma, y este del gr. στρατήγημα stratḗgēma, der. de στρατηγός stratēgós ‘general de un ejército’.

1. f. Ardid de guerra.
2. f. Astucia, fingimiento y engaño artificioso.

Está claro que el rasputín monclovita no es un estratega. Como acabamos de ver, entre uno y otro vocablo hay una abismal diferencia, aunque ambos vienen de una misma raíz. Quédense ustedes más bien con la segunda acepción: de quien practica estratagemas, ya que a lo más que llega es ser un astuto, alguien que finge y alguien que nos engaña con artificios, al igual de quienes les comentaba de la calle Sierpes.

Pues bien, quien nos desgobierna lo hace con las estratagemas que le sirve en bandeja el rasputín, ascendido a secretario de estado. Y en estas vamos ya para tres años y si nadie lo impide para otros cuatro más. Porque yo ya no me fío de nadie.

Dicen que el desgobierno está dividido: por un lado los ministros que pasan por más sensatos, los económicos  -Calviño, Escrivá, Maroto o Planas-  y otros a caballo entre éstos y los más rabiosamente comunistas de Unidas Podemos. Pues bien, mientras no dimitan, empezando por Calviño que dicen es quien le planta más cara a Iglesias, yo ya no me creo nada. Para cesar, no hace falta más que decirle al jefe: hasta aquí he llegado y me voy a casa, o al trabajo anterior, que para ello se autoinventaron los políticos las excedencias especiales.

Tres cuartos de lo mismo les ocurre a los históricos del Psoe, que ahí siguen, sin que ninguno pida la baja y rompa el carnet, así como a los llamados barones que no pasan de ser caciques regionales y que largan sus discursitos para consumo de sus respectivas parroquias regionales y luego cierran prietas las filas en torno al jefe.

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Lo último de la factoría de estratagemas de la Moncloa es el eslogan: «Todos salimos reforzados». ¿Seguro señor Redondo, seguro señor Sánchez?  Salimos todos reforzados menos 50.000 o más muertos, menos 18.000 ancianos muertos asfixiados y en soledad, menos los sanitarios que se contagiaron, menos los 50 o más sanitarios fallecidos, menos los 3.000.000 de trabajadores que están en un ERTE, menos los miles de autónomos y empresas que nunca más abrirán las persianas, menos los 7.000.000 millones de parados que tendremos el año próximo, menos los recortes en sanidad, educación, pensiones y sueldos de funcionarios que vendrán. Tienen el cinismo de decirnos que de esta catástrofe sanitaria y la económica que ya ha empezado, todos salimos reforzados.

¿Sale reforzado el coronel de la Guardia Civil López de los Cobos, con una hoja de servicios ejemplar en la lucha contra ETA, destituido por el pelele ministro del interior, de trayectoria deleznable, por la investigación a petición de la juez del caso 8M al delegado en Madrid y Fernando Simón? Menos mal que el mamporrero Marlasca era juez, que si no  …

Recuerdo que en 1983 se estrenó una película «Entre pillos anda el juego», cuyo título  viene ahora a cuento aplicar a este par de «listillos», Sánchez y Redondo, a los que cabe añadir un tercero en la persona del comunista Iglesias. Este último no solo urde estratagemas, que sí, sino que también cabalga contradicciones. Si éstos son los políticos de primera fila que tenemos, me pregunto: ¿cómo serán los de segunda y tercera y …?

Son chusma, sólo chusma.

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REDACCIÓN