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Y repentinamente apareció. Ahí estaba en esa balda de la biblioteca, rodeado de otros tantos libros. “Viaje alrededor de mi habitación” de Xavier De Maistre cayó nuevamente en mis manos sin haberlo buscado. Cuarenta y dos capítulos fruto de cuarenta y dos días dando vueltas en el mismo cuarto en una reclusión forzosa. Cuatro paredes, su perro y su criado en un viaje con la mente, haciendo turismo de inmovilidad en las postrimerías del siglo XVIII.

Xavier De Maistre, hermano menor del conde y filósofo saboyano Joseph De Maistre, se manifestó delante de mis ojos, más vigente y oportuno que nunca, como una especie de guía literario en este infierno pseudodantesco en el que hoy vivimos. Desde su visión, también radicalmente conservadora y anti iluminista como la de su hermano, Xavier De Maistre sentencia en su libro: “La verdad, cayendo en medio de nosotros como una bomba, ha destruido para siempre el palacio encantado de la ilusión”. La verdad, que tarde o temprano aparece, es la que nos hará libres: «Veritas Liberat Nobis».

El noble superviviente del Antiguo Régimen que había perdido a su patria, se convirtió en estos días en un guía en el nuevo país sin tiempo ni lugar en el que estamos viviendo. De Maistre nos invita a emprender un viaje interior, filosófico, literario, existencial, un encuentro personal para volver a partir, después de resolver el conflicto entre el alma y la bestia tan útil para esta etapa carcelaria.

De Maistre estuvo 42 días con arresto domiciliario, nosotros acabamos de cruzar esa frontera. También como él estamos inmóviles en el lugar e inmersos en un tiempo que no pasa. Las horas se hacen muchas veces interminables, angustiantes, repetitivas, parecen paralizadas. Por momentos sentimos que estamos a punto de perder la noción de la realidad. El consejo del saboyano ha sido de utilidad.

En ese viaje alrededor del salón y muy cerca de donde estaba el libro de Xavier De Maistre también me encontré al viejo Ernst Jünger con “La emboscadura”. Escrito en 1951 y en un contexto muy diferente al actual, hallé algunas ideas que sin embargo poseen gran vigencia: “En las catástrofes, cuando las seguridades de la colectividad desaparecen, es cuando la supervivencia depende de que todavía existan personas individuales y libres: emboscados. Junto al Trabajador y el Soldado Desconocido, la otra gran figura de nuestro tiempo es el Emboscado. El Trabajador es el principio activo que permite imponerse al universo y dominarlo mediante la técnica. El Emboscado es su reverso, un individuo aislado que ha decidido ofrecer resistencia al automatismo, cuya consecuencia ética es el fatalismo, gracias a ser quien posee una relación originaria con la libertad. Para alcanzar el éxito necesita aliarse de tres grandes potencias: el arte, la filosofía y la teología.”

Xavier De Maistre y Ernst Jünger, el aristócrata y el anarca, de manera inesperada podrían abrirnos la senda por la cual recorrer este momento difícil. Verdad, libertad, alma, resistencia, rebeldía, claves perennes para el hombre más allá del tiempo y el lugar.

Obligados al confín físico estamos siendo empujados lentamente hacia el confín mental. El monotema mediático, las especulaciones, las cifras, las falsedades, los despropósitos varios y la incertidumbre generalizada nos llevan a un estado ilusorio que nos pone al borde del colapso. Es urgente y necesario encontrar nuevas herramientas para evitarlo y para ello debemos recurrir a la experiencia de los sabios.

Para poder salir en algún momento a la realidad que está allí afuera dejando atrás la encerrona en la que estamos, debemos dar el primer paso y ese será dentro de nuestra propia habitación. Nuestro bosque está un poco más adelante, pero está y nos espera. Más allá del teletrabajo, las salidas enmascaradas a la farmacia, el estanco o el supermercado, primero tendremos que recorrer toda nuestra estancia ontológica hasta el último rincón, incluso en zigzag como lo hizo también De Maistre para sortear la enajenación. Luego adentrarse en el bosque para eludir la catástrofe y desde allí resistir espiritualmente como propuso el longevo germano. Una nueva emboscadura en medio de las tempestades víricas tal vez nos mantenga a salvo para volver a empezar.

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Es el momento de comenzar el desconfinamiento del alma y la mente y tendremos que hacerlo nosotros mismos, como las mascarillas caseras para salir a comprar al supermercado. Va siendo tiempo de pasar de la habitación al bosque. De ser turistas inmóviles a resistentes emboscados desconfinando cuerpo y espíritu. Ya es hora.

Autor

José Papparelli