21/11/2024 13:19

Bendala

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La moción, que era necesaria, justificada e imprescindible, ha sido una gran oportunidad… perdida. Y eso por haberla convertido en una charlotada al dejarla en manos de un personaje tan poco recomendable y que nada tiene que ver con VOX como es Tamames; o al menos con lo que VOX decía ser. ¿Lo sigue siendo o es que ya no lo es?

Para decir cuatro simplezas, que los medios repiten mil veces todos los días, no hacían falta ni ese, ni tantas alforjas. Máxime cuando se han dicho con ese discursito “academicista”, es decir, políticamente correcto hasta la náusea. Que Abascal, para intentar acallar la polvareda tomara la palabra primero –y durante más de dos horas–, tampoco sirvió para nada porque tampoco dijo, ni en el fondo ni menos aún en las formas, lo que había que decir conforme a la gravísima situación en que se encuentra España. Que Tamames hiciera correcciones en su filtrada perorata, tampoco, porque además lo fueron a peor.

Muchos fueron los errores de Abascal y de VOX, y para qué decir de Tamames; lo malo es que si el último no decepcionó porque no otra cosa se podía esperar de él, y menos tras conocer con antelación lo que iba a decir, los de aquellos escuecen, decepcionan y, lo peor, dan qué pensar.

Con todo, lo más grave, terrible e insufrible fue lo que Abascal le dijo al Partido Popular: «Todo lo que les he dicho hasta ahora queda olvidado. Votemos juntos hoy y entendámonos mañana». ¡Qué error! ¡Qué inmenso error!

Con ello Abascal, y con él VOX, demuestran no saber, ni mucho menos asumir, dos cosas: a) quién y qué es el PP, y b) que para el PP el enemigo único y principal a batir es VOX.

El PP es la piedra angular de la dictadura partidocrática que destruye España desde hace ya casi medio siglo; que se dice pronto. El PP es el arma de destrucción masiva de la parte del pueblo español que podría haber evitado llegar a donde estamos. El PP es el mamporrero de la extrema izquierda; en España toda la izquierda es y será siempre extrema por marxista-leninista y revolucionaria, históricamente criminal, pasado del que no sólo no se arrepiente, sino que se enorgullece y además hace todo lo posible por repetir (adaptándose en las formas al momento, que no en el fondo que es el mismo de siempre y que nunca variará). Si el PP hubiera sido lo que VOX, y mejor todavía desde aquella UCD, hoy no estaríamos como estamos; ni aún peor que vamos a estar. 

Por lo dicho, si se fuera consciente de ello y se asumiera, lo que a la vista está que no, es por lo que VOX debería tener al PP, en justa reciprocidad, por su único y principal enemigo a batir. No sólo por la obsesión del PP por no compartir la “derecha” con absolutamente nadie, incluso por pequeño que fuera –casos como los de Rosa Díez, Jesús Gil y Gil, Mario Conde y algún otro (sin que ninguno de ellos fuera ejemplo de nada, que conste)–, sino porque va más allá y, conforme al papel que el sistema le ha asignado y él aceptado con clamoroso entusiasmo, el PP es la clave de la consolidación y supervivencia de la alternancia que padecemos; y con él y ella del chupe y la mangancia de unos y otros, es decir, de la “extrema izquierda” –desde el PSOE y los podemitas hasta los separatistas de toda ralea–, junto con… los propios peperos, claro; eso sí, unos y otros a costa de nosotros, y más aún de España; bien que, todo hay que decirlo, con la colaboración de tantos y tantos españoles que no sólo no rechistan, sino que se someten e incluso colaboran… por un plato de lentejas.

VOX tiene que aceptar el reto de la realidad. De nada sirve meter la cabeza bajo el ala. Si se quiere de verdad, si hay una oportunidad de salvar a España –a estas alturas ya in extremis–, que es lo único que importa, porque en ella estamos y somos todos nosotros, es reforzando aún más si cabe el discurso original de VOX, aquel de Vista Alegre, aquellos principios y valores sin descafeinarlos en los más mínimo y por nada de nada. Haciendo bueno lo que dijo el desaparecido Ortega Lara en su intervención de entonces. Variarlos siquiera un ápice, para qué decir un mucho como se ha hecho en la moción-charlotada, es traición a la esperanza, a los votantes y, peor aún, a España. Los principios y valores, cuando se amparan en la verdad, son inmutables. Y ¡ay de los que osen siquiera cambiarlos en nada! 

El enemigo irreconciliable de VOX es el PP. Contra él es contra quien hay que dirigir la artillería más pesada. Los otros no lo son tanto porque sus contradicciones y mentiras les dejan en evidencia constantemente, y con ellas la cruda y terrible realidad que fomentan, pero que tarde o temprano se impondrá arrastrando en su caída a quienes la sustentaban, volviéndose contra ellos.

Con el PP hay que ser inflexibles. Devolver ofensa por ofensa, desplante por desplante, escupitajo por escupitajo, sin piedad alguna hasta destruirlo de forma que no quede de él ni el menor rastro. Para ello no hay que pensar en “entendernos”, sino todo lo contrario, incluso no permitiéndole hacerse con el poder –, ni municipal, ni autonómico, ni menos aún gubernamental– a cambio de migajas que además, según ha demostrado, ni siquiera da tras incluso firmar que las concede. Más aún, hay que enseñarle que las que hace o las que ha hecho las pagará cuando, necesitado siempre de los electos de VOX para gobernar, acuda a ellos. Entonces, o VOX saca la tajada irrenunciable en cada caso –que debe ser siempre la vuelta e imposición de los principios y valores inmutables– y además se cumple a rajatabla, o VOX de romper la baraja sin dudarlo y preferir nuevas elecciones, aún en el caso de que puedan devolver el poder a los otros. Porque no hay nada peor que los tibios sobre los que pesa la única y peor de las condenas que se han pronunciado: serán vomitados. La lucha hay que plantearla a largo plazo debido a donde hemos llegado y hacerlo sobre la base de la perseverancia, inasequibles al desaliento, prietas las filas, firme el paso, la mirada alta y el pecho al descubierto. Y si hay que morir que sea con las botas puestas. Cualquier otra opción, no lo es.

O VOX rectifica radicalmente y ya, o morirá, y, además, de muerte ignominiosa.

Autor

Francisco Bendala Ayuso
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1 comentario
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Jose Garcia

La mocion fue magnifica.El gamba de instituto hizo el ridi llevandose una charlotada inaguntable repleta de falsedad y Tamames le dio, una, dos, tres…
Y miren, Tamames ni bien ni mal ni todo lo contrario pero comparado con la panda de inutiles, incultos, chulos, y bobos en general, fue un halo de luz en la oscuridad reinante.Que quieren que les diga.

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