
En medio de los conflictos armados que azotan al mundo hoy, como la guerra en Ucrania o las guerrillas que siguen destrozando países en Medio Oriente, el llamado a la paz se vuelve más urgente que nunca. En 1914, el Papa Pío X, en una exhortación dirigida a toda la Iglesia, instaba a la humanidad a recurrir a Dios como la fuente última de paz, reconociendo que, más allá de las negociaciones políticas, solo a través de la oración y la misericordia divina puede encontrarse una solución verdadera a la violencia que consume nuestras naciones. Su mensaje sigue vigente hoy: la paz no es simplemente el resultado de tratados o acuerdos, sino un don de Dios que debe ser buscado con fervor piadoso por todos, para que, en medio de la oscuridad de la guerra, podamos hallar la luz que transforme nuestros corazones y nos conduzca a la verdadera paz, que sólo es posible con Dios.
ACTA PII PP. X AD UNIVERSOS ORBIS CATHOLICOS
HORTATIO1
Mientras casi toda Europa se ve arrastrada hacia los horrores de una guerra devastadora, cuyas amenazas, tragedias y resultados, cualquiera que los reflexione por un momento, sin duda sentirá que lo consume el dolor y el terror, no podemos dejar de sentirnos profundamente conmovidos, ni evitar el tormento de un sufrimiento amargo, pues nuestra preocupación por la salvación y la vida de tantos pueblos y ciudadanos es inmensa. En medio de tal caos y grave crisis, entendemos claramente que, como parte de nuestra caridad paternal y de nuestro ministerio apostólico, debemos guiar las almas de todos los fieles cristianos con aún mayor empeño hacia la fuente de la ayuda: hacia Cristo, quien es el príncipe de la paz y el mediador entre Dios y los hombres.
Por eso, exhortamos a todos los católicos del mundo, y en especial a los miembros del clero, a que acudan con humildad al trono de la gracia y la misericordia. Además, por mandato de los obispos, en cada parroquia se celebren rogativas públicas, para que el misericordioso Dios, como si estuviera fatigado por las oraciones de los justos, aleje rápidamente las devastadoras llamas de la guerra y conceda, con su benevolencia, a los gobernantes de las naciones que piensen en la paz y no en la aflicción.
Desde los Palacios Vaticanos, el 2 de agosto de 1914.
PIUS PP. X
Por Carlos Quequesana
1 Acta Apostolicae Sedis. Vol. VI, n. 11 (3 de agosto de 1914): 373. https://www.vatican.va/archive/aas/documents/AAS-06-1914-ocr.pdf.
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Muchísimas gracias por esta exhortación y recuerdo del gran papa san Pío X. Lástima no le hubiese tocado a él dirigir la Iglesia en tiempos de su sucesor Pío XI para haber consagrado Rusia al Inmaculado Corazón de María y habernos evitado el castigo horroroso que se siguió de no obedecer a Nuestra Señora y al Señor que también lo pidió en años sucesivos.
Quisiera pedir a los católicos que leen este medio y conservan la virtud de la humildad y aman a Cristo de verdad, que por favor pidan por correo electrónico a la conferencia episcopal española, a los obispados y al nuncio en España la pronta consagración de España al Sacratísimo Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, porque solo ellos pueden salvar nuestra amada patria de las asechanzas del demonio y sus vástagos, hoy, acosados como bestias por su incontrolada corrupción y crímenes, empeñados en derribar la Santa Cruz del Valle de los Caídos, símbolo de Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre Verdadero, que dio su Santísima Vida por todos nosotros, justos y pecadores, incluso por los que le odian. Un ultraje a Cristo mismo por parte de quienes le odian acarreará consecuencias terribles para todos. No se puede ofender a generaciones y generaciones de españoles que nos han precedido ultrajando al Señor mismo en su Cruz.
Por favor, hagan petición a los obispos para que consagren unidos todos España al Sacratísimo Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, pues solo Dios puede detener el castigo tremendo que se cierne sobre todos nosotros.
Muchas gracias y que Dios les de valentía para hacer esa solicitud justa.