24/09/2024 12:15

El pasado mes de agosto nos ha deparado algunas noticias chuscas, que han llamado la atención de los españolitos de a pie. Una de ellas ha sido la protagonizada por el ilustrísimo Alcalde de Soria, D. Carlos Martínez Mínguez. No tengo nada personal contra este señor, lo juro por Snoopy, pero reconozco que lo de este individuo es superior a mis fuerzas. No pongo en duda su legitimidad democrática, ¡Dios me libre!. El voto de una buena parte de mis paisanos le ha llevado a ocupar la poltrona municipal, a la que llegó en las elecciones municipales de 2007, a la temprana edad de 34 años. O sea, que lleva una buena parte de su existencia viviendo del momio municipal.

No menos cierto es que, desde que este señor ocupa el cargo de Alcalde de Soria el Ayuntamiento que él preside ha promovido actuaciones cuando menos chocantes, por no decir absurdas, ridículas o indecorosas. Sin ánimo de ser exhaustivo, como diría el famoso historiador y escritor César Vidal, y a modo de ejemplo expongo los siguientes casos:

  • En 2014 el Ayuntamiento de Soria contrató para la Semana del Libro, que se celebró en el mes de agosto, a un personajillo llamado David Pla, presunto cantautor catalán, que entre otras lindezas había declarado que “a él siempre le había dado asco ser español y espera que a todo el mundo también”. Asimismo, añadía que “le gustaría que los catalanes fueran independientes”. O sea, que fue contratado con dinero público un tipejo separatista catalán de la peor calaña.

Esta dilapidación de los fondos público me impulsó a que le enviara en septiembre de ese año una carta de protesta al alcalde soriano, a la cual, como era de esperar, no me contestó.

  • En 2016 el Alcalde de Soria promovió la retirada de la Alcaldía honorifica y la Medalla de Oro que el Ayuntamiento soriano había concedido en 1939 a D. Francisco Franco Bahamonde, en aplicación de la maldita Ley de Memoria Histórica, muy en la línea guerracivilista y cainita del PSOE, partido al que pertenece este sujeto.

  • En 2022 el Ayuntamiento de Soria organizó dentro de un ciclo de encuentros para el feminismo, un taller destinado a las chicas sorianas con el sugerente título de “Píntate el toto”, por el módico precio de 20.000 € del ala. ¡ Ǫué menos para cultivar a las jóvenes sorianas en las bellas artes!. Como muy bien dijo en aquel momento el ex vicepresidente de la Junta de Castilla y León, D. Juan García- Gallardo, de VOX, Soria no necesita pervertir sexualmente a las adolescentes”.

  • En enero del presente año El Ayuntamiento soriano ha anunciado que ha reservado 15.000 € del presupuesto municipal para una hipotética asociación LGTBI que pudiera crearse en Soria, pues a la vista está, según estos progres munícipes, que se trata de una de las necesidades más urgentes de satisfacer en Soria.

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No me cabe en la cabeza que un personaje tan mediocre y “metepatas” pueda contar con el apoyo popular de una buena parte de los sorianos, y además de manera reiterada. ¡Ellos verán! A lo mejor es que los políticos de la oposición, mayoritariamente pepera, no lo mejoran.

Volviendo al último escándalo promovido por el ínclito alcalde soriano, la historia consistió en que este individuo no tuvo mejor ocurrencia que, con ocasión de celebrarse a primeros de agosto las fiestas patronales de un pequeño pueblo soriano, Tardelcuende, subirse a una especie de “papamóvil”, y dar una vuelta por las calles de dicho pueblo, repartiendo la “bendición” con una escobilla de baño, a modo de hisopo. Increíble, pero cierto. ¡Ǫué gracia tiene este tío!. Tengo para mí que tiene la gracia en donde la espalda pierde su honroso nombre. Ya me entienden.

Desconozco si este tipo se encontraba en esos momentos bajo influencia de determinadas sustancias como diría su colega de partido, ministro de Transportes para más señas, conocido popularmente como “Oskargután” Puente. Es muy probable que así fuera, pues según recoge algún medio informativo, el bochornoso espectáculo tuvo lugar después de una copiosa comida, pero eso no le disculpa en absoluto.

Puesto que el Alcalde de Soria tiene un sentido del humor tan acusado, y está dispuesto a hacer el ridículo a la menor ocasión, yo le animo a que la próxima vez que se le ocurra hacer el payaso, con perdón de los payasos, se disfrace de Mahoma con chilaba y turbante, y se ponga a hacer invocaciones a Alá. Pero me temo que el señor Martínez no va a tener agallas para eso, no vaya a ser que provoque la ira de los musulmanes, incluidos los que viven en Soria. Nada que ver con la reacción pacífica, por no decir cobarde, de los católicos en general en estos casos, salvo excepciones, y si no, ahí tenemos el silencio atronador de la Diócesis de Soria, que no ha dicho ni pío.

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Lógicamente, la reprobable acción protagonizada por el regidor soriano ha dado lugar, como no podía ser menos, a numerosas críticas de los ciudadanos y del PP y VOX en el Ayuntamiento, con repercusión mediática nacional. La indignación producida en muchas personas y, probablemente, el miedo a perder votos en unas futuras elecciones municipales han llevado a este sujeto a pedir disculpas por el ridículo hecho.

De todos modos, afortunadamente, todavía quedan españoles que, ante este tipo de mamarrachadas anticatólicas, no sólo se indignan y claman al cielo, sino que además actúan para que esas asquerosas ofensas a la fe cristiana no queden impunes. Me refiero, claro está, a la Asociación de Abogados Cristianos, que ha denunciado al regidor soriano por un delito de escarnio, al mofarse del Papa, considerando el “paseíllo” del Alcalde de Soria en Tardelcuende como un acto de vejación y ultraje hacia los sentimientos religiosos y las creencias católicas. El señor Martínez, por su parte, ha acusado a Asociación de Abogados Cristianos de manipulación. El caso es echar balones fuera como sea.

Como dice el refrán, “A Dios rogando, y con el mazo dando”. Hago votos para que el juzgado de Soria que haya de hacer justicia en este lamentable caso, dicte una sentencia condenatoria contra el impresentable Alcalde de Soria, y le imponga una buena multa. Si así fuera, entonces sí que nos vamos a reír todos.

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