07/07/2024 14:09
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Buena noticia, por fin. Pero insisto mucho sobre el asunto. El brutal atropello de nuestros derechos y libertades básicas solo puede ser dinamitado de forma contundente y, sobre todo, eficaz por los últimos  jueces justos que aún resten en España.

Revertir el mal

Se están dando situaciones, con mucha sordina eso sí, que hacen creer que aún se pueda sostener la ficción de independencia judicial y de razonable Estado de Derecho en nuestra patria. Mellas al azar. Impedir el confinamiento de Lérida. Negar la posibilidad de cerrar los locales de ocio en Cataluña. Limitar la reclusión de Aranda de Duero. Permitir seguir fumando en Madrid.

Son juzgados locales o regionales. Contenciosos administrativos, clave. Y el gran poro abierto, nuestro supremamente injusto. Su única tarea: reventar el espanto. Estamos a la espera, supremos togados.

Mordazas no, en Alcázar de San Juan

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Ciudad Real ha impugnado algunas de las medidas adoptadas por la Delegación Provincial de Sanidad para hacer frente al “contagio comunitario” detectado en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), entre ellas el uso obligatorio de mascarillas en cualquier espacio o la interdicción de fumar en terrazas.

El juzgado en cuestión ha dictado un auto fechado ayer domingo 22 de agosto que no admite el uso obligatorio de mascarillas en cualquier espacio, incluyendo espacios cerrados privados y domicilios, y sin distinción de edad. Tampoco corrobora que no se permita salidas de residentes de “centros sociosanitarios” salvo razones de «fuerza mayor», ni la prohibición de fumar en terrazas «independientemente de la distancia”.

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Acabar con el mal

Ya les dije. Si los «esenciales» justos (“algunos hombres buenos”) quieren, la mascarada y el campo de concentración se hunden en pedazos. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.