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Una intervención capaz de desprogramar mentes a través del análisis de hasta 8 películas, muy necesarias para conocer y comprender las claves principales que envuelven a nuestra civilización y su esencia humana. ¿Por qué actuamos así? ¿Cuáles son las inquietudes naturales? ¿Cómo reaccionamos ante el desarrollo de los valores tradicionales? ¿De qué forma actúa la industria de la Gran Pantalla?

El 21 de mayo [de 2021] -viernes-, en tierras madrileñas, se desarrolló la conferencia ‘Notas sobre lo audiovisual: la manipulación de las mentes y la resistencia cultural’ a través de la Asociación Cultural Ohka. Impartida por Max Romano a las 19.00 h de la fecha señalada, la velada se desarrolló con claridad y orden.

Ir de la mano del señor Romano permitió un previo vistazo a la sala en la que transcurrió aquella ponencia. Dos de los responsables, eficaces y cercanos, habían realizado comprobaciones de sonido, conexión, imagen e iluminación. Tras garantizar que las herramientas se encontraban en óptimas condiciones, sólo quedó esperar a que se completase el aforo, algo que no costó demasiado.

Antonio -anfitrión principal de aquella conferencia- no sólo dio una cálida bienvenida a los asistentes, sino que también presentó a Max e hizo una breve mención al aniversario contra la fatalidad que desembocó la Revolución de Mayo, para facilitarnos un contexto histórico, descrito por un poema que leyó en voz alta. Más adelante se refirió al ponente como un ‘cronista de la actualidad con ojo clínico’ ante el ‘recordatorio de la Matrix’ en la que vivimos, y que la conferencia tenía como objetivo ser una ‘radiografía de la actualidad que vivimos’, reproduciéndose fielmente minutos después a través del discurso del señor Romano.

El público, puntual y caracterizado por una cercanía delicada, se mantuvo en absoluto silencio cuando Max comenzó a introducirse en los conceptos que iba a tratar en las siguientes dos horas, las cuales se desenvolvieron ligeras y dinámicas. Incluso, para gusto de los espectadores, se añadió una película más de las 8 inicialmente anunciadas. Bajo la clasificación de ‘bazofias’ o ‘representaciones fieles’, los filmes de la lista venían acompañados de escenas partidas (de no más de cinco minutos) y en ocasiones el tráiler, ayudando así a remarcar el simbolismo y el núcleo de cada una de ellas para no partir de cero en la explicación de Max, todo un detalle por su parte de cara a quienes no las conocían. Vemos así que el corte de esta charla se transmitió desde el estudio interpretativo del señor Romano, cinéfilo y cultivado en esta antigua técnica de proyección de metrajes. Enlazado con sus publicaciones en el blog ‘El Oso Solitario’, recomendó dos de sus libros que componen una trilogía que estaría finiquitándose para los meses venideros: ‘Azotes de nuestro tiempo’ -con una intención más crítica y ácida a rasgos generales desde la Sociología- y ‘Crónicas de un Occidente enfermo’ el cual ampliaría más aún las cuestiones técnicas que se trataron ese mismo viernes -y comprendería más películas-.

La primera en ser expuesta fue ‘Farenheiz 451’ de 1966. Siendo el clip seleccionado un fragmento en el que se queman libros y se recalca la humanidad latente en éstos, se describió cómo en ocasiones hay autores que continúan publicando para saciar su vanidad y no por amor a las letras. Comparando las tendencias reflexivas con una burda moda efímera, se criticó de la masa su predisposición al cambio rápido y a su aprobación ante la lucha de egos de algunos escritores reconocidos. Al fin y al cabo y acorde a las explicaciones de Max, hoy en día también -simbólicamente como mínimo- se producen quemas de libros, equivaliendo de esa forma a la quema de personas -pues se desecha su pensamiento y puntos de vistas por no ser “políticamente correctos”-. Esto se ejemplificó con lo sufrido por Pedro Varela, quien igualmente vio su librería arder. Ya que ‘decir algo que no molesta a nadie es como no decir nada’ según especificó el señor Romano, incidió en lo negativo del abandono de la cultura; “la verdadera derrota viene cuando la gente deja de leer libros” sentenció, antes de pasar a la siguiente película.

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Así pues, ‘1984’, de George Orwell (1956) continuó con el carácter principal de la conferencia, representando una “pesadilla totalitaria” y siendo la [novela/película] más oscura de todas las que creó el autor. En el clip se recalcan frases como ‘Sufres de memoria defectuosa, nunca has querido casarte (…) ¿Tú te consideras a ti mismo un hombre? Tu especie está extinguida. Estás fuera de la Historia’ y en su posterior interpretación se visibilizan los aspectos que habrían ejercido de profecías para el siglo XXI. Entender que hoy en día no acudimos a las fuentes originales cuando se quiere saber de algo -sino que dejamos que otros apliquen sus filtros antes de leer nada- o que la neolengua estipula un acalorado debate gracias al ‘doble pensar’ son algunas de las pinceladas que el señor Romano diseccionó para argumentar su posición, sin obviar ejemplos en los que apoyarse.

En tercer lugar, ‘El Show de Truman’ -de 1988-, se comentó desde la positividad: el clip elegido es casi el final de esa película, en el que se ve cómo el protagonista descubre que su vida ha sido un espectáculo plagado de actores y situaciones premeditadas. Dos frases fueron cruciales para el resumen: ‘¿Cómo es que Truman no se da cuenta de que es un mundo falso?’ y ‘Si Truman quiere irse de ese mundo, nadie se lo puede impedir’. El espíritu natural del Ser Humano, recordó Max, no es sólo de ir más allá, sino de “querer salir y a la vez querer quedarse en el cascarón”, dando así cabida a una lucha interna en la que primaría “querer sobrepasar el mundo organizado”.

La ‘organización de ese mundo’ a veces resulta distópica, o al menos así lo critica la película número 4: ‘Están vivos’, de 1988. La escena escogida se limita a subrayar cómo hay seres -no humanos, cuasi demoníacos- que se camuflan entre la ciudadanía y promueven una serie de vías para favorecer el control mental, como mensajes subliminales que rezan “obedece, no pienses, consume, permanece dormido, cásate y reprodúcete, este es tu dios [refiriéndose a rectángulos de papel que sería el dinero]”. También destaca una señal de radio que repite a la población esas mismas órdenes, simbolizando el poder mediático que nos abruma día tras día, incluso inconscientemente. Max va más allá en su explicación y comparte curiosidades al respecto, como que el director de ‘Están vivos’ no tenía intención de hacer sátira -según declaraciones- pero que se dejaron entrever ciertos aspectos políticos aplicables a la actualidad que hoy encontramos -y están perseguidos por Ley si esos pensamientos se difunden públicamente-.

El número 5 viene seguido de la crítica de ‘La Ola’ (2008), considerada propagandística por la tergiversación de la realidad del experimento en la que estaría basada. Desarrollado éste en América y con un resultado positivo y pacífico, la película se encargaría de enfocarse hacia una criminalización de los valores tradicionales como lo es vestir adecuadamente o mantener una educación o un respeto ante figuras de autoridad; alegando que eso es propio de la extrema derecha. Atacando al fascismo como si fuese lo único que provoca una caída en la bestialidad, llama poderosamente la atención cómo se ha elegido Alemania para el transcurso de la historia, representando la figura del Führer. El señor Romano aquí fija su atención en explicar qué sucedió con dicho experimento para luego ofrecer una comparación desde ‘La Ola’. Asimismo, y sin intención de imponer un gusto ideológico o incluso de maquillar sesgos publicitarios, Max persigue la objetividad en todo momento y ensambla este film con ‘El pan nuestro de cada día’ de 1934. Sin apenas financiación, también acaba con dicha y esperanza; la escena seleccionada es el final de la película y además de extremadamente emotiva, se centra en remarcar la fuerza del trabajo en equipo y su espíritu comunitario. Sin un trasfondo individualista o comunista y condenando la especulación, no pasa desapercibido cómo en los años 30 hay un interés por mostrar la antítesis de ‘los dos bandos’ que supone preferir entre las vías predominantes del momento (comunismo o capitalismo, izquierda o derecha etc).

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Siendo que la Industria del Entretenimiento guarda una influencia tan magnánima que cala en el pensamiento ordinario, las excelentes críticas hacia ‘El laberinto del Fauno’ del 2006 suponen opiniones vacías para el señor Romano y una oda a la manipulación, recordando que la primera escena del clip que acompaña su explicación es un símbolo del franquismo según cree la Sociedad hoy en día: un líder sangriento cuya función es gritar y asesinar por doquier de un modo sádico. A su vez hay un mensaje contra la figura paterna, condenando la reproducción y, en concreto, al esperma. Profundizando más en el análisis de Max, también se trata la cuestión espiritual, pues la protagonista encarna el deseo de buscar la salvación en la oscuridad en vez de la Luz, siendo así un proceso invertido, y cómo hay una iconografía diferente si se compara la portada que se publicó en España con la de Italia; muy revelador.

En octavo lugar y sin soltar el aspecto esotérico, la conferencia continuó con ‘Zardoz’ de 1974 con un aire optimista; pese a que la interpretación más común es que trata la lucha de clases, la perspectiva de Max indica cómo -al mismo tiempo- se está tratando literal y metafóricamente el concepto de muerte y su repercusión en una comunidad, algo que a día de hoy resulta obsesivo y se intenta suplir con tecnología y avances médicos utópicos, aconsejando el transhumanismo.

La parte final de la conferencia dio pie a un sobrio debate, tratando cuestiones sobre el cine español, la figura del héroe del siglo XXI o qué se debería tener en cuenta a la hora de preferir una película para disfrutar; resaltando el cine clásico como algo imprescindible. Incluso se aludió brevemente a la película ‘Adú’, anunciada para el fin de semana tras haberse televisado días atrás la crisis de inmigración en Ceuta y las diversas opiniones que ha dividido a la población civil. ¿Propaganda? ¿Pornografía emocional?

Sin duda, un evento que no puede faltar en estos tiempos de imposición y que a su vez tanto presumen de tolerancia y libertad; grabada y disponible en Internet dentro de un tiempo, Max Romano se despidió amablemente de su público con la humildad que caracteriza a alguien muy autoexigente.