
Causa una profunda sensación de amargura e impotencia cuando por cobardía o por eso que ahora llaman “lo políticamente correcto”, se oculta o desvirtúa de forma intencionada la verdad para, con ello, ofrecer una imagen más amable de la realidad.
Durante estos días de la Semana Santa me dediqué, como otros años, a visionar aquí y allá los distintos canales televisivos por los que se retransmitían los desfiles procesionales de distintas localidades de toda la geografía nacional.
Como siempre, el fervor y la devoción popular se pusieron de manifiesto, llenando calles y plazas para ver el discurrir entre agudos sonidos de clarín y secos redobles de tambor de los distintos pasos e imágenes procesionales que nos relatan la Pasión y Muerte de nuestro Redentor.
Viendo en todas partes aquellas imágenes, me volvió al recuerdo esa pretensión de algunos musulmanes, elevada a Europa a modo de petición, de que se prohíba la celebración de estos actos ya que, al parecer, hieren su sensibilidad religiosa.
No sería a mí a quien se me ocurriría pedir a nadie que en los países de religión musulmana no se permita, cinco veces al día, que los almuédanos suban a los minaretes para entonar sus oraciones y no se me ocurriría por el respeto que me merece cualquier religión, sea o no la que yo profeso. Pero bueno…
Sin embargo, más allá de esta manifiesta falta de respeto por parte de unas personas a las que les hemos abierto las puertas de par en par, pese a que en muchos lugares de la tierra se dedican, de forma inmisericorde, a perseguir a cristianos por el mero hecho de serlo, hay algo que todavía me produce más náuseas y, sobre todo, esa sensación de impotencia a la que me he referido.
Puedo llegar a reconocer que se trata de evitar hurgar en las heridas, algo muy loable, por cierto; sin embargo, la verdad jamás se puede recatar, nos guste o no y le duela a quien le duela. De ahí que a veces sea preferible no hacer comentarios antes de desvirtuar la realidad y caer en la falsa verdad o en la verdad a medias, que es lo mismo.
Me refiero, y lo hago aludiendo a todas las cadenas televisivas y emisoras de radio, a esa costumbre “políticamente correcta” de referir cada vez que tienen que hacer mención de una imagen o de un paso procesional de los que la izquierda y la ultraizquierda quemaron durante la II República, utilizando para ello tiempos verbales reflexivos tales cómo “se quemó”, o simplemente recurriendo a otras formas muy ambiguas como “ardió” o “desapareció”.
Tal parece que, a tenor de la información ofrecida, se produjo una combustión espontánea; el incendio fue consecuencia de un accidente fortuito o, simplemente, la imagen en cuestión bajó de la peana y desapareció de forma voluntaria, perdiéndose su pista para siempre; cuando en realidad se trata de ocultar la sistemática persecución de la izquierda, la ultraizquierda y la masonería a todo lo que oliese a cristiano, llevándose por delante no solo templos e imágenes, sino también sacerdotes y religiosas en una persecución con tintes más sanguinarios que la emprendida por Nerón.
Fue mucho el patrimonio español, entre ellos el malagueño “Cristo de Mena”, que sucumbió pasto de las llamas provocadas por la intransigencia y la intolerancia de aquellos que capitaneaban la “idílica” II República, en especial los que luego formaron el llamado Frente popular; el único responsable de la desgraciada guerra civil en la que nos vimos inmersos y que, a lo que se ve, algunos prefieren no olvidar tratando de ganarla ahora en los despachos.
En cualquier caso, creo que la verdad, por muy cruda que sea, por muy “políticamente incorrecta” que pueda resultar, no se puede ni se debe recatar, ni ahora ni nunca.
Eugenio Fernández Barallobre
Autor

-
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.
Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.
Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.
Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.
Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022
Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)
"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)
"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)
"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).
"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).
"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).
Otras publicaciones:
"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)
"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).
"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).
"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).
"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
"En el silencio de la noche. Relatos Relatos frente al fuego" (SND Editores 2024)
Últimas entradas
Actualidad24/04/2025La verdad no se puede recatar. Por Eugenio Fernández Barallobre
Actualidad14/04/2025La Semana Santa coruñesa de 1959. Por Eugenio Fernández Barallobre
Cultura11/04/2025La Semana Santa coruñesa de 1931. Por Eugenio Fernández Barallobre
Actualidad10/04/2025Suceso con menas en Melilla: Cuando la violencia tiene recompensa. Por Eugenio Fernández Barallobre