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No ha sido imprevisión, ni negligencia, ni irresponsabilidad, ni siquiera estupidez, no, aunque pueda adivinarse mucho de todo ello, lo que ha sido en realidad, lo que han cometido el Gobierno y sus cómplices ha sido un crimen de lesa patria.
Crimen de lesa patria que, hasta el momento, ha causado ya más de dos mil muertos; decenas de miles de infectados no pocos de los cuales están sentenciados a muerte; el ilegal, vergonzoso, inexplicable, intolerable y, a la vista de los resultados, desproporcionando e ineficaz confinamiento domiciliario por la fuerza de toda una nación; el descrédito de la practica totalidad de nuestras ya de por sí desacreditadas instituciones, desde la patética Corona, hasta las judiciales, militares y, claro, sobre todo la de los partidos políticos de toda clase y condición, sin hablar de ese engendro autonómico, ninguna de las cuales ha estado ni por asomo a la altura de las circunstancias cuando debieron, o sea, antes, no ahora ni después; y, en breve, la ruina económica cuyos males, por la paralización de prácticamente toda actividad productiva y comercial, no va a tardar en sufrirse y que, no lo duden, pagarán, como siempre, los más débiles.
Crimen de lesa patria porque, también, por mor de una jerarquía eclesiástica cobarde, mundanizada, que ni cree ni tiene fe, nos priva a los católicos del pan verdadero de vida eterna diario sin el cual se debilitan nuestras almas y a los que aún no se rinden a la gracia de Dios les impide encontrar aquí, en este mundo, a Quien un día verán cara a cara en el juicio inapelable por el que todos hemos de pasar.
Crimen de lesa patria el de estos dos mayúsculos infames, Sánchez e Iglesias, así como el de la caterva de malditos que les rodean, y el de los idiotas que les votan, que el pueblo soberano, si es que lo somos de verdad, los españoles de orden, trabajadores, decentes y honrados debemos hacerles pagar caro, muy caro, tan caro como su culpa, sin piedad, tan caro como el precio que estamos y vamos a pagar nosotros.
Y también a esa hoy oposición estúpida, pepera, que lleva décadas haciendo de mamporreros de sociatas y comunistas, de secesionistas traidores y villanos, y de otras gentes de mal vivir, que han anidado en España cual plaga endémica peor que el de la pandemia que ahora nos azota inmisericorde.
Debemos reaccionar ya, no debemos conformarnos ni someternos a ser llevados al matadero cual borregos. Los españoles debemos ponernos en pie, recuperar nuestra raza, nuestro ardor y valentía y alzarnos contra los que nos asesinan, arruinan y destruyen, mientras ellos se van de rositas una y otra vez. Como ven, de lo contrario nos va incluso la vida en ello, así que, pues si hay que morir, que sea de pie, con las botas puestas, no podemos resignarnos a que nuestros hijos y nietos hereden una España convertida en un erial, sin orden, sin ley, sin libertad, sin dignidad que es lo que los citados, todos ellos, están consiguiendo.
No, no ha sido imprevisión, ni negligencia, ni irresponsabilidad, ni siquiera estupidez, no, lo que han cometido es un atroz crimen de lesa patria.
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