21/11/2024 11:49
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Entrevistamos a  Óscar Rivas, autor del libro y Director de Comunicación y Relaciones Institucionales de la Fundación Educatio Servanda.

«Dios es la caña. No exagero, de verdad que es la caña. Tú te propones llevar a cabo un proyecto y cuando quieres darte cuenta Él ya te ha sumergido en otro que nada tiene que ver con tu idea original. Ha cambiado por completo tu hoja de ruta, y ni siquiera has sido consciente de ello. Y en el caso de que lo seas, no quieres evitarlo. ¿Por qué? Porque Él conoce mejor que tú lo que es bueno para ti. Si sabes de qué hablo, no te costará entenderme. Pues bien, así surgió este libro». De este modo comienza su introducción Óscar Rivas en esta obra que recoge testimonios de familias, profesores y alumnos de los colegios Juan Pablo II.

Testimonios de vida y de conversión, donde sonrisas y lágrimas se alternan casi sin quererlo. Vidas reales con nombres reales que despiertan ternura, afecto y compasión. Imposible no emocionarse con ellas.

¿Por qué el título Misión de audaces?

Bueno, creo que en cuanto te adentras en su lectura, enseguida comprendes el sentido del título. Los protagonistas desnudan sus vidas. A través de sus testimonios nos abren su corazón. Lo ponen sobre la mesa y nos lo entregan para que entendamos que cuando el Señor entra en nuestra vida la cambia por completo. Y además no se ocultan detrás de un pseudónimo —lo cual sería legítimo— sino que ponen nombres y apellidos. Hay que ser muy audaz para obrar así. Ellos lo son. Es un libro escrito, no solo a pecho descubierto, sino a corazón abierto.

¿Por qué misión?

Porque cuando conocen al Señor se dan cuenta de que no pueden permanecer ajenos a ese tesoro que acaban de recibir. No pueden fingir que no ha ocurrido nada. De hecho, no quieren hacerlo. A partir de ese instante, sienten la necesidad de dar a conocer la Buena Nueva; el deber de comunicar que Él está vivo, de explicarnos que lo único que tenemos que hacer es ir a su encuentro, pues Él nos espera con los brazos abiertos. En un mundo tan ajeno a Dios como el que vivimos, la suya es una misión solo apta para audaces. “Él espera que haga lo que estoy haciendo –nos dice Eugenio, uno de los testimonios– que cuente que le conozco… que cuente que soy su amigo”. Sus testimonios alientan nuestra esperanza.

¿Por qué decidió escribirlo?

Eso es lo más curioso, que cada vez tengo más claro que no fui yo quien lo decidió. Lo explico en el prólogo. Una mañana fui a hablar con Juan Carlos Corvera, presidente de Educatio Servanda, para proponerle un proyecto sobre educación. Fue entonces cuando me asaltó la idea de escribir un libro que explicara lo que sucede en el día a día de Educatio Servanda, en el día a día de los colegios Juan Pablo II: hijos que evangelizan a los padres, padres que hacen la primera Comunión junto a sus hijos, que se bautizan, o que se confirman con los alumnos, familias rotas que se recomponen cuando Dios hace acto de presencia en el hogar… Es que es una pasada, de verdad. Hasta aquella mañana ni se me había pasado por la cabeza. Luego, antes de emprender el proyecto hubo que encomendarlo, queríamos tener la certeza de que hacíamos lo correcto.

Pero que nadie crea que somos especiales. Simplemente, nos limitamos a dejar que el Señor actúe en libertad, que se sienta verdaderamente libre para hacer lo que estime oportuno. Y, que conste que no es falsa modestia. Cuando lo dejas hacer, los frutos se multiplican. Porque Dios, —no me canso de repetirlo– es la caña. Él entra en tu vida y lo que viene después es un enigma. Carga con tu mochila, a menudo muy pesada, y te dice: ¡Sígueme! ¿Y entonces, qué haces? Te dejas guiar. En este sentido, Misión de audaces ha sido un permanente dejarse guiar.

¿Te resultó difícil?

Más de lo que pensaba. Yo creía que bastaría con echar unos cuantos ratos, que Dios me perdone. Pronto me di cuenta de que no sería tan sencillo. Lo primero era elegir los testimonios adecuados. Después, que los “elegidos” quisieran ponerlo negro sobre blanco… Desde el primer testimonio constaté que la responsabilidad era enorme. Conocía a algunos de los protagonistas, pero a otros solo de oídas. El primer contacto había sido telefónico. A pesar de lo cual depositaban toda su confianza, no tanto en mí, como en la Fundación Educatio Servanda. Tenía que estar a la altura.

Tampoco podía conformarme con tocar de forma tangencial una serie de vidas. Había que profundizar al máximo en cada una de ellas para dar a conocer con exactitud lo que había significado su encuentro con Dios. Fueron largas horas de conversaciones. Cuando se lo comentaba al padre Ángel –quien lea el libro comprenderá el papel decisivo que ocupa en esta misión de audaces– él me respondía riendo: ¡estás loco! En ese transit me ocurrió de todo. De verdad, de todo, esto lo sabe muy poca gente. A tal extremo que llegué a pensar que nunca lo escribiría. Sin embargo, cuantos más obstáculos surgían, más claro tenía que podía hacer bien a la gente. Hasta que caí enfermo. Todo un mes. Apenas tenía fuerzas para levantarme, pero yo pensaba: quienes me han confiado sus historias merecen, al menos, que sean publicadas.

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¿Por qué vio oportuno recopilar testimonios de profesores, familias y alumnos de los colegios Juan Pablo II?

Porque todos ellos conforman nuestra misión educativa. Misión de audaces sería una obra incompleta si no estuvieran presentes. Los profesores son pieza clave en el proyecto de Educatio Servanda. En su calidad de católicos dan testimonio de vida. Su ejemplo acompaña a los estudiantes durante su recorrido académico. Estos crecen con aquellos y aquellos crecen con estos. Fueron llamados para hacer lo que hacen y responden cada día a esa llamada.

Los alumnos presentes en el libro, que son unos cuantos, refieren la huella indeleble que los profesores han dejado en su configuración vital. Fíjate en el caso de Sofía, no quiero hacer spoiler, pero su transformación interior pone los pelos de punta, para bien, claro. A Sergio, una frase precisa en un momento oportuno, le rescató del abismo, y mírale hoy. ¿Qué decirte de Marcos? Tras haber terminado el colegio, en un momento crítico volvió en busca de un profesor porque necesitaba ayuda, y vaya con lo que se encontró. O Guillermo, su periplo es una lección de vida. Como la de Miguel Ángel, hoy futbolista de éxito.

En cuanto a las familias, nos legan su más precioso tesoro, sus hijos, para que les ayudemos en su educación. Se lo merecen todo. Su participación en la vida de nuestros centros no es que sea importante, es imprescindible. Creo que el libro dibuja el paisaje de las múltiples realidades que conviven en nuestros centros.

Llama la atención que todos son testimonios de seglares.

La nuestra es una fundación laica, pero nuestro recorrido sería inexplicable sin el acompañamiento de nuestros capellanes. La extraordinaria labor que desarrollan, se deja ver en el libro con absoluta nitidez. Definen la identidad de Educatio Servanda y sus obras. Somos diocesanos. Para que haya un colegio Juan Pablo II ha de ser conditio sine qua non que su obispo forme parte del patronato de la fundación correspondiente a esa diócesis. Todos y cada uno de nuestros capellanes son designados por los obispos, y le puedo asegurar que la fórmula funciona. Sin el trabajo pastoral que desarrollan, incansable, Educatio Servanda, sus obras, no serían lo que son. Hace unos días se confirmaron veinte alumnos que han cursado sus estudios en uno de nuestros centros de FP, y eso que los estudiantes apenas están dos años con nosotros. Todo gracias a su capellán. Es solo un ejemplo. Ponga un buen sacerdote en su vida; con toda seguridad, la mejorará. Ese es mi consejo para todos. Misión de audaces es solo una muestra.

No solo son simples testimonios, usted los llama milagros. ¿Por qué?

Tú, que has leído el libro, me confesabas antes de empezar esta entrevista que te ha impactado. Desde que lo publicamos, hemos podido visualizar sus frutos. Personas a las que no conocía me llamaban para darnos las gracias, reconocían estar emocionadas con las historias. Para que te hagas una idea: al día siguiente de la presentación, un amigo de uno de los testimonios, antiguo alumno, estudiante universitario, reconocía en un audio de móvil que se había pasado la noche leyendo Misión de audaces. Decía estar perdido. A los pocos días solicitó recibir catequesis, y ahí sigue. Lo veo de vez en cuando por el colegio y está entusiasmado. Una joven madre del colegio me decía: ahora sé que mi vida puede cambiar por completo. Y ahí está, recibiendo la catequesis de confirmación junto con su marido… Te podría contar muchas historias como estas.

¿Por qué impacta tanto su lectura?

Porque lo que sucede en sus páginas sería imposible que sucediera en base a una interpretación terrenal o mundana. Su transformación es radical. Dios está ahí, y los que lo vivimos lo sabemos. Él es el gran protagonista del libro. El protagonista absoluto. Los demás somos instrumentos a su servicio. Es verdad que Misión de audaces está cambiando vidas, así nos lo dicen los lectores. Pero es Dios quien las cambia, no nosotros. Es milagroso.

¿Cuál es el denominador común de estos testimonios?

Todos los actores que intervienen son personas de nuestro tiempo, que viven y piensan como personas de nuestro tiempo. O, mejor dicho, que sufren y arrastran las cadenas que impone el “mundanismo”. La joven Sofía vive en un hogar roto, sufre mucho y su familia está desestructurada, comparten casa, nada más. Ana se extraña de que haya gente que va a misa los domingos, en lugar de ir al gimnasio. A Rosa, son sus hijos quienes le enseñan a rezar. Se trata de familias que matriculan a sus hijos en nuestros colegios porque les convence nuestra calidad educativa, porque comparten nuestro ideario, o sencillamente porque viven cerca del colegio. Pero todas son ajenas a una vida de fe. Con frecuencia, las pasiones desordenadas campan a sus anchas y la cultura de la muerte anega su existencia. Ésta se muestra omnipresente, Por eso, todo lo que se recauda con el libro va destinado a “40 Días por la Vida” una asociación católica integrada con jóvenes que rezan en los abortorios.

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¿Cómo influye en ellos la labor de la Fundación Educatio Servanda?

Pues, a la luz de los testimonios, parece que algo tenemos que ver, aunque —insisto— es el Señor el que hace y deshace. Dicho esto, en mi opinión el libro resume aquellos rasgos que, a nuestro modo de ver, han de definir a la escuela católica: radicalidad, testimonio y apostolado.

Radical, en el sentido etimológico del término, esto es, raíz. ¿Cuál es la raíz en una escuela católica? Jesucristo, por supuesto. Todos y cada uno de los testimonios resultan indiscutiblemente radicales, tanto como lo ha sido la transformación que se ha producido en sus vidas. Además, dan testimonio de ese cambio interior, que nace de su conocimiento de Dios, y deciden convertirse en apóstoles, en el sentido de misión a la que me refería al principio. Juan Pablo II, patrón de todos nuestros centros y a quien tanto debemos, destacaba que la escuela católica ha de consistir en comunicar a Cristo, en ayudar a Cristo se forme en la vida de los demás. Esta frase sintetiza no solo lo que hacemos sino también, y sobre todo, lo que somos.

¿Cómo se ha dejado sorprender por Dios al hacer este trabajo, que ha superado con creces la idea original?

Pues si te soy sincero, me ha sobrepasado. Y creo que a los amigos que han dado su testimonio también. A medida que el libro cuajaba, veía claro que podía hacer mucho bien. La primera edición se agotó en quince días. Durante varias semanas, ha estado entre los libros religiosos más vendidos. Y eso, no te lo voy a negar, siempre gusta. Pero lo que te sobrepasa, como te señalaba anteriormente, es el eco que encuentra entre los lectores y que los propios lectores te trasladan. Es que son muchos, de verdad, los que te dicen que se sienten esperanzados tras su lectura, que se dan cuenta de que, si escuchan a Dios, su vida y la de sus familias puede cambiar de forma radical. Una amiga me decía hace algunas semanas que su madre había comprado un ejemplar para cada uno de sus hijos ¡y son siete! Mola escuchar este tipo de cosas ¿Qué lo ha hecho posible? ¿La excelsa generosidad de los testimonios? Sin duda. Pregunté mucho y nunca recibí una callada por respuesta. Como has podido comprobar, no me he limitado a ser una voz en off que escucha. Me he metido de lleno en la película, he llorado y he reído con ellos. Pero no hemos sido nosotros sino Dios el que lo está haciendo posible. Es su obra y son sus frutos.

Y, para finalizar, ¿dónde se puede encontrar el libro?

Pues en los canales habituales: en la propia editorial, librería San Pablo, Amazon, FNAC, Casa del Libro…

https://www.fnac.es/a9202399/Oscar-Rivas-Mision-de-audaces

https://www.casadellibro.com/libro-mision-de-audaces-testimonios-y-milagros-de-hoy-en-dia/9788419349019/12987284

https://www.amazon.es/Misi%C3%B3n-audaces-%C3%93scar-Rivas/dp/8419349011/ref=sr_1_2?

crid=I1UHXQKJ9X1Y&keywords=mision+de+audaces&qid=1687437944&sprefix=%2Caps%2C66&sr=8-2

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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