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Desde Zapatero, el Partido Socialista dio un giro en cuanto a sus postulados, entregando el alma y el espíritu de ese partido al diseño globalista que significa la destrucción de la soberanía del Estado español y hacer el caldo de cultivo a los planes de los grandes poderes ocultos transnacionales de tipo financiero. Es decir, favorecer más aún la acumulación de riqueza en pocas manos.

Esas manos que están fuera del control de los ciudadanos y de los países clásicos de naturaleza histórica. Es decir, para entendernos, para ejercitar las poses de progresía sin progreso, de izquierda sin defensa de los ciudadanos y de guiar toda la acción política hacia estructuras judeo-masónicas (sí digo bien, judeo-masónicas); las mismas que hicieron posible la desmembración y fragmentación de Hispano-América, del conglomerado civilizador hispano bajo el signo del catolicismo.

De la misma manera, ahora se desarrolla el plan de destrucción de la España que conocíamos. El mismo proceso de demolición que entregó la economía próspera de los virreinatos americanos basados en la fortaleza y la unidad, con una moneda que era como hoy el dólar: el real de a ocho; una divisa internacional marco para las transacciones comerciales, favoreciendo a Inglaterra.

Fue la hacienda inglesa la beneficiaria del complot, arrasando la balanza de pagos los países de ultramar hispanoamericana. Este fenómeno de parasitación produjo un efecto paradójico visto desde el ángulo actual, y de eso saben mucho los catalanes. Al abolirse los aranceles que protegían la industria textil catalana, los catalanes perdieron los mercados de ultramar, lo que dio lugar a un enorme enfado que dio origen al actual nacionalismo. Y estos son los que critican a Trump.

Ahí empezó el declive y la autodestrucción de España. Y en eso estamos. Y en ello está el Partido de Zapatero. Este ínclito está haciendo sus negocios particulares en tierras de tiranía bolivariana. Tendrá que explicar el porqué de sus incesantes viajes a Venezuela.

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Sánchez no es mejor que Zapatero. Su régimen huele a azufre. No sabemos, aunque podemos imaginarnos, por qué tanta inclinación hacia algunas fundaciones internacionales, como la de Bill Gates, o sus amistades inconfesables con Soros. Lo que sí sabemos es algunas de sus alianzas, por ejemplo su afinidad hacia el partido de Otegui y compañía. Ya saben aquello de que dime con quién andas y te diré quién eres. O hacia el partido de Rufián. O Compromís u otros aparatos de la izquierda mundialista.

Hasta el lehendakari está preocupado, pues se huelen que algo se está cociendo con Podemos y Bildu de cara al postelectoral del País Vasco, y que Sánchez cada vez que dice una frase la pervierte y la convierte en falsedad. Y hacen bien en no fiarse, pues puede derivar en un PNV cornudo y apaleado con la fórmula navarra.

Ahora en Navarra está el contubernio formado por Socialistas, Geroa-Bai, Bildu y Podemos, gobernando ilegítimamente la Comunidad Foral, pues la coalición Navarra Suma fue la más votada. Pero van dando muchos giros a la tuerca de modificación de estructuras culturales para forzar políticas de adoctrinamiento escolar, modificación cognitiva de los navarros y ocupación de todo lo que aboque a una modelación de las masas, con el fin de realizar el mismo proceso que se hizo en las Vascongadas de aquellos años de la década de los ochenta. Por ejemplo en Alava, provincia que no tenía más del 5 % de población euskaldun antes del proceso autonómico, sin apenas presencia nacionalista. Ese territorio hoy es mayoritariamente indiferente a la hispanidad gracias al proceso de transformación cognitiva de las masas que hoy respiran los mitos y falsedades del nacionalismo imperante. Y merced a una inmersión lingüística avasalladora y del filtro que se hizo al profesorado, expulsando al que existía y provocando una diáspora de la que apenas se habla en la actualidad ─no sea que la gente se dé cuenta del proceso de amoldamiento alienación de la sociedad a unos nuevos paradigmas creados bajo el síndrome del miedo y con el olor a la pólvora de ETA-.

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Inicialmente la idea del PNV era utilizar a las ikastolas en proceso de crecimiento vertiginoso gracias a los dineros insuflados con el método que ahora se emplea en territorio francés, pues era un vehículo perfecto para crear el caldo de cultivo cultural que llevara a lo que ha sido y es fácilmente comprobable, que es que el cambio de cosmovisión de las gentes ha hecho crecer el nicho abertzale hasta lo indecible. Aquel proyecto se quedó en aguas de borrajas cuando el Tribunal Constitucional era verdaderamente Tribunal y no un parapeto del Gobierno. El plan EIKE de sustitución de la red pública por otra creada ex novo con las ikastolas quedó en dique seco. El asesinado por ETA, Fernando Buesa, buscó un pacto escolar que pacificara a los sectores enfrentados, creando sin quererlo las bases de la ikastolización generalizada del sistema. Y así estamos hoy en el punto en el que nos encontramos.

Pues bien, en eso se andan ahora los caballos de Troya en Navarra, y con el tiempo lo lograrán, gracias a la incapacidad de los partidos políticos y fuerzas operativas navarras; a la indiferencia ciudadana y a un partido traidor, el Socialista de Sánchez, entregado a la labor de ruptura de la soberanía nacional. En Cataluña, en Valencia, en Baleares, en Navarra y en el País Vasco está claramente representada la idea.

 

Autor

Ernesto Ladrón de Guevara