Los golpes de estado ya no se dan en los cuarteles, con ruido de sables, ahora se dan con el hipotético respaldo de las urnas. Cuando a través de un proceso democrático llegan al poder, lo utilizan para destruir el mismo sistema político que les ha permitido llegar al gobierno. Desmontan el sistema ocupando y usurpando las instituciones, las empresas estratégicas para sus objetivos y ponen en marcha todas las acciones pertinentes para eliminar la separación de poderes, siendo propósito fundamental la anulación del Poder Judicial.
Esto es lo que está pasando en España, en silencio, sin que nos demos cuenta. Hay que considerar el alto grado de narcotización que padece la sociedad española alimentada por los medios de comunicación y la propaganda del pensamiento único. Lo más gordo, todo ello en nombre de la democracia.
A nivel mundial está pasando algo parecido. El Nuevo Orden Mundial fue una expresión que se acuñó después de la primera guerra mundial. Con ese nuevo concepto se pretendía evitar que volviera a haber otro desastre similar, pero el intento fue un fracaso ya que en poco tiempo se inició la segunda guerra mundial. Al finalizar, bajo ese mismo término de Nuevo Orden Mundial (en adelante NOM) se constituyó La Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Aunque inicialmente el NOM estaba impregnado de buenas intenciones para conseguir la unión de los pueblos y, así, conseguir la paz, lo cierto es que ese propósito se ha ido prostituyendo y actualmente la ONU está muy lejos de esos propósitos.
Hoy es una organización internacional que está siendo utilizada como plataforma de las grandes fortunas para ampliar desmesuradamente su poder sobre el mundo.
La tan cacareada agenda 2030 propugnada por la ONU y admitida por una amplia mayoría de los gobiernos, es una prueba fehaciente de cómo se está utilizando esa organización y, sobre todo, para qué se está utilizando.
La agenda 2030 es expresión directa de las grandes líneas que persigue el NOM:
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Destrucción de la familia como unidad fundamental de la sociedad. Destruyendo la familia destruyes el núcleo donde se transmiten los principios y valores que se contraponen al NOM. Las herramientas de las que se están sirviendo para aniquilar estos valores y principios son: la ideología de género, el feminismo radical, los matrimonios del mismo sexo, la ideología LGTBI, etc.
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Crear en el hombre y en la sociedad en su conjunto un sentimiento de culpa para que sean más dóciles y manejables. Cambio climático.
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Cultura de la muerte: aborto, eutanasia y pena de muerte. Con esto están despojando al hombre del principio que le define como persona: LA DIGNIDAD.
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Adoctrinamiento en la educación escolar y universitaria para inculcar a los estudiantes los conceptos enumerados anteriormente.
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Utilización de un lenguaje con vocablos nuevos que sirven para reforzar los conceptos que quieren imponer y, a la vez, son un elemento descalificatorio de quienes no estén alineados con este pensamiento único: sostenible, igualitario, inclusivo, globalista, diverso, conspiranoico, facha, fascista, homófobo, xenófobo, machista, intolerante, etc.
Está claro que los peores enemigos que se pueden encontrar para cumplir sus planes son las personas, instituciones y organizaciones que defienden justo todo lo contrario. En este cesto entran todos los que defienden a la familia, al matrimonio como unión de hombre y mujer, la existencia de sólo dos sexos, a la dignidad de la persona poniendo en primer término la defensa de la vida, el bien común, la subsidiaridad y la solidaridad.
Obviamente, la institución que defiende todos estos principios y valores es la Iglesia Católica, por eso está siendo atacada y perseguida continuamente.
Para descalificar a cualquiera que defienda estos valores, han acuñado el término ULTRADERECHA.
Consultando diversa documentación relativa al concepto de ultraderecha, encuentro los siguientes rasgos: “Presentan aspectos xenófobos, racistas, homófobos, machistas, teocráticos o reaccionarios. Puede conducir a la opresión, la violencia política, la limpieza étnica o el genocidio”.
“La ultraderecha es aquella derecha hostil hacia la democracia”.
Voy a referirme a España, que es donde vivimos. Sánchez tiene dos comodines: Franco y la ultraderecha.
Que tengo que desviar la atención de todas las barbaridades que estoy haciendo o de la corrupción que me rodea sin límites, pues ultrajo la tumba de Franco o me pongo a celebrar sin denuedo actos conmemorativos de su muerte.
Que tengo un peregrino intento de agresión en Paiporta, es la ultraderecha organizada que ha planificado un atentado contra el presidente. Para ser organizada es una ultraderecha muy pobretona, porque mira que planificar un atentado con un palo de escoba, tiene su aquel.
Que gran parte de mi familia y personas relevantes de mi gobierno y del PSOE están encausadas en procesos judiciales, pues tiro del comodín de la ultraderecha y con toda la alevosía del mundo ataco a los jueces y les acuso de ser una organización de ultraderecha que persigue al presidente y los suyos.
El concepto de ultraderecha lo utiliza absolutamente para todo. Desde el mismo momento en que alguien disiente de lo que dice o hace, automáticamente es de ultraderecha.
Hay que reconocer que este comodín lo ha utilizado muy bien en los procesos electorales: Cuidado si no me votáis a mí corréis el peligro de que venga la ultraderecha. Habría que ver, si la sociedad no estuviera anestesiada por los medios, cuántos votos se hubiera llevado.
Además, como siempre, miente y califica de ultraderecha a quien no lo es. A tenor de las características que se enumeran en la documentación que he comentado anteriormente en relación con el término ultraderecha, no parece que VOX cumpla ninguna de ellas.
VOX no es ultraderecha
Es un partido que respeta la Constitución, el ordenamiento jurídico y las reglas del sistema democrático. Nunca ha cometido infracción alguna contra el orden establecido. Si lo hubiera hecho habría salido en todos los medios.
Si analizamos su último programa electoral, no hay absolutamente nada que pueda relacionarle con la ultraderecha. Obviamente está en contra de muchas de las actuaciones de este gobierno, pero eso, en absoluto, le sitúa en la ultraderecha. Estar en contra de las aberraciones que está cometiendo el gobierno no es de ultraderecha, es, simplemente, de sentido común.
Entre los partidos políticos que están representados en el Congreso no hay ninguno que pueda enmarcarse en la ultraderecha. Sin embargo, hay varios que si son de ultraizquierda como Podemos, Mas y Bildu; todos de ideología comunista y, por tanto, condenados por la Resolución del Parlamento Europeo de 2 de abril de 2009. Ahí están.
Una vez más, Sánchez en lugar de gobernar se dedica a desparramar sobre sus adversarios toda la porquería que fabrica él, pero lo malo es que, mientras tanto, sigue avanzando en su deriva totalitaria y aquí casi todos callados… Aunque hay indicios de un despertar.
José Ignacio Echegaray
Colaborador de Enraizados
Autor
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Muy buen artículo. Al descristianizar las sociedades son más manipulables por la retórica revolucionaria que conduce a la tiranía por la envidia y el hedonismo en las personas de bajo nivel cultural que son los esbirros del mañana y de donde saldrá la élite privilegiada en esos regímenes que tienen todo mientras reinan sobre un pueblo menesteroso.