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Si la situación de Andalucía va a merecer varios textos, la situación de Murcia y su hermana y rival Cartagena, da para un tomo.
Ambas ciudades, en su línea de rivalidad, han escrito sendas historias de vodevil para los anales de la política con los cargos electos de VOX como involuntarios protagonistas bajo el guion excelso de nuestros conocidos hombres de negro.
Murcia era de VOX. La sociedad murciana era y es, de natural, de derechas. La sensatez del huertano. Los pies, en la tierra.
Una provincia pepera que el mal hacer del PP había dilapidado y que estaba dispuesta a dar una oportunidad a VOX. A VOX sí, pero no a la política creativa de los Hermanos Marx.
Ya les adelanto que los monos con metralleta han conseguido situaciones nunca vistas en la política española -y mira que hemos visto tránsfugas, líos y hasta bolsos en vez de presidentes- y han explorado terrenos ignotos en la legislación municipal y autonómica.
Narro. Para variar, las nefastas decisiones de los hombres de negro y sus jefes han generado injusticias y arbitrariedades en la gestión de Murcia. Y el Comité de Garantías, que es ese lugar donde se dirimen las diferencias o irregularidades dentro de los partidos –lo de lavar la ropa dentro de casa, ya saben- en vez de expedientar a los causantes del problema, que para más pistas, van de negro, se ve empujado por corporativismo de siglas, a secundar la faena y repartir expulsiones como churros en churrería de barrio. A destajo y a demanda.
En vista de que las decisiones internas no eran ecuánimes, la ropa se ha lavado fuera porque los afectados han recurrido a los tribunales. Y tenemos la ropa en el tendal para regocijo de los enemigos de VOX, que son muchos y muy malos, y para lamento de los votantes, que esperan más sensatez del partido que viene a salvarnos de la política corrupta… con la política creativa.
En el caso de la cámara autonómica, después de que VOX expulsara de sus filas a tres de sus cuatro diputados por motivos inexplicables, los de VOX se encontraron con que la titularidad del Grupo Parlamentario VOX era de los tres expulsados y que el que se iba al Grupo Mixto era el que seguía en VOX. Para que me entiendan, en Murcia representan a VOX lo que no están en VOX y el de VOX no está en el Grupo Parlamentario VOX.
Durante toda la jugada de pegarse un tiro en el pie que fue la expulsión de los cargos, andaba echando gasolina al fuego un tipo altiricón que se había nombrado presidente de VOX de Murcia y que imitaba las bobadas de Ortega Smith –“las ratas cobardes no volverán a VOX”, y tal- pero sin la originalidad que le da cierta gracia al Secretario General pluriempleado.
La situación final es que, tras la moción de censura fallida de Ciudadanos contra el PP, una Diputada de VOX que no es de VOX, es Consejera de Educación de VOX en el Gobierno de la Región de Murcia, posiblemente sin quererlo VOX.
Lo lógico, si las cosas se hicieran con cabeza, hubiera sido que esa Diputada, Consejera o no, fuera de VOX siendo de VOX.
Segundo caso que ha escrito estos días su penúltimo acto.
Concejal de Cartagena. Es expulsado del partido, por lo que deja de estar adscrito al grupo VOX, que tiene dos concejales, y va al Grupo Mixto. Y en el Grupo Mixto se encuentra con la otra concejala de VOX, que al ser una y resultar necesario un mínimo de dos concejales para tener Grupo Municipal, ha pasado al Grupo Mixto también. Acaba de salir una sentencia en la que se anula la expulsión, por lo que el concejal es de nuevo de VOX. Y hay de nuevo Grupo Municipal. El “exexpulsado” y la “exmixta” vuelven, en amor y compañía, a ser el Grupo Municipal de VOX en Cartagena por lo que ambos transitarán de un lado al otro del Consistorio con sus ordenadores y sus bolígrafos, juntos pero no revueltos, ya que el “exexpulsado” es de VOX, pero no consta que sea de VOX. O no creo que tenga ganas de ser de VOX aunque el Juez haya dicho que es de VOX y él haya pleiteado por ser de VOX.
Si no entienden nada no se preocupen, que nos pasa a muchos.
Preocúpense de no ver rodar cabezas de responsables, porque hasta que VOX no adquiera, o recupere, la capacidad de aunar voluntades, vamos de culo, cuesta abajo y sin frenos.
No hace falta ser Casandra para vaticinar que todo esto lastra el resultado en elecciones. Y que el murciano que votó a VOX porque con el PP se sintió traicionado, después de lo visto dirá que más vale apaleado que “apaleado y con la cara de tonto que se me ha quedado”.
Porque, en realidad, no tiene ni idea de si ha votado a VOX, o no ha votado a VOX, cuando votó a VOX.
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