07/10/2024 09:22
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En Junio de 2020 veía la luz esta reflexión y, como tantas otras, contribuía si no a apagar por unos instantes el incendio interior provocado por la criminal política del gobierno del traidor Sánchez, sí, al menos, colaboraba a sofocar en cierta medida la personal magnitud del siniestro.

Desdichadamente continua el proceso de felonía y descomposición de España, el calor del fuego se va haciendo insoportable, incluso,  se notan, se observan en el ambiente Nacional como las primeras cenizas producidas por la combustión del Preámbulo Constitucional se van depositando en el calcinado y yermo solar español.

Antes de reproducir el texto de la aludida reflexión, solo queda añadir que los artrópodos, más concretamente, los dípteros, las moscas socialistas y los tábanos comunistas, con su molesto e irritante zumbido provocado por el batir incesante de sus alas antes de dar buena cuenta de su víctima, se han transformado en una heterogénea turbamulta de buitres carroñeros procedentes de diversos lugares de la geografía española,  que se reconocen por sus nombres, títulos y actividades, Quebrantahuesos, Buitre Negro, Buitre Leonado y Alimoche Común que se corresponden con los etarras y proetarras, comunistas, socialistas e independentistas.

Ante esta mesa de Heliogábalos ávidos del festín anticonstitucional, con el ánimo de no dejar más que el esqueleto irreconocible de la conciliadora Constitución del 78, de apresurados felones que quieren  terminar cuanto antes con la orgía de la pantagruélica comilona (indultos para los golpistas y acercamiento y excarcelamiento de asesinos etarras) para evitar posibles reacciones constitucionales, de impulsores y cooperadores necesarios para derribar la monarquía y neutralizar el Poder Judicial, pregunto, ¿Quién nos queda para impedir la repugnante gula de estas alimañas? ¡Quizá! la Fuerza, ¡Quizá! la urna, o aquellos que aceptan las llamadas al perdón de los delincuentes emanadas de los envilecidos obispos catalanes, de la Conferencia Episcopal, del presidente de los empresarios, de la ministra de Defensa (probable nueva titular del ministerio del Interior) e incondicionales sin dignidad de su ministerio, o de los que se abrazan a la cobardía de asumir la predicada tolerancia del “execrable”, bolivariano y guerracivilista, Zapatero; actualmente el progreso, estabilidad y concordia de la  sociedad española no dependen de las llamadas a la oración ni de las plegarias de los equivocados y pasivos ciudadanos, carentes de energía, valor,  dignidad profesional, patriotismo y clara visión del  futuro de sus hijos y nietos. 

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Sin más comentarios, la reflexión decía: 

La entomología forense es la ciencia que estudia los artrópodos encontrados en un cadáver con el fin de concluir la fecha, el lugar de la muerte, así como determinar las circunstancias que esclarezcan los aspectos relacionados con el deceso.

Existen variedad de especies de insectos que colonizan  el cadáver para alimentarse de él, acudiendo al olor de los gases que se desprenden en el proceso de degradación.

Pero, no solo el asalto al cadáver se produce cuando el cuerpo ha dejado de existir; en algunos casos, cuando las previsiones del óbito se consideran ciertas e inequívocas, los insectos, las alimañas hacen de las suyas, y realizan la puesta de los huevos, o incluso, depositan larvas vivas en los cuerpos agonizantes.

 

Partiendo de la idea, de la opinión, de la incontestable realidad, de que la vida política de España es un laberinto que no tiene más hilo de Ariadna que la acción; ejercicio que durante lustros se ha reservado en  exclusividad a  la erosiva izquierda socialista del “execrable” Zapatero, para continuar, en ausencia de reacción alguna, con la ansiada persecución y la posterior y vengativa explotación de éxito del gobierno formado por los declarados enemigos de España, lo que se ha denominado, gobierno “Frankenstein”, conglomerado de siniestros partidos políticos, cuyo único deseo y objetivo es acabar con el Régimen Constitucional y con el espíritu de pacto y consenso de la Transición, canjeando el progreso y la paz social de la Nación por modelos involucionistas, regresivos y criminales, en definitiva totalitarios, revestidos de pomposas y quiméricas hopalandas bolivarianas.

 

Al frente de estas piojosas y deleznables huestes, cabalga en desastrada acémila, un sujeto de epidermis de hipopótamo, jinete sicópata dotado de una inmoralidad repugnante, y asistido por la vileza repulsiva de su lugarteniente leninista.

“Ser rey o no ser nada”, es su divisa, en su momento lo echaron a patadas del partido, su maléfica perseverancia y la incapacidad reflexiva y ovejuna de las “bases socialistas” volvieron a encumbrarle en su astroso jumento, y sí, ahora es rey, con la anuencia silente,  vergonzosa y cobarde de la cúpula socialista.

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Verdaderamente es imposible encontrar nada tan vil, tan inepto, tan traidor y tan inútil como un político del socio-comunismo español.

En íntima y directa relación con lo arriba expresado, se pone de manifiesto que la dañada y zaherida Constitución del 78, está sujeta y amenazada por especies “necrófagas” que insisten en darse un festín con el cuerpo debilitado de la Carta Magna; por familias de especies invasoras, las “necrófilas”, que a su vez se alimentan de las anteriores; por “omnívoras” que “comen a dos carrillos” todo lo que se les ponga por delante, actuales recreaciones políticas de Heliogábalo, dispuestos a devorar hasta el último artículo de la Constitución; o por las “oportunistas” que tratan de suministrarse una fuente de calor, de alimento, de votos que les permita sobrevivir en el “Olimpo” de botarates e indeseables que se llama Congreso.

 

Esta es la mesa y los comensales que los socio-comunistas han preparado para “zamparse” de una sentada el actual Régimen de Monarquía Parlamentaria y la Constitución que a todos los españoles nos protege y  ampara.

La repulsión que la gran mayoría de la ciudadanía siente por el gobierno socio-comunista, debe ser el acicate, la definitiva motivación que nos impulse a la lucha, a la acción que permita restablecer el orden constitucional, impidiendo que la agonizante Constitución termine siendo engullida por este enjambre, por esta plaga de malignos insectos.

 

Convirtiéndonos en entomólogos que identifiquen sin duda alguna los artrópodos destinados a concluir con el proceso de degradación constitucional, seremos más conscientes del supremo deber de restaurar por todos los medios a nuestro alcance la maltratada y doliente Constitución, así como la incuestionable obligación de eliminar políticamente al valedor y encubridor de todo este maldito desafuero. 

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REDACCIÓN