09/05/2024 05:18
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Lo dice el refrán y el pueblo lo refrenda: «No hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no venza, ni deuda que no se pague»… y eso es lo que está haciendo estos días el facineroso Presidente Sánchez: pagar las deudas que contrajo con los independentistas catalanes de ERC, PDxCAT y la CUC el 1 de junio del 2018,cuando les compró con una letra los 30 votos que necesitaba para ganar la Moción de Censura y poder okupar la Moncloa. Ahora toca devolver, pagar, y va a pagar con los Indultos a los condenados por sedición (ya pagó una parte por la Rebelión)…y seguramente también con la modificación del Código Penal para que la convocatoria de Referéndum no sea delito (incluido el de Autodeterminación).´

O sea, lo del Rey Eteocles de Tebas: «Madre, a cualquier precio el Poder jamás es caro» (1).  Lo escribí antes de que fuera Presidente, lo repetí al día siguiente de okupar la Moncloa y lo escribo hoy. Señores, este caballero es capaz de vender a su madre (y no digamos el Valle de los Caídos, Cataluña, Ceuta y Melilla o España) si se le deja, claro… y además siempre encontrará un subterfugio para justificar sus «ventas», porque para eso (y eso no se le puede negar) le sobran pillerías, mentiras o trampas con la sonrisa en los labios.

¡Ay, pero, como dice otro de nuestros refranes más popular, «a todos los cerdos les llega su San Martín», me da la impresión que esta vez no le va a salvar ni su gurú particular (con sueldo del Estado, por supuesto), el ínclito Don Iván Redondo, porque enfrente se ha encontrado con otro más facineroso, más tahúr, más golfo, más traidor y más ambicioso: el caballero de los bolsillos de oro, Señor de Waterloo  (¡y yo que me pasé 20 noches estudiando los planos de los campos de Waterloo al lado de mi biografiado Napoleone!)… y ese ya le tiene preparada la jugada maestra. Porque no sabe el listo bisnieto del general Castejón que en cuanto se hagan público los Indultos y lo del Referéndum de Autodeterminación el recién elegido President de la Generaltat (otra marioneta con sueldo fijo) saldrá una tarde al balcón del Palacio de San Jaume y con la voz de Companys leerá un twuit enviado desde Bruselas que dice:

«En esta hora solemne, en nombre del pueblo y del Parlamento, el Gobierno que presido asume todas las facultades del Poder en Cataluña y proclamo el Estat Catalá de la República de Catalunya… ¡Visça Catalunya lliure!»

¿Y entonces, qué?… Que alguien me diga lo que ante esa situación puede hacer el señor Sánchez y su Gobierno y los socios que le mantienen… o el Tribunal Constitucional… o incluso S.M. el REY, don Felipe VI.

Y les aseguro que esto ya viene de camino.

La Monarquía ya no es

la de todos

EL REY ENTREGA

LA CORONA AL PRÍNCIPE

ETEOCLES

O el Rey pide perdón por su discurso del 2017 —como hizo su padre cuando lo de los elefantes y la Corina— o tiene que abdicar antes de perdonar a los que condenó entonces.

Hace muchos años el gran periodista que es Luis María Ansón escribió en ABC un artículo («La Monarquía de todos») que le costó un exilio obligado al Extremo Lejano… Y yo que viví aquello de cerca, ahora no quiero ni pensar lo mal que debe estar cuando vea que catalanes, vascos, gallegos y otros ya no están con la Monarquía ni quieren a Don Felipe como Rey. ¡Pobre amigo!

Y dicho esto y antes de entrar en lo que es de hoy creo que hay recordar o leer de nuevo las dos cosas más importantes de ayer:

Discurso del rey del 2017

Mensaje de Su Majestad el Rey

Palacio de La Zarzuela, 3 de octubre de 2017

Buenas noches,

Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática. Y en estas circunstancias, quiero dirigirme directamente a todos los españoles. Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido produciendo en Cataluña, con la pretensión final de la Generalitat de que sea proclamada −ilegalmente−la independencia de Cataluña.

Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la Ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno.

Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado. Un Estado al que, precisamente, esas autoridades representan en Cataluña.

Link al discurso del Rey:

https://www.youtube.com/watch?v=wzNFO_VdJIg

Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando ─desgraciadamente─ a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada. Esas autoridades han menospreciado los afectos y los sentimientos de solidaridad que han unido y unirán al conjunto de los españoles; y con su conducta irresponsable incluso pueden poner en riesgo la estabilidad económica y social de Cataluña y de toda España.

En definitiva, todo ello ha supuesto la culminación de un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña. Esas autoridades, de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común.

Por todo ello y ante esta situación de extrema gravedad, que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía.

Hoy quiero, además, transmitir varios mensajes a todos los españoles, particularmente a los catalanes.

A los ciudadanos de Cataluña –a todos− quiero reiterarles que desde hace décadas vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley. Porque, como todos sabemos, sin ese respeto no hay convivencia democrática posible en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España, ni en ningún lugar del mundo. En la España constitucional y democrática, saben bien que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos.

Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos.

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Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza.

Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante. Porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos. Y lo son porque están basados en el deseo de millones y millones de españoles de convivir en paz y en libertad. Así hemos ido construyendo la España de las últimas décadas. Y así debemos seguir ese camino, con serenidad y con determinación. En ese camino, en esa España mejor que todos deseamos, estará también Cataluña.

Termino ya estas palabras, dirigidas a todo el pueblo español, para subrayar una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia, mi entrega al entendimiento y la concordia entre españoles, y mi compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España.

Y ahora el Manifiesto de los independentistas.

NO TENEMOS REY

Y NO QUEREMOS LA MONARQUÍA

Vuelve a circular por Cataluña

El Manifiesto de los independentistas

catalanes, vascos y gallegos

contra el Rey y la Monarquía.

«La Monarquía española

y su máximo exponente,

no nos representa».

«El Rey no es un interlocutor

válido para nosotros».

Bueno, pues ya está en las calles catalanas (con el permiso del Gobierno de Coalición socialista comunista) la respuesta a la moderación y el centrismo del cobardica Núñez Feijoó…

O sea, lo que los socios del Dictador Sánchez están vendiendo para las urnas del día 28, sin importarles mucho que sean municipales, autonómicas o generales.

ELLOS QUIEREN LO QUE QUIEREN Y NO LO OCULTAN:

INDEPENDENCIA DE ESPAÑA

Y REPÚBLICA.

Y ¡ay! de los que se opongan.

¿Se imaginan si ese panfleto lo firmara VOX lo que tardarían el Gobierno, el PP del gallego y hasta el Rey, en declararlo ilegal y encerrar en Alicante al valiente Abascal?

Pues, eso es lo que hay.

Ahora, pasen y lean… aunque los monárquicos, como aquellos de 1931, prefieran que no se le dé publicidad ni se hable de ello:

Manifiesto de los independentistas

«No tenemos Rey. Democracia, Libertad, Repúblicas.

Las fuerzas políticas independentistas, soberanistas y republicanas firmantes de esta declaración, queremos manifestar:

La Monarquía Española y su máximo exponente, el rey de España, no nos representa. La sociedad catalana, vasca y gallega rechazan mayoritariamente la figura de una institución anacrónica heredera de franquismo que se sustenta en el objetivo de mantener e imponer la unidad de España y sus leyes, negando así los derechos civiles, políticos y nacionales que asisten a nuestra ciudadanía y nuestros pueblos.

En el camino democrático hacia la libertad que aspiramos, el Rey no es un interlocutor válido para nosotros. Ni tiene la legitimidad de nuestros pueblos, ni le reconocemos ninguna función política. Menos aún cuando su papel para con nuestras naciones no ha sido otro que el de intentar imponer proyectos y valores antidemocráticos, como quedó demostrado en el discurso autoritario pronunciado el 3 de octubre.

La Monarquía Española es un estamento que no responde a los valores republicanos de libertad, igualdad y democracia que tanto los ciudadanos de nuestros pueblos como las mayorías sociales del estado anhelan. Una democracia real sólo será posible desde la ruptura con la herencia, las bases y valores que representa el Rey y su figura. Por ello, consideramos que el rey y la Monarquía deben dejar de ejercer su tutela sobre la ciudadanía y sobre los gobiernos y parlamentos que de la voluntad popular emanan. Sólo así se podrá dar curso a soluciones basadas en el respeto a la voluntad popular, la libertad y la democracia.»

Les aseguro que si don Manuel Azaña hubiese sido el Presidente del Gobierno actual, los señores que leyeron el Manifiesto (y para más INRI lo leyeron ante las mismas puertas de las Cortes españolas) a estas alturas estarían ya en el buque-prisión «Uruguay», aquel que dio cobijo al Presidente Companys y su Gobierno y 2.500 radicales independentistas cuando en 1934 proclamaron el «Estat Catala».

Y ahora lo de hoy, lo que puede pasar el martes y días sucesivos hasta que llegue septiembre.

Ya no basta con palabras, ni discursos, ni artículos serios

Miren ustedes, esto está llegando ya al límite del ser o no ser. Lo que viene lanzando el camarada Iglesias sobre la libertad de prensa y de opinión, sobre la Justicia, sobre la Monarquía o sobre la propiedad privada es el anuncio del Régimen comunista que quiere para España, o sea, exactamente lo mismo que el camarada Largo Caballero en cuanto vio el Poder a su alcance en 1936. Pues bien, está claro que los que no estamos dispuestos a vivir el resto de nuestras vidas (ni a que vivan los nuestros) en los «gulags» soviéticos, cubanos o venezolanos, tenemos que dar ya un paso al frente… y no con palabras, ni discursos, ni críticas de papel o de barra o de oficina o de sala de estar. Todo eso son «fandangos de Cádiz» para los que tienen como razón de existir que el fin justifica los medios. Porque es imposible luchar contra ellos desde posiciones nobles y de libertad.

Miren ustedes, columnistas de postín y artistas de la palabra, al camarada Iglesias ya no se le frena con «fandangos de Cádiz» ni con diálogos platónicos, al comunista Iglesias sólo se le puede vencer siguiendo la pauta de aquel Spengler que vio llegar «La decadencia de Occidente»: «La civilización occidental está entrando en un estado de degeneración que, inevitable y directamente le lleva a una decadencia integral… cuyos signos son: el materialismo, el marxismo y el feminismo… y eso sólo podrá salvarlo al final un pelotón de soldados».

¿Un pelotón de soldados en plena democracia (¿en plena democracia?) y en pleno siglo XXI?… pues, eso al menos es lo que está reclamando a voces el camarada Iglesias, ya que si él pretende arrojar por el Taigeto a media España no querrá que esos españolitos se dejen arrastrar sin defenderse.

¿Y no está pidiendo, en unión de esos independentistas que le acompañan, con su deseo de romper España, que venga ese pelotón de soldados que apuntaba el alemán? ¿o es que se cree que el Ejército español se va a saltar a la torera la Constitución y va a permitir que España se rompa?

No, compañero camarada… y recuerde la respuesta que le dieron a su compañero camarada, el «Lénin» español, aquel pelotón de soldados partidarios o seguidores de Spengler… y lo cantan los refranes españoles, judíos y árabes: «Quien a hierro mata a hierro muere», «Ojo por ojo y diente por diente» o «Si alguien te muerde te hace recordar que tú también tienes dientes».

Y no hay más diálogo posible. O dialogar como los camaradas del camarada dialogan, con mentiras, con deslealtades, con engaños, con traiciones y si el fin justifica los medios con la hoz y el martillo.

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Así que yo hago mío ya aquel grito del alcalde de Móstoles: «Españoles, la Patria está en peligro. Acudid a salvarla»… y ahora llamadme fascista. También a mi creador Don Benito Galdós se lo llamáis y la carcajada llega a Canarias. ¿De qué sirve ganar el mundo si pierdes el alma?

¿O acaso, plumas ilustres de hoy, queréis veros como se vieron un día en Paris, aquellas plumas ilustrísimas que eran Ortega, Marañón, Baroja, Azorín, llorando por la España perdida?… Y ESO VIENE DE CAMINO… si antes no perdéis el miedo a que os llamen fachas o fascistas.

Hay que ponerle el cascabel al gato

Hace 12 años escribí el artículo que hoy reproduzco por dos razones:

1. Porque, desgraciadamente, las cosas no sólo siguen igual sino que han empeorado y pienso que fue ayer… Decía entonces que aquí hace falta una nueva Transición y releídos mis argumentos me ratifico. Pero, hoy, pienso, que ya no basta con pedir una Nueva Transición… hoy de lo que se trata es de buscar al civil o militar que sea capaz de ponerle el cascabel al gato, pues no le des consejos al que cae desde el piso 18 sin paracaídas.

Es verdad que aquella Transición se pudo hacer (y hasta modélica para algunos) porque «allí» estaba el Ejército como guardián y hoy no hay Ejército (o al menos lo que se concibe que es un ejército: la fuerza que sostiene un pueblo para defenderle de sus enemigos externos o INTERNOS)… y por eso la situación es más grave. Entonces se salía de una Dictadura y se deseaba la Democracia (para evitar males mayores) hoy hay que acabar con esta Democracia para traer otra nueva (¿por qué puede haber 1 o 2 o 3 Repúblicas —y en Francia hasta 5— y no puede haber 1, 2 o 7 Democracias?

Miren ustedes, y vamos a dejarnos ya de palabras y diálogos, esta Democracia está ya más muerta que aquella Transición y aquella Dictadura… y huele más a cadáver que el cadáver de la discordia.

Aquí, y me van a permitir que lo diga como me dé la gana, que por ello soy español, y en el uso de mi libertad de expresión, lo que está haciendo falta ya es que alguien, el Rey, un general, el cardenal Cisneros o el sacristán de mi pueblo, ponga los cojones sobre la mesa y diga lo de aquel: ¡¡¡Estos son mis poderes!!! y aquí está el «Uruguay»… O César o nada. O Nueva Democracia o al barco de Companys. O sea, lo de De Gaulle en la Francia de 1958.

O lo del Rey del 3 de octubre del 2017… pero con huevos.

¡¡¡¡ Y VIVA LA NUEVA DEMOCRACIA… LA 3ª DEMOCRACIA !!!!

Y ahora lean lo que escribí hace 12 años.

Señores, aquí lo que hace falta y ya es una NUEVA TRANSICIÓN, como la que se hizo a partir de la muerte de Franco. Es verdad que entonces lo que más necesitaba España era Democracia y Libertad y ese fue el objetivo principal de la nueva clase política. (Sí, la nueva, porque la franquista supo hacerse el harakiri y prácticamente desaparecer del mapa). Lo malo es que hoy no hay un cerebro como el que hubo entonces, aquel Torcuato Fernández Miranda que sibilinamente se cargó la Dictadura legalmente (desde la Ley a la Ley sin romper la Ley) con la Ley para la Reforma Política (sí, él fue el cerebro de aquello). Ni hay el temor que entonces sí hubo al Ejército y a lo que se llamaban Poderes Fácticos. Entonces, en 1976, todos, hasta los comunistas de Carrillo, sabían que no tenían más; que ceder todos un poquito y consensuar el futuro. Así que unos, las izquierdas, tuvieron que tragarse la Monarquía y otros la Democracia liberal y parlamentaria. De ahí, de ese miedo silencioso, nacieron la Constitución de 1978, los Pactos de la Moncloa y los Partidos Políticos actuales. Pero, han pasado casi 30 años y la cosa ha cambiado totalmente.

Ahora está todo otra vez desatado y las reglas del juego que entonces se pactaron se han quedado en el camino. Parece como si todo hubiese sido un sueño, una utopía. Por discutir se discute hasta la Monarquía. Por tanto, no hay más remedio que dar un frenazo e intentar comenzar de nuevo. So pena de que esta histórica nación desaparezca, como en su momento desapareció Roma.

La corrupción ha inundado de mierda el esqueleto y el cuerpo social y político, y frente a eso sólo cabe el bisturí ¡¡aunque sea un bisturí civil y limpio¡¡ Fernández Miranda me dijo pocos días antes de morirse en Londres: Cometimos muchos errores, el primero la elección de Suárez; el segundo, la configuración del Nuevo Estado y el tercero, la Monarquía. O mejor dicho, el cómo habíamos traído la Monarquía. Aquello fue un error mayúsculo. Tras el 20 de noviembre tuvimos que dar otros pasos: el Príncipe tuvo que renunciar a sus derechos franquistas y empezar de cero. El Consejo de Regencia debió disolver las Cortes, cesar al Gobierno Arias y autoinmolarse en favor de un Gobierno Provisional que convocara elecciones generales para unas verdaderas Cortes Constituyentes y un Referéndum nacional sobre la forma de Estado: Monarquía o República…

Así la nueva Democracia habría nacido sin las hipotecas con que vino al mundo. Bien, pues ante la crítica situación que vive España en estos momentos, finales del 2009, no habrá más remedio que hablar de estos temas. Aunque duelan y aunque muchos se asusten. La Transición conocida ya es un cadáver.

Pero, añado, más lo es esta Democracia.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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Geppetto

«Lo dice el refrán y el pueblo lo refrenda: «No hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no venza, ni deuda que no se pague»
Y hay otro que dice «el que no se contenta es por que no quiere»

Hakenkreuz

140% del PIB en términos corrientes, creciendo a ritmo de asesinato en masa económico, y publicada solo la oficial en cuentas anuales «maquilladas» por no afirmar que están manipuladas claramente (la real es bastante superior). La deuda es inconsistente y políticamente incontrolable (por el voto cautivo del gasto de administraciones central, autonómica, provincial, local y de seguridad social y empresas públicas. Lo de Cataluña es de espanto. Han arruinado deliberadamente la región para conseguir la secesión a las bravas, malversando dinero público sin control ninguno. Un boicot a toda España. Y la deuda de Cataluña la quieren transferir con una quita al resto de regiones menos la vasca a cambio de seguir arruinando toda España desde Barcelona, con una condonación a los antiespañoles de allí que han de pagar el resto de españoles con impuestos requisatorios y más deuda de España. De holocausto económico de millones de españoles. Es para volver a meter en campos de concentración a toda esa jauría de antiespañoles), inasumible e impagable salvo con inflación persistente durante años (señoriaje), recortes severos de pensiones (incluso dificultando su obtención con más de treinta años cotizados o reduciéndola a niveles por debajo de subsistencia), sueldos de funcionarios, subvenciones a empresas y negocios, becas, asignaciones, gasto público ineludible (sanidad, ejército, policía, jueces, infraestructuras, equipamiento público, cuidado forestal y de la naturaleza, etc.) y político (fuera de control desde hace casi veinte años, con el golpista 11M ZP), ventas de activos invendibles (islas, playas, obras de museos como el Prado, tierras expropiadas a coste cero, etc.

Lo de Grecia hace unos años puede ser una broma en comparación a lo que le puede pasar a España en los años venideros. De momento España ya no es nación soberana, se discuta lo que se discuta y gane quien gane la investidura. España ya NO es nación soberana, la gobiernan desde la UE. Los votos no cuentan para nada, porque la deuda solo puede ser adquirida, de modo totalmente ilegal por el criminal Banco Central Europeo (que la vende después a precio muy inferior al que la compra) y por grandes fondos de inversión que pueden asumir el riesgo por el control que ejercen sobre la práctica totalidad de los diputados y políticos, que están a sueldo oculto suyo (estos fondos son un peligro para el patrimonio histórico, artístico, cultural y para buena parte del patrimonio inmobiliario de España, pues en ellos ven la garantía de su inversión) y sin el más mínimo escrúpulo, pues si todo sale mal, tienen el exilio dorado esperándoles.

En esta tesitura, lo mejor es que el derrumbe financiero y económico llegue lo antes posible (lo único que se está haciendo ahora es postergarlo artificialmente), con impago selectivo de deuda pública (pagar solo a fondos y acreedores españoles y con prioridad a pequeños ahorradores), para dilucidar, en causa general, las responsabilidades criminales y penales, y proceder a la reconstrucción con mano firme y cetro de hierro, haciendo pagar a los verdaderos responsables sin contemplaciones, embargándoles incluso todo tipo de activo privado (los rojos y antiespañoles, arruinadores de los españoles durante más de cuatro décadas, no tienen derecho a propiedad privada alguna, pues deben tener lo que ellos tanto han perseguido y fomentado en los demás). Seguir con este sistema de corrupción rampante, inflando la deuda, la sangría de dinero público para fines electorales, la corrupción incontrolada, la arbitrariedad económica y demás latrocinios, no puede más que agravar la catástrofe final.

Aliena

Estoy totalmente de acuerdo con el análisis de la situación y con las medidas que deberían aplicarse. Curiosamente, jamás escucharemos ni el uno ni las otras en cualquiera de esa cuasi infinita serie de tertulias televisivas o radiofónicas, de uno u otro signo pero siempre del sistema; en todo caso, pequeños amagos de apuntar a las causas y rechazo total de las soluciones ( por ejemplo: «¡Halaaa, la deuda TIENE que pagarse porque no hacerlo implica que ya no se fiarían de ti! )

Hakenkreuz

En realidad las tertulias son horrorosas en cuanto al nulo conocimiento macroeconómico (y microeconómico) de los tertulianos, casi todos periodistas, y por lo tanto, analfabetos económicos totales (la macroeconomía hoy por hoy, como afirmaría R. J. Lucas, es matemática avanzada, no charlatanería ni literatura. Sin datos fiables, sin contraste de modelos y políticas, sin análisis económico riguroso, no hay economía que valga, solo charlatanería para necios). Los periodistas no tienen ni puñetera idea de economía, lo único que hacen es repetir mantras que le han oído a políticos, la inmensa mayoría neokeynesianos, que han fracasado estrepitosamente y siguen fracasando y seguirán fracasando mientras se sigan aplicando (mientras dure la democracia de los «mil años» que esperan que duren los demócratas de todo signo. Pobrecitos ilusos). Lo malo es que los que sí son economistas de verdad, excepción hecha de los neoclasicos (los de RBC, monetarismo, expectativas racionales, inconsistencia dinámica de la política económica y vaciado de mercados sin intervención), últimamente en retiro y en silencio, mienten como sabandijas para no crear pánico financiero, porque o están a sueldo del gobierno, o de partidos políticos, o de sindicatos o de grandes corporaciones a las que no les interesa generar pánico entre los inversores, sabiendo lo que se juegan.

Lo cierto es que España, en lo que a macroeconomía se refiere, es un enfermo en coma. Necesita el auxilio continuo del Banco Central Europeo para no quebrar y dejar de pagar pensiones, sueldos de funcionarios, subvenciones (si dejara de pagar subvenciones, al menos una de cada tres empresas tendrían que entrar en proceso de liquidación (hay 3 millones de empresas en España, la mayoría sin empleados). Y ello hablando de empresas medianas, grandes y multinacionales, que ya solo sobreviven en su mayoría de subvenciones multimillonarias (socialismo empresarial), ertes ampliados indefinidamente, cuando los ertes inicialmente deberían durar solo tres meses, por ejemplo. Y la situación en USA es incluso más grave. Allí, con la mitad de las grandes empresas apalancadas hasta el tuétano, se habían acostumbrado a empréstitos a tipos cercanos a cero. Con la criminal inflación creada por la Reserva Federal y la correspondiente subida de tipos de interés de los bonos y letras del tesoro, han quebrado hasta los bancos que más expuestos estaban a la deuda pública, pero la oleada de quiebras puede no haber siquiera empezado).

Los problemas económicos de España, desde la muerte del gran caudillo católico Franco, son esencialmente los siguientes, no abordados jamás por miedo a perder las elecciones. Y lo malo es que no tienen solución política, sí dictatorial militar católica, pero no política, porque la política acaba siendo populista, y así no se puede enderezar el rumbo a la perdición, sino simplemente continuarlo poniendo parches:

1) Un mercado de trabajo criminalmente rígido, de hecho, el más rígido de todo el mundo occidental. Esto implica, ni más ni menos que, una persona, joven o no tan joven, que se encuentra en situación de desempleo que tiende a prolongarse (histéresis), lo natural es que acepte un trabajo en su profesión que inicialmente no estará bien retribuido ni gozará de «derechos» aceptables (lo de «derechos» es una falacia. Lo que hay es espinas y abrojos que no hay estado sobre la tierra que los elimine, luego eso de «derechos» no es más que un engaño para «justificar» privilegios). Pero es mejor un trabajo peor retribuído y con menos prestaciones que no tener ni trabajo ni ingreso alguno, al menos hasta que surja otra oportunidad (caso imposible con un mercado de trabajo rígido). Pues bien, ésto se impide dictatorialmente a los desempleados en España desde finales de los años setenta del siglo pasado. Clama al cielo y exige sangre, que ya no solo justicia. No hay derecho a impedir a millones no poder ganarse el pan honradamente con el sudor de su rostro simplemente porque existe una dictadura laboral de patronal y sindicatos que les conviene cercenar toda posibilidad de competencia profesional para acumular ellos el poder y no dejárselo al trabajador y empresario individualmente, que es como debería ser si Dios fuese obedecido en España. Los políticos, creadores de esta situación, jamás la cambiarán porque perderían las elecciones, por eso son los mayores defensores de este sistema criminal. Pagarán con las llamas del infierno, pero hasta que lo hagan harán mucho daño todavía. Cuanto más viven, más daño hacen, tanto políticos, como patronales como sindicatos y sus millones de afiliados y defensores. Flexibilizar totalmente (no parcialmente, como hizo Rajoy bajando los costes de despido que en USA y UK no existen) el mercado de trabajo, implica acabar con privilegios sindicales y patronales (barreras a la libre competencia al desanimar la entrada de nuevos competidores con este mercado de trabajo y así disfrutar de una mayor cuota de mercado, aunque sus productos no sean buenos. Los empresarios son los mayores interesados en la rigidez laboral, pues implica menor competencia en sus sectores al desanimar posibles competidores. Los empresarios serían capaces de asesinar con tal de que el mercado laboral no sea flexible. La historia ha demostrado la perversidad de muchísimos mercaderes, cuya contribución a generar riqueza es harto discutible. Y desde 2020 ha quedado bien patente que innumerables empresarios son socialistas a rabiar, se quejan con justicia de pagar impuestos de sociedades y personales sobre la renta (robo, se mire como se mire), pero luego callan como las más asquerosas putas las multi trillonarias subvenciones de dinero público robado a los pobres que han salvado transitoriamente sus empresas de la quiebra covid, eso sí, con inflación persistente que hace difícil cada vez más comprar en el supermercado. Socialismo bolchevique empresarial, la nueva modalidad de socialismo extendida por todo el mundo occidental. Más judeo-fariseo imposible. Y algunos creían que los empresarios mercaderes eran liberales y conservadores…) implantados con violencia mediante la terrorista y dictatorial negociación colectiva (que no deja de ser también una especie de igualitarismo socialista en el que se retribuye igual al diligente que al indolente, al liberado sindical que al no afiliado, al corrupto que al honrado, al chupasangre que al esforzado, al drogadicto que al sano, al ladrón que al honrado…. Los salarios han de responder a la productividad individual, no a criterios político marxistas de igualdad que no existe. La igualdad económica es destrucción económica, injusticia extrema, egoísmo desaforado y holodomor, pues desaniman todo tipo de esfuerzo y incentivan el absentismo y la falta de iniciativa, haciendo del empleado un mero «cumplidor» de los de «a mí que nadie me toque» aunque se hunda el mundo) que benefician solo a corto plazo a millones de trabajadores y empresarios, que son inmensa mayoría y que actúan del modo más salvajemente egoísta y criminal con tal de conservar sus «derechos laborales», que no son sino privilegios que cuestan sangre a los desempleados (nada hay gratuito y nadie suprime las espinas y abrojos del mundo de las empresas, como tampoco se ha suprimido de los campos). Su actitud no tiene perdón de Dios (Mt 25, 41-45).
La relación laboral empresario trabajador ha de ser como la establecida en la parábola de la viña del evangelio de San Mateo, ha de ser libre de toda interferencia gubernamental, sindical, patronal, o de cualquier otra índole, que, en realidad, no persigue el bien del trabajador y la generación de riqueza, sino la hipócrita búsqueda de sí mismos de políticos, sindicatos y patronaleros, mafias todos ellos culpables en grado máximo del mal de millones. El empresario hace lo que quiere con su empresa conforme a su propia conveniencia, contrata a quien quiere si el trabajador acepta sus condiciones. El dueño se arregla con los viñadores en un denario, aunque todos quieren cobrar más y más y más. Pero no ha de dejar de ser uno bueno porque el ojo de otro sea malo, es decir, no han de lograrse mayores salarios para unos a cuenta de dejar en el desempleo a otros de modo casi perpetuo. A Dios esto no le pasará inadvertido, por mucho ateo que haya en el poder. Si no se permite la libertad laboral, no habrá vaciado del mercado de trabajo, es decir, pleno empleo real. Y quien se quede en desempleo pasará hambre,porque con rigidez, la búsqueda de empleo será estéril la mayor parte de los casos, especialmente para los muy jóvenes y para los mayores de 40 años, como empíricamente ha quedado bien demostrado (en toda Europa se llegó a escribir el término «euroesclerosis» para referirse a las elevadas tasas de paro por la rigidez laboral).
Un mercado de trabajo flexible exige libre negociación laboral, entre empresario y trabajador, de todos los términos y aspectos del trabajo a desempeñar. Solo así se animarán a entrar en los mercados nuevos emprendedores y nuevas empresas, creándose más empleo, si quiera a costa de menores salarios y quizá, peores condiciones durante los primeros años, pero pleno empleo y más rotatorio, lo cual favorece la eficiencia productiva y la libertad de empresario y trabajador, que deja de ser esclavo sometido a todo tipo de chantaje para no perder el trabajo (el trabajo, que no es un matrimonio per secula seculorum, ha de desempeñarse para vivir y no para morir de stress, presión de jefes o de carga inasumible de trabajo por la rigidez excesiva del mercado de trabajo, que impide contratar más empleados para reducir carga de trabajo, con costes de despido, por ejemplo. Otra locura sindico política). El ejemplo de USA y UK en este sentido, en el del mercado laboral, es el mejor. La historia económica no deja lugar a la duda. Es mejor la libertad plena de trabajo, elección de profesión, de negociación individual, etc., pues favorece una más fluida generación de riqueza y empleo, una mayor adaptabilidad del trabajador al empleo en el que más rinde y es más eficiente, un mayor emprendimiento y un menor nivel de chantaje o esclavitud laboral si acaso se da en algún sector o empresa. USA y UK, sin tener unas poblaciones comparables a las católicas, han sabido hacerse más fuertes y ricas por haber respetado ese don de Dios de la libertad en el orden material o temporal (no en el espiritual, por eso están en vías de destrucción salvo que se conviertan al catolicismo). Por eso son más ricas que España, por haber tenido economías mucho más respetuosas con la libertad laboral. Los que quieren el mal de España quieren la rigidez o no tienen ni puñetera idea de lo que significa un mercado de trabajo rígido. Desgraciadamente, lograr un mercado de trabajo flexible, paradójicamente, exige una dictadura de cetro de hierro y la reclusión de los opositores políticos, sindicales y patronales en campos de concentración, pues se opondrán a su pérdida de privilegios con sangre incluida. Si a la cizaña de la tierra se la deja actuar, no quedará trigo sobre el mundo. No hay otra solución que mandar a la cizaña al fuego.

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2) Seguridad social, engendro socialista pernicioso para el crecimiento. Su liquidación urge, aunque suene a locura (la locura real es mantenerla). O se liquida la seguridad social o se liquida a millones de españoles de hambre y miseria (de hecho, eso de que «sobra gente en el mundo», bien puede salir de los del foro Davos, una panda de asesinos de masas de cuidado, pésimos economistas neokeynesianos, es decir, políticos. Que Dios libre a los suyos de esos energúmenos. «Vivirás, con el Señor, sin políticos, magnates, mercaderes y adláteres y serás feliz», convendría decir mejor). La Seguridad Social es totalmente insostenible, como todo engendro socialista, contrario a Dios y a su Santísima Voluntad. No es cuestión de opinión, es cuestión de matemáticas puras y duras, de proyección de ingresos y gastos teniendo en cuenta factores demográficos y de migraciones. No hay magia ni arreglo alternativo. Los parches solo pretenden postergar la inevitable quiebra del sistema a generaciones venideras, algo perverso y egoísta de modo totalmente enfermo.
La Seguridad Social, que ni es segura, pues puede quebrar (espinas y abrojos no los quita nadie por mucho que así lo haga creer con engaño a los demás y por muy poderoso que sea), ni es social, sino socialista (lo «social» encierra el socialismo, se reconozca o no), no viene del cielo aunque los enemigos de Dios lo impusiesen dictatorialmente hasta en el Catecismo de la Iglesia Católica de 1992 (recordemos que a S. Juan Pablo II le intentaron asesinar de un tiro en 1981. Al no poder hacerlo, le impusieron este catecismo, que no viene de Dios, sino de mercaderes y políticos en lo que suelen denominar «social», es decir, socialista). La seguridad social viene del anticristo canciller alemán de la Kulturkampf, Bismarck. Se trata de un artilugio socialista democrático (socialdemócrata) que pretendía evitar que los obreros cayeran con engaño bajo el dominio del terror rojo marxista que, a finales del siglo XIX, ya se expandía por toda Europa con todo tipo de mentiras y propaganda seductora de un supuesto paraíso socialista comunista. Implicaba pagar una renta a los retirados a partir de cierta edad (cuando la esperanza media de vida era muy inferior a la actual y la siniestralidad mucho mayor que hoy suponía un porcentaje menor de beneficiarios) con cargo a los sueldos de sus hijos, que no por bondad del propio Bismarck ni de los socialdemócratas que luego no pararon de colgarse medallas con tal engendro destructor de ahorro, vital para el crecimiento a largo plazo, o para dar de comer al hambriento y de beber al sediento a largo plazo, si se prefiere utilizar el lenguaje de Dios. Es el típico sistema de reparto, chanteje intergeneracional. Implica una falta de responsabilidad generalizada de toda la población, que no solo se desentiende de su obligación de ser frugales y ahorrar para cuando sea necesario y falten los recursos, sino también, y lo que es peor, desde un punto de vista familiar, al fomentar el desentendimiento de los hijos respecto a los padres, algo verdaderamente diabólico. Implica falta de cultura económica, algo verdaderamente diabólico (con razón se llama a la Economía en inglés The dismal science, porque ni los mismos economistas parecen entenderla), y eso que estamos en la época del pleno acceso a todo tipo de conocimientos (hoy, la inmensa mayoría no entiende un mecanismo tan sencillo como un mercado simple, la oferta y la demanda, los desplazamientos y sus implicaciones. No hay manera de hacérselo comprender, incluso a ingenieros y científicos. Es una especie de laguna mental). Implica también un chantaje, pues si los hijos no pagan, el padre y madre se quedan sin pensión, por lo que la seguridad social cercena totalmente la libertad y la responsabilidad. Implica un despilfarro de recursos productivos aterrador, un freno a la tasa de crecimiento del pib per cápita a largo plazo que redunda en una pobreza persistente mayor. Implica también una corrupción y arbitrariedad demoledoras, pues la concesión de pensiones es el artilugio de supervivencia de las democracias, pues las pensiones compran votos como el pago a la puta la predispone a esclavizarse a placer del cliente. Implica también un abuso descomunal de la Misericordia de Dios al transgredir la justicia debida: el que menos cotiza, no por voluntad propia, tiene menos pensión, incluso ninguna si se le exigen muchos años de cotización. Resulta ser, pues, fuertemente regresiva, pues el que más tiempo sufrió desempleo involuntario, es el que menos pensión cobrará o, incluso, el que no cobrará pensión en absoluto. Y eso que sus adalides socialistas, liberales y conservadores, se dejan la voz y el alma en engañarnos diciendo lo contrario. Es un robo, un expolio y una moderna forma de esclavitud, pues se exige cotizar a la seguridad social para tener un trabajo (cercena totalmente la libertad de elegir si se gestiona el ahorro individualmente, saliendo del sistema por su propia cuenta y riesgo, o se confía el ahorro a la institución pública de la seguridad social dejando a los que no lo hagan actuar en conciencia. Es socialismo obligatorio).
Con el paso del tiempo, la mayor esperanza de vida, la más baja siniestralidad laboral, la mejora de la salud debido a la mejora de la medicina, la menor exigencia de esfuerzo físico del trabajo, la reducción de la jornada laboral para aumentar la productividad (productividad media creciente del trabajo con menor jornada laboral, al reducirse la fatiga) y, sobre todo, la corrupción espantosa en la concesión de pensiones y prestaciones, ha llevado a la insostenibilidad del sistema en sus condiciones originales. Pero en lugar de liquidar el sistema o, al menos, dejarlo a la libre elección del público, que sería letal para los políticos y sus apoyos electorales, lo que se ha pretendido es ponerle parches por medio de generar ilusión monetaria (manipulando la subida de precios y subiendo las pensiones por debajo del índice de precios, con lo que las pensiones caen en términos reales), ampliar la base de cotización en términos nominales (fuerte reducción de la pensión a cobrar si se llega a cobrar), exigir mayor número de años cotizados para cobrar pensión (luego no alcanzar tal número puede suponer una reducción descomunal de la pensión), suprimir la libre designación de años cotizados (para no permitir aquellos en los que se ganó mas, descartando los precarios o que supusieron un menor sueldo), impedir el pago de pensión a los que menos han cotizado, a viudas, a huérfanos, etc., eso sí, obligándo al trabajador a morir de hambre (holodomor socialista) o a someterse a esclavitud de cotizar sin contraprestación alguna llegada la edad de jubilación. Toda una dictadura.
La Seguridad Social es la quintaesencia de los que idolatran y confían en el Estado como si de Dios, Bondad infinita, se tratase, los que no creen en Dios y en su Divina Providencia, sino en la provisión político estatal, corrupta y degenerada siempre, que, por supuesto, aniquila toda posibilidad de libertad a las criaturas de Dios. La seguridad social es para los que no tienen otro horizonte que esta misma vida previo a los hornos crematorios eternos del infierno. La Seguridad Social no debe ser reformada, sino liquidada, por muy doloroso que sea el tránsito hacia una responsabilidad individualizada. Y en Causa General hay que hacer pagar a los responsables de su ruina, los políticos y sus adláteres de todo signo y condición, con requisa de todos sus activos, aunque sean millones esos adláteres. Han de padecer los culpables, no los justos. Y el individuo debe ser responsable, ahorrar para cuando esté enfermo o sea anciano, y no delegar hipócritamente su responsabilidad en el gobierno o los políticos, que eso es fariseo hipócrita judío a reventar. La responsabilidad, como la libertad, atañe al individuo, no al Estado o los políticos, todos embaucadores siervos de satanás e imagen de la bestia, causantes de la ruina moral y material actual, pues sus frutos les delatan. Y la caridad, exigencia de Dios a la totalidad de criaturas, que nada pueden hacer sin Dios y su infinita caridad y misericordia, que no pueden añadir un solo latido de su corazón a la medida de su vida por muy meritorios que se crean, jamás ha estado proscrita y prohibida en lugar y tiempo alguno. Caridad especialmente con los padres, como lo manda el cuarto mandamiento de Dios, porque todos somos beneficiarios de la Santísima Caridad de Dios a cada latido de nuestros pecadores corazones. Y nunca intentar suplantar a Dios con un «Estado del Bienestar», embaucador, seductor, mentiroso y nido de todo tipo de corrupciones materiales y morales. Dios y solo Dios provea y nadie nos robe lo que Dios nos ha legado.
La Seguridad Social, mientras siga existiendo, constituirá una rémora pesadísima sobre todo el conjunto de la economía, una rémora que no parará de crecer y que inevitablemente quebrará, pues el Banco Central Europeo no va a pagar las pensiones españolas indefinidamente a cambio de generar inflación persistente en Alemania. Los economistas del Banco de España también son muy responsables de la catástrofe económica que supone la Seguridad Social y la pérdida potencial de PIB que implica desde hace décadas. Su respaldo al sistema actual es delictivo, desde luego.
La liquidación de la Seguridad Social implica que políticos y adláteres deben ser expoliados de todos sus activos y ser recluidos en campos de concentración por el mal causado durante décadas. Se ha de dejar de pagar pensiones a antiespañoles, rojos y liberal conservadores. Se ha de requisar todo tipo de activo real y financiero a ellos y, recurrir a un pago liquidativo en función de la edad, cotización y situación económica, de otro modo la liquidación será más traumática, aunque no tanto como una posible quiebra. Un pago liquidativo global progresivo, menos lesivo para los más pobres, haciendo que las personas, a partir de ahora, confíen sus ahorros a la institución privada o a los activos que les convenga según conciencia o conveniencia. La liquidación de la Seguridad Social debería liberar una cantidad fabulosa de ahorro necesario para revitalizar el crecimiento a largo plazo con pleno empleo de la población. Téngase en cuenta que las crecientes y expoliatorias cotizaciones encarecen el trabajo y reducen su demanda por parte de las empresas, trasladando la carga a un mayor desempleo, pues por ese efecto de traslación empíricamente corroborado por la investigación, el salario al que el empresario contrata es el salario bruto, más la cotización mal llamada «patronal» (porque se traslada al empleado en forma de menor salario neto), más el hipotético coste de despido, mayor cuanto mayor es la antigüedad del trabajador en la empresa (otro lastre para el empleo, además no cristiano. No se puede exigir un pago por despedir a una persona, como tampoco se ha de exigir fidelidad al puesto de por vida como si de un matrimonio se tratase. En USA y UK eso no existe y tienen pleno empleo y nadie exige costes de despido ni ningún encadenamiento a su puesto de trabajo cual si de esclavos hablásemos). Cuanto más alta sea la suma de estos componentes, menor será la demanda de trabajo. Si se liquida la Seguridad Social, se favorecerá la mayor contratación de trabajadores al reducirse su salario, se reducirá el desempleo.

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3) Corrupción inmobiliaria y del suelo secular en España. Es el otro gran problema económico que ya viene del siglo XIX, cuando el liberal conservadurismo, ateo materialista y anticlerical siempre y en todo lugar, aunque lo nieguen hoy día y lo renieguen, requisó con violencia desamortizadora (Cea Bermúdez, De la Rosa, conde de Toreno, Mendizábal, Espartero, Madoz y demás ilustrados iluminados racionalistas liberal conservadores, actuales inquilinos del infierno si no se arrepintieron del daño perpetrado) la tierra de la mitad sur de España (los tradicionalistas carlistas no permitieron lo propio en el norte, gracias a Dios), en manos de la Santa Iglesia Católica desde tiempos de la cristiana Reconquista y dignamente trabajada en usufructo gratuito por los más pobres y desheredados (como corresponde a la cristiana caridad), para recaudar dinero para el estado liberal conservador (creadores de los impuestos actuales), subastando tales tierras que solo podían adquirir los aristócratas, nobles y terratenientes, además de algunos especuladores con vales reales (deuda pública) con pocas expectativas de devolución, que especularon con las nuevas tierras todo lo que quisieron. Esa desamortización consolidó los latifundios que condujeron a buena parte de España a no ser dueña ni de la casa en la que vivían, esclavos jornaleros al antojo de sus terratenientes, santos o depravados, abono inmejorable para la cizaña marxista, que sustituyó al trigo de la anterior España católica en poco tiempo ante la maldad y codicia de esos desamortizadores. La concentración de la tierra derivó en concentración del suelo cerca de las ciudades. Y su lenta expropiación, cesión y reparto llevó a apelotonar la población en insalubres ciudades y barriadas, generando en los pobres una manera de ser harto insana y muy predispuesta hacia el satánico marxismo que no tardaría en aparecer de la mano del demonio. Pero los liberal conservadores bien que contribuyeron a ello atacando a la Iglesia Católica y su patrimonio legítimamente acumulado por caridad.

La gestión del suelo ha sido corrupta hasta el extremo y sin parar de generación en generación en España desde el desalmado Mendizábal, con el doble de superficie que UK, con un entorno natural, climático, cultural e histórico realmente envidiable por cualquier otra nación del mundo y con 20 millones menos de habitantes que los ingleses, tiene un porcentaje mucho mayor de vivienda colectiva (insalubre social, psicológica y moralmente, antifamiliar y crecientemente reducida de espacio), nefasta para la convivencia y generadora de formas de ser mucho más egoístas y anticristianas, además de mucho más conflictivas, diferencia de la manera de ser que suele generar (estadísticamente, no en su totalidad) en las personas la vivienda unifamiliar individual, en la que la ausencia de conflictos con los vecinos envenena mucho menos la convivencia y genera hábitos mucho más saludables. Luego los mismos que han apelotonado la población en las grandes ciudades se lamentan cual fariseos hipócritas judíos clamando al Cielo por la «España vacía».

Las recalificaciones del suelo son el alimento financiero de generaciones de caciques corruptos locales, regionales y nacionales. Esas recalificaciones y la corrupción del suelo han hecho posible que la vivienda, incluso la insalubre vivienda colectiva en ciudades sea prohibitiva para los más pobres, mientras que el mercado de trabajo rígido hace imposible la creación de empleo en zonas rurales, donde la vivienda sana unifamiliar e individual es más abundante y más apta para la vida de familias sanas y con hijos en un entorno de aire más puro y limpio, contacto con la naturaleza, mayor paz, mayor gozo y sosiego y muchas otras ventajas. Falta vivienda disponible en las grandes ciudades y sobra en amplísimas zonas del interior. A todo esto, los criminales y genocidas políticos de todo signo, perpetradores muy interesados y beneficiados de esta catástrofe inmobiliaria de décadas, han permitido todo tipo de delito contra propietarios de viviendas que han preferido invertir sus ahorros vitales en vivienda cuando la propiedad en España era privada todavía. El delito criminal de la ocupación impune ha reducido drásticamente la oferta de vivienda en alquiler en las ciudades, pues la falta de seguridad jurídica es total. Hoy, si unos inquilinos no pagan, es casi imposible expulsarlos, pues la ley y los jueces, les amparan. Y para cuando se hayan desalojado, la vivienda recuperada tendrá tal grado de daños, incluso estructurales, que el negocio del alquiler, hoy por hoy, es una auténtica ruina y un peligro inasumible. A todo esto, no hay registros de ocupas públicos, como asnef en cuanto a deudas financieras impagadas, que permitan al propietario no alquilar a esos indeseables delincuentes y hacer una selección adecuada de inquilinos, por lo que el alquiler es casi imposible, incluso a los honrados, que pagan por la ocupación no encontrando quién les alquile una vivienda, aunque estén dispuestos a pagar hasta el último céntimo, conscientes de que no pagar un alquiler es robar. Y robar nunca debe estar permitido. Los ocupas, por cierto, mafias de narcotraficantes, inmigrantes negros, moros, chinos y extranjeros muy protegidos por políticos, y delincuents sanguinarios en no pocos casos, suelen ser muy refinados en cuanto al gusto. No van a ocupar una casa a un pueblo de Soria, no. Quieren casa gratis cerca de la Castellana de Madrid. No persiguen el «derecho a la vivienda», sino el «derecho al robo de casa gratis e impune» y donde se quiera al gusto del ocupa, incluso haciendo negocio de realquiler. Es vomitivo el grado de impunidad con estos delincuentes que bien justificarían hoy un campo de trabajo forzoso como el de Auschwitz. No es de extrañar que, en las ciudades, se imponga el microalquiler turístico, muy rentable y muy transitorio. Es una excelente respuesta ante la corrupción urbanística política, que ya está persiguiendo indebidamente esta práctica perfectamente legítima instigados por la presión de hoteleros, que ven perder así su clientela.

El perfil urbanístico de ciudades como Madrid es horroroso. No se ha regulado el no construir por encima de un tercer piso (se sigue construyendo colmenas al más puro estilo soviético), no se ha expandido la urbanización haciendo predominar el chalet, la vivienda unifamiliar, haciendo crecer la superficie construida y absorbiendo localidades limítrofes dentro de la ciudad para mayor ahorro de recursos (Tres cantos y Alcobendas por el norte, Coslada, Torrejón de Ardoz y Arganda por el este, Getafe y Alcorcón por el sur y Pozuelo de Alarcón y Majadahonda por el oeste, deberían ser ya distritos de Madrid), hoy que es mucho más barato que hace veinte años la construcción de viviendas de calidad con tanta maquinaria y robots. No se prodiga en sacar industria y empresas de Madrid, Cataluña y Vascongadas, llevándolas a Galicia, Asturias, Castilla y León, Castilla la Mancha, Extremadura, Aragón y el interior de otras regiones, para redistribuir vivienda y actividad económica en bien de la salud general de la población e, incluso, mediambiental, pues lo que más contamina son los embotellamientos de tráfico, aprovechando las aceptables y hasta excelentes infraestructuras viarias de que dispone España. Es impensable que buena parte de la población de Madrid, Cataluña y Vascongadas, especialmente familias con niños, no podría vivir mucho mejor en las regiones menos pobladas, con más aire libre, mayor espacio habitacional para todos los miembros de la familia, más cercanía a los entornos naturales y más posibilidad de realizar actividades imposibles en ciudad (caza, pesca, cultivo doméstico de huertas, jardinería, senderismo, visita a lugares históricos, deportes al aire libre, etc.) que redundan en una mejor salud general. Además, esa redistribución de habitabilidad y actividad, podría revitalizar la local agricultura y ganadería minifundista, de muchísima mayor calidad y más sana para todos en cuanto a sus productos que las granjas que producen en masa a base de piensos, transgénicos y químicos. Una forma de iniciar esa redistribución espacial de actividad y habitable sería, por ejemplo, redistribuir espacialmente ministerios y organismos públicos, en lugar de concentrarlos todos en Madrid. Por desgracia, más bien se hace lo contrario, se pretende, en nombre del comunismo disfrazado de vano ecologismo de secta de «calentamiento global», destruir el coche e inmovilizar y encarcelar la población en esas insalubres ciudades, al más puro estilo genocida chino de Xijinping. Ni siquiera se da libertad a los que trabajan para poder hacerlo desde el ordenador de su casa sin tener que desplazarse al centro de trabajo más que un día para reunirse y presentar documentos. España es lo suficientemente hermosa para que a los propios españoles se les prive de admirarla de norte a sur, de este a oeste por la falacia del «calentamiento global». Que limpien los bosques y montes y que reforesten decenas de millones de hectáreas, incluso con presos a cambio de remisión de condenas por trabajo.

En cualquier caso, es necesario garantizar judicialmente el pago de las rentas de alquiler, el desahucio inmediato en caso de impago (es inentendible que los ayuntamientos no tengan viviendas prefabricadas a las afueras para personas en extremo caso de necesidad, mucho más baratas de montar y que pueden alojar a muchos, que rápidamente querrán salir de allí en cuanto tengan recursos), la indemnización de todo daño causado por inquilino, el cumplimiento de los contratos por parte de propietarios en todos sus términos hasta la fecha final, para que haya más viviendas en alquiler y de mejor calidad. La actual situación no solo reduce la oferta de viviendas en alquiler, sino que saca a mercado a un precio muy superior, las que tienen peores estado (con necesidad de reformas y más alejadas del centro) y prestaciones (sin aire acondicionado o calefacción, sin garage, sin ascensor) en una suerte de selección adversa. Con respecto a las de compra venta, tampoco se sacarán al mercado si los impuestos o robos que penalizan las plusvalías son tan expoliadores. A muchos propietarios les conviene esperar tapiando puertas y ventanas, antes que tener que compartir un tercio de precio de venta con el fisco delincuencial y requisatorio. Para los jóvenes, no obstante, la solución a la vivienda pasa por el punto 1), la flexibilización del mercado de trabajo. Y todo ello exige una dictadura implacable con causa general a los corruptos y requisa generalizada de políticos y adláteres. «Los políticos y sus adláteres vivirán mejor y serán felices sin tener nada y trabajando de sol a sol en un campo de concentración», cabría decir. O bien, «¡Exprópiese!» a todo rojo, antiespañol y liberal conservador. Aplíquesele su propia medicina para que sean felices sin tener nada.

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4) Intervención estatal en la economía. Impuestos, gastos, déficit y deuda pública.
Con respecto a los fundamentos teológicos véase Mt 17 en relación a los tributos e impuestos. El Señor comía con pecadores (lo somos todos), publicanos y prostitutas, pero eso no es óbice para servirse en una especie de barra libre de pecado, robo y prostitución. El Señor no vino a llamar a justos, sino a pecadores. Les invitó al arrepentimiento, la conversión y la penitencia.
Si Dios nos colma de gracias y dones de modo gratuito (gratis lo recibisteis, dadlo gratis), exigiendo solo que correspondamos amándole, aceptando su perdón y su amor infinito manifestado en su Santísima Pasión, Muerte y Resurrección (solo Dios venció al mundo con sus reclamos, venció al pecado, venció al demonio en el desierto, en el huerto de los olivos y en la cruz y, finalmente, venció a la muerte), sin imponernos el Cielo por obligación (sin llevar a nadie a tirones de orejas al Cielo), ¿por qué ha de admitirse el robo, esto es, los impuestos? Lo que Dios exige es la caridad, no la imposición.
Los impuestos son un robo, y como anticristianos que son, han de desaparecer de la tierra. No le es legítimo robar a nadie, ni siquiera los publicanos, la hacienda pública o los de cualquier ideología, por muy «justa» que muchos la crean. Y contra la caridad no hay prohibición en lugar y tiempo alguno.
También son un robo las subvenciones, pues transgreden el principio de ganar el pan con el sudor del propio rostro. Las subvenciones, como los impuestos, no son caridad, son un robo. Y el robo debe desaparecer si verdaderamente se quiere paz ahora y paz eterna.
Los impuestos generan un natural desincentivo al esfuerzo en el trabajo y la actividad económica. Desincentivan el ahorro, desincentivan la inversión, desincentivan el esfuerzo investigador, desincentivan la creación de empresas y el emprendimiento. Los impuestos son una forma de engaño de masas, de esclavitud y de extorsión opresiva. Los impuestos son el pan robado a generaciones de pobres. Y así lo han sido siempre y en todo lugar. Generan privilegios intolerables, opresión, tiranía, discriminación arbitraria, enfrentamientos, odio, divisiones entre personas, prostitución de valores a los que los cobran, guerras (una proporción enorme de las guerras a lo largo de toda la historia, vinieron precedidas de exacciones fiscales. España perdió, como Inglaterra respecto a USA, su imperio, por la voracidad fiscal de liberales y conservadores tras la restauración post napoleónica. España perdió Portugal por la presión fiscal a la que tuvo que someter a otras tierras además de Castilla en el siglo XVII). No hay excusas para mantener los impuestos. El Estado se puede y debe financiar con beneficios de empresas públicas, precios y tasas públicas.
Las subvenciones también tienen que ser implacablemente erradicadas. El Estado no puede estar para salvar de la quiebra y la liquidación de unas empresas frente a otras, generando privilegios para unos y opresión para otros. Ningún estado está para librar a su población de las espinas y abrojos. Siempre habrá pobreza, pero un Estado no tiene autoridad para generarla con su arbitrariedad. Las subvenciones implican pérdida de eficiencia productiva. Si una empresa no es rentable, lo prudente y saludable para todos es liquidarla, y no convertirla en una rémora para toda la población por el puro privilegio hipócritamente disfrazado de «interés general» (y un cuerno general. Particular y privilegiado siempre). El socialismo empresarial es el grado de hipocresía farisea económica más demencial. Bajo ningún concepto están justificadas las subvenciones, pues aprobada una, se deben aprobar todas.
Deben ser los ciudadanos, con sus donaciones o aportaciones voluntarias, los que establezcan el tamaño del Estado. Han de ser los ciudadanos los que elijan libre y responsablemente cuánto aportar al Estado, con qué periodicidad, partida a la que se aporta. Un plan de donaciones puede ser el mejor control del gobierno, pues a mejor gestión, se mantendrá o incrementará previsiblemente la aportación, mientras que una mala gestión o un despilfarro implicará una caída de aportaciones con el consiguiente rechazo a la gestión. Si verdaderamente se es «democrático», ¿por qué no se deja elegir el tamaño del Estado y su intervención a los ciudadanos en sus decisiones libres y responsables agregadas?

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