16/05/2024 06:54

Madrid, 12/10/2002. SS.MM. los Reyes Don Felipe y Doña Letizia presiden el desfile militar por la festividad del 12 de Octubre. En la imagen, Núñez Feijóo y Santiago Abascal. Foto: Ignacio Gil. ARCHDC

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¿Desconocen los españoles, a estas alturas de la película, la naturaleza de la peste partidocrática que están dispuestos a reelegir? Ítem más: ¿desconocen los electores de derechas la naturaleza de los comunicadores en los que se miran, sobre todo la de esa veleta radiofónica matinal que los aires mudan, siempre al acecho de ventajas oficiales? No es posible, a poco avisado que se esté. ¿Entonces…?

Si no todos, como decía San Pío V, sí muchos de los males del mundo se deben a los católicos tibios, esos que hoy, tras salir de la iglesia, votan a los que promulgan el aborto y la perversión y sexualización de la infancia, entre otras muchas abominaciones.

La terrible realidad es que hay muchos electores que acuden a las urnas con el pensamiento puesto, sin saberlo, en lo que escribió Lope de Vega: «A veces, lo que es contra lo justo / por la misma razón deleita el gusto».

Los delincuentes aún fascinan a sus militantes, a sus falderos, a su henchida corte de ayudantes diabólicos. Y mientras esto sea así, España no tendrá remedio.

Es cierto que las mentiras tienen las piernas muy cortas…, pero, actualmente, el agitprop de los criminales y la abyección de sus electores las transforman en muy largas.

Poder que no está limitado por leyes, nunca puede estar por ellas protegido.

Mucha demagogia en prometer, mucho murmurar y mucha risa falsa…, pero de verdades ninguna. Pedigüeños y rastreros en época preelectoral; soberbios y enfatuados una vez que han conseguido el sillón: así son y han sido nuestros políticos de la casta. Pero ¿de qué pueden ensoberbecerse estos amos y sus peones políticos cuyos instintos no son más que podredumbre?

Siempre que en esta tramposa democracia se anuncian unas elecciones -me dijo aquél conocido- me viene a la cabeza que el glorioso San Lucas, patrono de los cabrones, es el santo hoy día más venerado.

La libertad, que siempre ha sido para los seres humanos un sentimiento más dulce, amado y deseado que la vida misma, en la actualidad no se valora, como no se valora todo aquello que tenga que ver con lo noble y lo excelente.

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O la justicia pertenece a todos o no pertenece a nadie.

La verdad existe, pero de nada vale si no existe la justicia, sin la cual la verdad es un vacío. ¿Cuántos electores votan hoy mirando por el reinado permanente de la justicia?

Sólo me solidarizo, más aún en estos días electorales -me dijo otro conocido-, con aquellos que luchan por conseguir que la súplica «venga a nosotros tu reino» deje de ser una frase vacía.

Las desdichadas mujeres que se pusieron a parir hijos lacayos para esta democrática Transición, no habrá amargura que no sientan.

De nuevo contemplar los derribados muros de la patria nuestra y ver una España sin líderes morales o sin deseo ciudadano de merecerlos y encontrarlos. ¿Dónde aquellos que digan, como Aníbal, «hallaré el camino para avanzar o me lo abriré»?

¿Ha pensado la asociación Hazte Oír en la posibilidad -o viabilidad- de transformarse en partido político?

Si de verdad es VOX un partido patriota, diferente de los restantes que integran la peste parlamentaria, ha de demostrar su capacidad para estar -en todos los órdenes- a la altura de las circunstancias.

Si de verdad es VOX un partido antisistema, aparte de solicitar la revisión de la copia de las actas con los resultados publicados, debiera efectuar un control exhaustivo de todo el proceso electoral, exigiendo que se cumpla la ley, punto por punto.

En culo de cagón (PP) siempre abunda mierda. ¿Conocen este adagio los electores de derechas españoles?

No hay verdad en nuestra actual convivencia, todo es mentira. Por eso, si algo en la corrupta política española es susceptible de estropearse más aún, se estropeará.

 

Aunque no sería descabellado, no se trata, a estas alturas, de proponer una teocracia, pero no es pedir la luna que los responsables institucionales y toda clase de personas, del rey abajo, guiasen sus pasos, si no por el Evangelio de Cristo, sí por la probidad más elevada, y comprendiesen que en ambos han de hallar la ley suprema sobre todas las leyes.

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Algunos que están luchando por lograr esta utopía se sienten dolorosamente indignados cuando ven cómo una sociedad pervertida está arruinando las almas más inocentes y la patria. ¿Cómo podremos reprocharles que se esfuercen por realizar sus sueños, si es precisamente por eso por lo que hay que luchar?

¿No es por este objetivo por el que todos los grandes hombres han combatido? ¿No constituye el ideal supremo que la justicia y la verdad reinen entre los hombres? ¿No es este Ideal el que todo Reformador busca y al que todos los hombres de bien han de aproximarse cada día?

Hasta qué punto este fin es quimérico es algo que podrá discutirse siempre, pero hay que dejar, nunca impedir, que estas ilusiones se realicen hasta donde puedan realizarse. Y no sólo eso: hay que apoyar y ensalzar a quien consagra su vida, arrostrando sacrificios, insidias y traiciones, en pos de un mundo verdadero, en vez de encoger los hombros o calificar su sueño como la imaginación de un iluso o de un visionario. O de un conspiranoico.

El caso es que, tras las elecciones -enésimas- de julio, todos volverán a decir que han ganado; todos menos España.

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
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Aliena

Comparto la perplejidad, la amargura, las sospechas… Y lamento confesar mi escasísimo poder de persuasión entre los miembros de mi propia familia, en lo que se refiere a la veleta mañanera en cuestión, siempre suponiendo que se trate del mismo señor, individuo o sujeto ( lástima que no sea rubio, se le podría llamar «Aurora de las doradas guedejas», como hace Clarín en «La Regenta» refiriéndose a Petra… y a quien Frígilis, en cambio, se dirige con estos términos: «Oye, tú, buena pécora». Gran artículo, si bien me ha sorprendido ese «enfatuados» ( para mí era «infatuados»… ¿podría, tal vez, ser…? )

Geppetto

Los españoles se han adaptado al medio y se sienten comodos entre el agua putrefacta y la basura, es mas, si alguien intenta devolverles la cordura por el sencillo metodo de ponerles delante de un espejo para que se vean, es rechazado de inmediato.
Eso ha pasado y pasa en esta España «democratica, avanzada y autonomica» vaya… en esta puta mierda de regimen politico

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