Hoy amanecemos con una noticia de profundo impacto para el mundo entero y, en particular, para los católicos: la muerte del Papa Francisco.
Con su partida se cierra un pontificado que no dejó indiferente a nadie. Fue una etapa marcada por tensiones internas, gestos ambiguos, profundos desacuerdos y persecución a la Tradición Católica. Y ahora, frente a su fallecimiento, muchos se debaten entre la canonización mediática inmediata y los análisis insustanciales u obsecuentes.
No creemos que ese sea el camino. Francisco ya ha entregado su alma al juicio de Dios. A nosotros nos corresponde rezar por él, pensar honestamente en lo que deja, no rehuir un análisis crítico de su Pontificado y prepararnos –espiritualmente y con discernimiento– para lo que vendrá.
Por eso, en este video compartimos algunas reflexiones sinceras sobre su pontificado. Lo hacemos sin caer en la obsecuencia ni suscribir la posición sedevacantista. Queremos contribuir a una mirada crítica, lúcida y católica, fiel al Evangelio, al Magisterio y a la Tradición.
Unámonos en oración por su alma, sin negar ni maquillar el daño que hizo a la Iglesia, y pidamos luz y fortaleza para atravesar los tiempos que vienen.
«Y las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella.» (Mt 16, 18)
Con fe y esperanza,
Lic. Juan Carlos Monedero (h)
«Cada vez que decimos una verdad, el Reino de la Mentira retrocede».
Josef Pieper
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«Francisco ya ha entregado su alma al juicio de Dios. A nosotros nos corresponde rezar por él,…»
Pues aténganse a ello si son católicos verdaderos y no políticos de una u otra tendencia infiltrados en la Santa Iglesia Católica Apostólica, y deje sus «análisis» «críticos» «católicos», en realidad JUICIO al Papa difunto, para Dios Todopoderoso, que es Juez Justo y que sabrá «analizar» mejor que ud. constituido en «juez» y los suyos, su pontificado y su persona. Que lo juzgue quien tiene que juzgarlo, nadie más.
Que Dios se apiade de su alma y promueva, por medio del Espíritu Santo y para gloria suya y de su Santa Iglesia Católica Apostólica, el nombramiento de un nuevo sucesor de San Pedro santo, como santos son los elegidos de Dios y no de los hombres por mayorías parlamentarias. Sólo los santos han de gobernar la Iglesia del Señor, la Católica, porque Jesucristo no fue elegido por sus Apóstoles, sino que los Apóstoles fueron elegidos por Jesucristo. Esa debe ser para siempre la Tradición Apostólica. Si no se es santo, no se puede ser ni obispo ni Papa.