El Rosacrucismo y la masonería. Por el Padre A. Gómez Mir

El ROSACRUCISMO es un movimiento esotérico muy complejo, con incontables brotes y rebrotes desde el siglo XVII hasta nuestros días. El rosacrucismo se ha asignado a sí mismo, con frecuencia, como la masonería hará después, una antigüedad legendaria, en este caso remontando su nacimiento a una sabiduría esotérica del Antiguo Egipto, en tiempo de Akenatón, es decir en el siglo XIV (a. C). Afirman sin rubor que los primeros rosacrucistas se reunían en cámaras secretas de la gran pirámide para iniciarse en los misterios.
Existe una continuidad innegable entre las ideas gnósticas y herméticas que afloraron en los primeros siglos cristianos, de forma muy especial en Alejandría y el movimiento Rosacruz. Estas ideas (alquimia, magia, cábala, astrología, hermetismo…) han pervivido hasta nuestro tiempo por medio de movimientos esotéricos como el rosacrucismo que expuso los mismos principios en sus manifiestos dados a luz entre 1614 y 1616. Fue desde el Renacimiento y de forma muy especial desde la caída de Constantinopla, cuando se produjo una inmigración importante de cristianos que huían de la persecución y que llegaban a Occidente, que se produjo esa contaminación de ideas gnósticas y herméticas
Las líneas de penetración son varias: el gnosticismo cristiano ya está presente en la Edad media con los cátaros y albigenses. La España ocupada por los musulmanes va a ser un importante coladero de textos e ideas alquímicas y cabalísticas. Y, como decíamos, la llegada del hermetismo con los que huian de la caída de Contantinopla. No damos cabida aquí, por falta de puebas, a la muy extendida mistificación de los templarios como portadores de doctrinas herméticas.
Existe una continuidad innegable entre las ideas gnósticas y herméticas que afloraron en los primeros siglos cristianos, de forma muy especial en Alejandría y el movimiento Rosacruz. Estas ideas (alquimia, magia, cábala, astrología, hermetismo…) han pervivido hasta nuestro tiempo por medio de movimientos esotéricos como el rosacrucismo que expuso los mismos principios en sus manifiestos dados a luz entre 1614 y 1616. Fue desde el Renacimiento y de forma muy especial desde la caída de Constantinopla, cuando se produjo una inmigración importante de cristianos que huían de la persecución y que llegaban a Occidente, que se produjo esa contaminación de ideas gnósticas y herméticas
En el Renacimiento, este pensamiento se encarna en muchos lugares y de distintos modos, empezando por ese faro poderoso que es la Academia Neoplátonica de Florencia fundada por Lorenzo de Medicis y dirigida por Marsilio Ficino.

Autor

Padre Antonio Gómez Mir

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