21/11/2024 13:03
Getting your Trinity Audio player ready...

Parodiando las series turcas de televisión, en España tenemos, no una, sino varias ministras desquiciadas.

Desde luego, el cupo de ministras es, francamente, lamentable.

Desde la portavoz, siempre al borde del orgasmo, cuando habla de Pedro Antonio Sánchez, hasta la marichuli de hacienda, la otra Montero, que habla hasta por los codos, y demuestra que no tiene ni idea del criterio de caja única, de la no imputación de los impuestos a gastos concretos y determinados, sino que todo va a la caja común, etc.

Recuerdo hace años que tuve que informar a una señora mayor, que vive en Andalucía, que había recibido una herencia en el Alto Aragón.

Pensé que me iba a llamar corriendo, toda contenta, pero quien me llamó fue su hijo, para decirme que su madre estaba desesperada, por ser heredera, y como podían hacer para renunciar a la “herencia envenenada”, pues eran los tiempos en que la choni Montero “reinaba” en la hacienda pública andaluza, y se quedaba con todas las herencias…, e incluso dejaba en la ruina a los herederos, pues tenían que pagar más de lo que recibían.

Por lo visto no hay Montero buena, y la otra, la desquiciada, anda a vueltas de la ley trans, pretendiendo desequilibrar a nuestros hijos menores de edad, a los que ella, en su ignorancia, convierte en mayores de edad, prescindiendo del criterio de los médicos, psicólogos y hasta psiquiatras, que algo tendrán que decir, vamos, digo yo…

¿Se puede ser tan desquiciada, y, encima, sentarse en el consejo de ministros, ministras y ministrines, como llaman en Asturias a los consejeros autonómicos?

Pues, por lo visto, en España sí.

LEER MÁS:  No, por favor. La “Grandeza de España” debe exigir ante todo y, sobre todo, moralidad probada y demostrada. Por Pablo Gasco de la Rocha

Pero la culpa no es solo de esta desquiciada, sino de su pareja, de hecho o de desecho, Pablo Iglesias “catedrales”, que fue quién propuso su nombramiento, y, sobre todo, del dedo de Pedro Antonio Sánchez, el presimiento del ex reino de España.

Vid. el artículo 100 de la Constitución del 78:

“Los demás miembros del Gobierno –es decir, los ministros-, serán nombrados y separados por el Rey (que, el pobre, no corta ni pinta nada), a propuesta de su Presidente”.

Es triste decirlo, pero España se está convirtiendo en un gigantesco frenopático, cuya sede principal están en el Palacio de la Moncloa, y ministerios podemitas.

Y de todo ello pronto habrá que pedirle cuentas a Pedro Antonio Sánchez, por la vía criminal.

Autor

Ramiro Grau Morancho