15/05/2024 15:38

Josué Cárdenas

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Todos recordarán, sean aficionados al fútbol o no, el entrañable anuncio de televisión que el Atlético de Madrid lanzó allá por el año 2003, conmoviendo a todo el público. Un niño en el asiento de atrás de un coche con voz dubitativa y frágil le preguntaba a su padre: Papá, ¿por qué somos del Atleti? El padre con una cara que todos recordamos, hacía un silencio que respondía a la inocente pregunta de ese pequeño aficionado colchonero. Mi pregunta es: ¿ qué pasaría si hoy día, un niño subiese al coche, después de un día en el colegio y con la misma vocecita que la del niño del Atleti le preguntase a su padre: Papá, ¿por qué somos de derechas? El silencio y la pausa trascendental se producirían seguro.

Es muy difícil que una persona que se sienta de derechas explique por qué se considera de derechas. Son muchos años de complejos, indefinición, guerras internas, divisiones y pleitos en sus filas. Si me permiten la metáfora futbolística, es complicado ponerte la bufanda y gritar los goles de una ideología o tendencia política si no hace otra cosa que meterse goles en propia puerta; dejarse meter goles y no saber en que portería debe anotar; enfrentarse a los compañeros en lugar de al contrario e insultar a tu propia afición; jugar más cómodo fuera que en casa y respetar al árbitro aunque este lleve la camiseta puesta del equipo contrario; defender el reglamento por encima del propio deporte; no llevar la camiseta del mismo color y muchas veces ponerte la camiseta del contrario; no hacer una sola falta al rival mientras ellos te destrozan la tibia; que tu afición haga cánticos ridículos y venderles más entradas a la afición visitante que a la tuya; intentar dar la mano a tu rival mientras él te escupe; fiarse del resultado en cuanto metes un solo gol;  ir perdiendo 17 a 0 y aún así celebrar un saque de banda a favor; negarse a lanzar ciertos penaltis o a disputar la mayoría de balones; al jugador que vale para delantero meterle de lateral zurdo; jugar el balón solo en el centro del campo dentro del círculo central; considerar que el resto del campo es extremo y que no se debe disputar nada allí…

La derecha si quiere alcanzar la victoria y no hacer bueno el vaticinio de Pablo Iglesias, pronosticando que PP ni Vox iban a volver al poder, debe reconocerse a ella misma y saber qué defiende y por qué lo defiende. Muchos echan en cara la falta de principios de Sánchez pero es que lo que tiene en frente ha fluctuado de una manera tan equilibrista como la de Sánchez. A problemas reales de mayorías no se les puede proponer soluciones para unos pocos. Es importante centrar el tiro y definirse absolutamente, sin tibiezas ni tampoco ambigüedades propias de personas que no se creen lo que predican. Un plan y una agenda clara, entendible, realista y honesta. Una agenda irremplazable, con puntos innegociables, adaptables sólo a la conveniencia y no al dictado de la izquierda. El día que la gente entienda a la derecha, empezará a gobernar y no lo hará solamente cuando la izquierda sea un horror o cuando se canse de robar. La derecha vive tan cómoda sumida en sus complejos que no le votan ni los suyos ni por supuesto los que no deberían ser suyos. La derecha no tiene ni un solo «gremio» del que reciba un apoyo casi unánime como sí lo tiene la izquierda. Ni los policías, ni los curas, ni los abogados, ni los empresarios, ni los toreros, ni los cazadores, ni los militares… votan en masa a la derecha. Sólo lo que se considera pijo, esos que tienen miedo de que su decimocuarta vivienda se la ocupen, sólo ese pequeño grupúsculo de gente tiene la derecha anclada para sí. En el resto hay de todo y ya no digamos maestros, catedráticos, sanitarios, currantes, camareros, oficinistas, periodistas… esos el 75% votan a la izquierda anti española y pro Txapote. Por no decir que la derecha apenas tiene referentes culturales, artísticos, musicales o deportivos en los que fijarse. La derecha tiene un miedo pavoroso a todo lo que sea más de tres frases seguidas si no es una guía de viajes o un crucigrama de esos que haces en una tumbona. No tiene el apoyo necesario para crear vínculos con un modelo, un ideal, un referente. La derecha no puede fijarse en nadie porque no tiene prácticamente a nadie en quien fijarse, porque o lo suele despreciar o las causas de las derechas no están hechas para un tipo que hace cine o llena un estadio de 60 mil personas.

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La derecha ha perdido varios aspectos fundamentales que la hacen alejarse del orgullo de pertenencia:

· Los principios: La derecha ha defendido condenar el aborto y después ha permitido practicarlo en todos los sitios donde gobierna. Salvo cierto maquillaje ridículo, PP y Vox no han hecho nada para impedir algo que se supone, son contrarios. El matrimonio gay y mundo LGTBI, la derecha propuso acabar con ello y ahora en las zonas donde gobierna son los sitios donde más se practica legislación LGTBI y Vox, sosteniendo gobiernos, no hace nada para cambiarlo. La derecha se lleva las manos a la cabeza con la claudicación del PSOE con ETA, cuando el PP ha vivido del acercamiento de presos, ha negociado con ETA y ha sido partícipe de una política de excarcelación de etarras, en algún caso, más nauseabunda que el PSOE. En materia económica, cuando la derecha está en la oposición, propone bajar impuestos como receta mágica, en cambio cuando gobierna sube los impuestos más que Izquierda Unida y mantiene todas las redes clientelares de la izquierda. La derecha critica la Ley Trans de Montero, sin darse cuenta que ellos fueron pioneros en Madrid, aprobando una Ley calcada a la de la Ministra de Igualdad. La derecha asegura que al campo hay que defenderlo pero no se opone a que el producto extranjero se imponga en nuestros supermercados. El PP y Vox, de momento, no han cambiado la Ley de Memoria Histórica en ningún sitio donde acaban de entrar a gobernar. En CyL sigue vigente, en Aragón y C. Valenciana a pleno rendimiento….

· Las marcas: Las siglas de la derecha van cambiando como el Valencia cambia de entrenador. Primero hay partidos que toda la vida fueron derechona y ahora se han pasado a la izquierda sin remordimientos. PNV y la nueva Convergencia, son dos partidos anclados en el Frente Popular, partidos traidores y desagradecidos. Partidos con ideologías perversas pero barnizadas con un esmoquin. La burguesía que miraba para otro lado o permitía las bombas de la izquierda, ahora se han pasado al lado de la izquierda de los tiros y los secuestros. Después, el PP es una marca que reniega de su origen, que maltrata a su base social y que echó de su partido a los dos tipos de votantes que le sostenían: liberales y conservadores. UCD, CDS, UPyD, Ciudadanos, Vox… le van saliendo parches a la derecha pero no dejan de ser eso, parches. Marcas con muy poco poso ideológico, poca estructura y con un inicio sobre todos los tres últimos, muy heroico, pero que en cuanto tocan moqueta se amoldan al paisanaje y poco a poco acaban desapareciendo.

He dicho que Vox o deja de ser de derechas o acabará feneciendo. Necesita dejar de ser de derechas para poder ser consecuente y no caer en los males congénitos de la derecha.

· El mensaje: El mensaje es muy importante que sea nítido, que te creas realmente lo que defiendes, que la voluntad sea la que te haga alcanzar objetivos políticos. No se puede defender una cosa y su contraria, no puedes ser contundente en las formas pero no en la práctica. Tu discurso no puede ser hipócrita, ni trasnochado, ni estéril, ni clasista, ni rancio, ni irreal, ni cortoplacista… La derecha se tiene que creer que quiere cambiar España, pero no se lo cree porque vive muy a gusto. Ni  en 2017 cuando la nación se puso en jaque, los políticos de derechas fueron claros, ni en el 2004 cuando el mayor atentado de Europa fueron valientes, ni ante los problemas reales saben decir nada más allá de 4 o 5 eslogan, que tienen poco fundamento y sobre todo muy poca convicción. Al votante no lo convences por tu currículum, ni por tu elegancia, ni  siquiera por lo bueno o buena que estés. Lo importante es el mensaje, convincente en algo y trasmitirlo con esa fuerza y esa garra propias de soldados. Como si al decirlo te afectase a ti y supieras cómo ponerle remedio. Hay que conocer muy bien la calle, los bares, sus preocupaciones y sus inquietudes y darles una respuesta accesible, popular y realista. Hablar el idioma de quien te escucha es muy importante. Si algo crees que es necesario y lo crees de verdad, pon a Dios por testigo y defiéndelo hasta que se cumpla. Cuando la derecha consiga articular mensajes de calado nacional, con el que se sienta identificado todo hijo de vecino, con el que a cada español le haga sentirse partícipe de un proyecto común, cuando no venda su esencia para conservar su presencia, ese día la derecha volverá a gobernar.

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Hay que aprender mucho de la izquierda. Una izquierda vende patrias, cainita e inmoral pero que tiene claro lo que quiere y lo está consiguiendo. Estoy seguro que ese niño si le pregunta a su padre, ¿por qué somos de izquierdas? ese padre va a saber que decir. Quizá sea mentira o demasiado populista pero seguro que tiene banderas y motivos para aferrarse. La derecha solo tiene el dinero como elemento por el cual dejarse la piel y recuerde: la raíz de todos los males es el amor al dinero como decía San Pablo. No tener más ideal que tu cuenta bancaria te conduce a ser un Tío Gilito, sin más patria ni bandera que tus ingresos. Necesitamos corazones ardiendo, calles incendiadas de valientes dispuestos a lo que haga falta con tal de tener casa, curro y familia. La derecha ha considerado que la vivienda es sólo para unos pocos privilegiados; que el curro puede ser mal pagado, con despido libre y que si te quedas en el PARO es porque eres un vago poco productivo; y la familia la ha destruido comprando el discurso individualista, poniéndote a tu alcance una mascota pero no una seguridad que te permita sacar adelante un proyecto común con una persona, abrazando el feminismo de la izquierda y diciéndote que es mejor un hijo con vacaciones tres días en Balí que 5 hijos y disfrutar de un mes entero en Benidorm como hacían nuestros padres. La derecha ha arriado muchas banderas, ha tirado muchas toallas y ha bajado demasiado tiempo los brazos.

Por eso ni los niños ni los padres son de derechas. Por eso, lo que nos queda ser, es ser patriotas. Defender nuestro pan y sobre todo defender la justicia en tiempos de injusticias. Ser garantes de una libertad que nos ha sido arrebatada y devolver la esperanza a una España que se desquebraja por momentos. Necesitamos armonía en medio de esta melodía desafinada y monotemática que nos venden en España. Necesitamos certezas que no sean jaulas como decía Dostoyevski, sino alas con las cuales volar y no parar hasta llegar al objetivo. Ningún español puede sentirse huerfano. Ningún niño tiene por qué no ser respondido a la pregunta: Papá, ¿por qué somos patriotas?

Autor

Josue Cardenas
Josue Cardenas
Josué Cárdenas Gómez. (Sagunto 1999). Es Periodista y cronista parlamentario de primera línea en el ámbito de la Información y la Opinión.

Comenzó en el periodismo en plena crisis del Coronavirus y ha trabajado
en radio, prensa y televisión. Su interés por la Poesía va de la mano
con su devoción por la Cultura. Sus programas siempre contienen
secciones de Literatura, Música y Cine. La Poesía marca su vida y
desde pequeño sus referentes han sido claves para que los versos sean
protagonistas de sus inquietudes.

Director del programa La Burbuja en Periodista Digital de Alfonso Rojo. Sus artículos de Opinión son un referente nacional de la actualidad política y social de España, en exclusiva para ÑTV ESPAÑA.
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Geppetto

Hace mucho tiempo alguien le dijo a su hijo que se decia de derechas:
Tu crees que Franco es de derechas y no les en absoluto, Por eso España va bien. porque el Caudillo es un patriota
Cuando llegue de verdad la derecha comprobaras que son tan sinverguenzas como los de izquierdas.
No hablo de los votantes, esos son, sencillamente, estupidos, hablo de quienes los pastorean

Rafael F.

¡¡¡Sr. Cárdenas, enhorabuena por el articulo!!!

Aliena

Sr. Cárdenas, por favor, respete la sintaxis, es una barbaridad la frase: «Ningún niño debe no ser respondido a la pregunta» pues lo que se responde es la pregunta y no el niño, luego la pregunta es el objeto directo y es el único sujeto posible de la voz pasiva, «la pregunta no (le) es respondida a los niños» – aunque en español es mejor la pasiva refleja «La pregunta no se (les) responde a los niños», no trate de parecer más culto inventándose a unos niños que «son respondidos». ¿No le enseñaron nada en el colegio? Qué barbaridad de voz pasiva pura, qué barbarie de pasivas puras imposibles, qué asco de «Spanglish» el que gastan los patriotas verdaderos o de cartulina. Hagan el favor de respetar nuestro idioma aunque citen menos a Dostoyevski, nuestro idioma, nuestra cultura.

JCrespo

Los problemas actuales de España no son por la aplicación de políticas de ideología izquierdista y menos derechista, sino del encubrimiento de una serie de medidas favorables a unos pocos personajes a la sombra con aspecto exterior de izquierdas. Falso progresismo. Es decir, que utilizan una política de destrucción con aspecto humanitario. Así que ya está bien de otorgar a los políticos, que son simplemente traidores a su Pueblo y actúan al dictado, con una carga ideológica que no tienen.

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