27/09/2024 23:10
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Gobernando la Unión de Centro Democrático, el problema del desempleo en el mundo rural se combatió con el “Empleo comunitario”  que consistió en dar trabajo a los parados, quienes no tenían derecho a cobrar el subsidio sin trabajar. El Decreto que estableció el Plan de Empleo Rural, (PER) en su exposición de motivos argumentó que era discriminatorio que en la industria o en los servicios para cobrar el subsidio de desempleo no fuera necesario trabajar y en el mundo rural se exigiera trabajar para percibir un salario.

         Evidentemente el sistema era discriminatorio, pero en realidad bien podía haberse resuelto al revés, es decir, proporcionando trabajo a los desempleados de la industria y servicios. El origen de este trato desigual, hay que buscarlo en la diferencia entre quedarse sin trabajo en un pueblo o en un barrio obrero de una gran ciudad.

         El caso es que se optó por el establecimiento de las condiciones necesarias para cobrar el desempleo en el mundo rural estableciendo el PER, en Andalucía y Extremadura, lo que suponía una discriminación territorial que, al parecer, era aceptada sin apenas protesta por parte de las demás Comunidades Autónomas.

         De acuerdo con el PER los trabajadores que cotizasen un número de jornadas, que ha ido variando desde 60 hasta 30 o 20, en un año, obtenían el derecho a cobrar el subsidio el año siguiente. Estas Jornadas podían hacerse en la agricultura o en obras civiles que estuvieran incluidas en el PER, por ejemplo una pavimentación del pueblo o similares.

         El sistema dio lugar a que se realizasen obras municipales con el criterio de hacer más obras en donde hubiera más parados, con lo que los Alcaldes animaban a apuntarse en el desempleo a hombres y mujeres, ya que al hacer las obras en el mismo pueblo donde residían, hubo muchas mujeres que se apuntaron por primera vez al mundo laboral como desempleadas, puesto que ya para trabajar no había riesgo de tener que desplazarse a pueblos más o menos cercanos.

Al margen de los problemas que dieron la acreditación falsa de jornadas no realizadas, el control de que no hubiera fraude corría a cargo de los Alcaldes, quienes se encontraban ante un dilema, pues si en su pueblo se reducía el número de parados, a él le rebajaban el presupuesto para hacer obras.

         Los trabajadores a los que cobrando el desempleo les salía trabajo no querían perder el cobro del subsidio, con lo cual era difícil encontrar trabajadores apareciendo el fantasma del trabajo “en negro” o exigir más acreditaciones de jornadas por jornada trabajada, o tener que llevarse bien con el Alcalde para trabajar en una obra del PER.

         ¿Cuál ha sido uno de los efectos del PER andaluz y extremeño? Pues que son las dos Comunidades Autónomas con menor renta por persona, la famosa “renta per cápita”, que es el resultado de dividir la riqueza entre el número de habitantes y como los subsidiados no incrementan la riqueza y sin embargo cuentan entre los habitantes, al calcular el índice la renta se reparte entre más población y provoca una disminución de la renta por habitante. Los subsidiados generan ni bienes ni servicios, por tanto no generan renta: la consumen.

         En las Comunidades Autónomas como las Castillas y Aragón, que es donde más se manifiesta la pérdida de población, la renta es más elevada pero el mundo rural pierde población alarmantemente.

         ¿Sería solución extender el PER a más territorios? No lo creo pues el recurso más importante de una sociedad es la persona, y el PER lleva consigo el desempleo estructural y siendo el trabajo, más que un derecho, una necesidad, no es bueno extender los subsidios a más gente sino más bien llevar el trabajo y medidas revitalizadoras de la economía rural para frenar el despoblamiento y devolver a la población rural de Andalucía y Extremadura la dignidad que lleva implícito vivir de un trabajo.

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         Ambas realidades, el PER y la España vacía, que tienen características tan diferentes, paradójicamente, tienen una misma solución, difícil de lograr, pero común: que el mundo rural les ofrezca trabajo y condiciones de vida atractivas.

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REDACCIÓN