22/11/2024 01:52
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Lo primero que hay que decir de la ley de memoria  ahora rebautizada “democrática” es que atenta  gravemente contra las libertades de opinión, expresión, investigación y cátedra. Que la llamen de memoria democrática demuestra muy bien lo que entienden por democracia los canallas que intentan imponerla a la sociedad.
   Al respecto debemos preguntarnos por qué necesitan esta ley, más de 80 años después de la guerra y más de 40 después de muerto Franco.  Hay dos razones principales. En primer lugar, sus versiones sobre la guerra y el franquismo son tan manifiestamente falsas y han sido tan refutadas, que necesitan protegerlas con una ley de tipo soviético, que amordace a la verdad.  Y ellos saben que son versiones falsas, pues de otro modo no tendrían problema en someterlas a la investigación y el debate libres, como se hace en democracia… y como tratan de impedir  a toda costa.
 En segundo lugar, y más importante, la necesitan porque el ataque (falsario)  al franquismo  lo necesitan para fundamentar sus políticas actuales, que, casualmente, están derivando hacia la descomposición de España y el totalitarismo, tratando incluso de controlar los sentimientos de la gente. Deben atacar al franquismo como cobertura para su programa político actual, que incluye la liquidación de la monarquía –como símbolo de la unidad nacional, y proveniente del franquismo–, y de paso la destrucción de las libertades, como vemos.
 Imaginemos un joven o no joven, que no tiene idea sobre la guerra, Franco y demás, y que sufre el bombardeo de la propaganda antifranquista. Si tiene dos dedos de frente, ha de preguntarse: ¿quiénes son estos feroces enemigos de Franco 46 años después de su muerte? Y enseguida descubre que son los etarras, los golpistas y separatistas de todo pelaje, los comunistas y el  PSOE, el partido más corrupto de la historia de España, con una larga historia criminal. Y también el PP, aunque este por razones distintas: el problema de la derecha española, como decía un catedrático, es que carece de formación histórica  e ideológica, por  lo que tiene que alimentarse de los desechos intelectuales de la izquierda, lo comprobamos a cada paso. Ante este panorama, una persona medianamente lista ha de hacerse algunas preguntas elementales y buscar información por otra parte.
Y vamos con un ejemplo de embuste monstruoso, el de la fosas. Según dicen, hay más de  2.000 fosas con los restos de 150.000 personas (o más 115.000, o más de  130.000, se han dado varias cifras).  Esto daría un promedio de 60-75 restos por fosa. Pues bien, llevan 21 años metidos en el negocio y según sus datos  han exhumado unas 785 fosas. Según sus estimaciones, en ellas deberían encontrarse un mínimo de 47.000 restos personales, pero afirman haber encontrado solo 9.700 (y tampoco hay obligación de creerlo, pues no hay ningún estudio contrastado). Esto daría un promedio por fosa de 12-13 personas, muy lejos de la supuesta por los otros “datos”.  Pero de esas 9.700 hay que descontar  2.840 del cementerio de San Rafael de Málaga, que suponen, de modo  arbitrario, ser víctimas de la represión, con lo que las víctimas exhumadas serían unas 6.800,  poco más de nueve por fosa. Es evidente que las cifras generales son pura invención. Pero además, en las fosas se encuentran fusilados por uno y otro bando, además de combatientes enterrados apresuradamente después de una batalla (están pidiendo información sobre fosas de la batalla del Ebro), y seguramente otros que no tienen relación con la guerra.
Y, por supuesto, nada se dice de que las supuestas “víctimas del franquismo” pertenecían a partidos que habían destruido la legalidad republicana, partidarios de disgregar España y de imponerle un sistema soviético. Igual que ahora, casualmente.
A esto puede llamársele el negocio del crimen montado por unos políticos canallas. Negocio utilizado para “envenenar las conciencias” mediante “un Himalaya de falsedades”, como lo definió Besteiro, un raro  socialista decente.  Y es necesario  contrarrestarlo, porque sus efectos políticos actuales están bien claros.  En fin, que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo… siempre que se investigue y se debata, que es precisamente lo que quieren impedir estos delincuentes con  sus leyes liberticidas.  Propongo aquí un informe titulado “El negocio  del crimen”, examinando los datos ofrecidos por estos historiadores y políticos  corruptos, que intentan prosperar  con tales industrias.

Autor

Pio Moa
Pio Moa
Nació en 1948, en Vigo. Participó en la oposición antifranquista dentro del PCE y el PCE(r)-Grapo. En 1977 fue expulsado de este último partido e inició un proceso de reflexión y crítica del marxismo. Ha escrito De un tiempo y de un país, sobre su experiencia como "revolucionario profesional" comunista.

En 1999 publicó Los orígenes de la guerra civil, que junto con Los personajes de la República vistos por ellos mismos El derrumbe de la República y la guerra civil conforman una trilogía que ha cambiado radicalmente las perspectivas sobre el primer tercio del siglo XX español. Continuó su labor con Los mitos de la guerra civil, Una historia chocante (sobre los nacionalismos periféricos), Años de hierro (sobre la época de 1939 a 1945), Viaje por la Vía de la Plata, Franco para antifranquistasLa quiebra de la historia progresista y otros títulos. En la actualidad colabora en ÑTV, Libertad DigitalEl Economista y Época.