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Llegan otras elecciones y de nuevo vuelven las dudas y hasta las discusiones entre camaradas u otros compatriotas que no se identifican en absoluto con el sistema (algunos, como yo, lo aborrecéis y pensáis que hay que derribarlo cueste lo que cueste), de si presentarse o no al circo electoral y de si acudir a votar o no el día de la siniestra fiesta de la democracia.
No pretendo con estas líneas convencer a nadie, pero sí argumentar mi posicionamiento en ambos aspectos, por un lado el de pese a no creer en “su democracia” y “sus elecciones”, presentar una candidatura totalmente contraria al sistema que queremos combatir, y, por otro lado, el de respaldarla con nuestro voto, aun sabiendo que las opciones de obtener representación electoral son prácticamente nulas, y digo lo de “prácticamente” porque soñar es gratis y uno es tan optimista como revolucionario, de hecho, una cosa lleva a la otra, y la otra a la una.
Voy a intentar separar de mi argumentación algo que es absolutamente personal, pero que éticamente no debo ocultar, y es que soy falangista confeso, y quizás algún día convicto, y siempre he abogado y apostado por la unidad nacionalsindicalista, al menos la unidad de acción y, por qué no, la unidad ante las urnas, y este proyecto unitario falangista que nació hace ya unos años, que se ha mantenido para los comicios del 4 de mayo, y que sé que continuará los días posteriores al de las elecciones, y es cada día más sólido gracias al trabajo y el afán de las jefaturas nacionales de La Falange y Fe de las JONS, para alguien como yo, defensor de proyectos unitarios, siempre es ilusionante, pero este es un argumento subjetivo, que aunque sé que comparten muchos, intentaré mantenerlo al margen del grueso de mi razonamiento.
Yendo al grano, a estas elecciones a la comunidad de Madrid (institución que los falangistas, y me consta que otros socialpatriotas también, creemos y queremos que desaparezca, ¡pero ya!, como el resto de autonomías) hay que presentarse, recordemos que sin fe y sin respeto, por varios motivos de los que sólo voy a enumerar algunos y sin olvidar, no creo que haya que perder el tiempo en este aspecto, que ni a éstas ni a ningunas elecciones democráticas, los partidos que se presentan lo hacen ni en las mismas condiciones ni con las mismas oportunidades, hecho completamente injusto, pero tan injusto como el régimen “democrático” que padecemos. De todos es sabido que no sólo los partidos mayoritarios tienen cada vez más ventajas “legales” y otras no tan legales pero que se cumplen en la práctica, sino que el sistema presume de ello y todos las aceptan. Reitero que no creo necesario extenderme en la archiconocida aberración discriminatoria que supone la contienda electoral antes y durante la campaña e incluso el mismo día de las votaciones, ya que todos sabemos la aplicación de la ley del embudo en las ayudas mediáticas e informaciones aparecidas en los medios de comunicación, en el tema de obtención de locales y espacios públicos para los actos, en el aspecto de cartelería y publicidad institucional, en lo tocante a las trabas burocráticas a unos y a las facilidades a otros…Así que vamos exclusivamente con los motivos de si presentarse o no y de si votar o no.
Hay que presentarse porque en el activismo político, el de verdad, el desinteresado, el de luchar contra las adversidades, no el de los políticos profesionales y que viven a nuestra costa, hay que aprovechar todas las oportunidades que se ponen a tiro para obtener visibilidad, para demostrar y recordar a unos que sigues en la lucha, y para que te descubran otros que ni te conocían o sólo sabían de oídas de tu existencia y quizás por presentarte a las elecciones puedan verte, escucharte o leerte directamente por informaciones sobre nosotros que puedan llegarles, sin la censura y las manipulaciones del régimen. Y las contiendas electorales, siendo básicamente un cúmulo de falsedad, hipocresía e impostura, pueden ser útiles para dar a conocer la verdad frente a tanta manipulación y tanta mentira, y siempre hay que estar en el bando de los que defienden la verdad. Desgraciadamente, si no te presentas a unas elecciones no existes para la inmensa mayoría de nuestros compatriotas, entre ellos quizás algunos futuros militantes, así que aun sabiendo que jugamos en su campo, con sus normas, con su balón y con sus árbitros, este reto hay que aceptarlo a veces para romper la invisibilidad a la que nos somete el sistema a diario y para mantener a la militancia activa en “batallas perdidas”, que quizás no lo sean tanto.
Hay que presentarse por simple curiosidad, y algo más, de saber con qué respaldo “mínimo” cuentas, ya que nosotros no aparecemos jamás en ninguna de esas encuestas con las que todas las semanas nos bombardean los medios de comunicación haya o no haya elecciones a la vista (en realidad siempre hay alguna votación próxima), y presentarse a unas elecciones nos indica el número “mínimo” de simpatizantes con el que contamos en realidad, sin olvidar que siempre nos hacen trampas hasta en el mismo día de las elecciones con ocultación o deterioro premeditado de nuestras papeletas e incluso en el recuento, por eso recalco lo de “mínimo”. Además, en casos como lo de estas elecciones madrileñas en que votar la candidatura falangista unitaria de FEJONS está tan mal visto por las derechas como por las izquierdas, incluso más por las derechas que piensan que tu voto es suyo, y debes hacer con él lo que ellos te dicen, el hecho de saber si hay varios centenares o miles de electores que votan falangista contra todo y contra todos, y en que localidades o barrios lo hacen, puede ser más que interesante.
Hay que presentarse porque, sin duda alguna, hay miles de españoles, en este caso censados en la provincia de Madrid, que por unas razones u otras quieren mostrarnos su respaldo directamente y quieren demostrarlo cuantitativamente, es decir, que quede reflejado de manera oficial, y votándonos es la única manera en la que muchos de ellos, que no son militantes ni afiliados, creen que pueden hacerlo. Y hay que ofrecerles esa posibilidad de acercarse a nosotros, aunque lo ideal, evidentemente, es que su apoyo no se quedara exclusivamente en el voto, pero ese sería otro tema digno de más de un artículo, y no poco extenso, por cierto.
Hay que presentarse porque hay que ofrecerle una opción de voto de protesta y a la vez de propuesta a muchos electores falangistas y otros que, sin ser específicamente falangistas, seguro que se van a ver representados con nuestras ideas fuerza en esta campaña (que en realidad a nadie se escapa es una campaña de repercusión e implicación nacional aunque se vote sólo en Madrid), ya que en estas elecciones del 4 de mayo, la papeleta de la candidatura unitaria falangista que va a estar presente en las mesas electorales madrileñas, va a ser la única papeleta que a los electores les permita elegir, a la vez, entre lo que representa, defiende e impone el régimen del 78, y lo que defendemos y por lo que luchamos los falangistas y otros muchos españoles socialpatriotas. Es decir, millones de madrileños podrán decir y decidir de qué lado están: si quieren Globalismo o Soberanía, si Autonomías o Patria, si Fondos buitre o Vivienda Social, si Multinacionales Depredadoras o Trabajadores Españoles, si Crimen o Derecho a la Vida, si Degeneración o Familia, si Partitocracia o Personas. La candidatura de FE JONS será la única que ofrezca una respuesta completa a esta dicotomía, esta disyuntiva que es la que marca hace tiempo los designios de nuestra nación y de prácticamente todo el mundo, ya que todos los demás partidos que se presentan a estas elecciones y todas las instituciones del sistema pertenecen al mismo bando, bando que nos considera sus enemigos a destruir, y quizás hacen bien en considerarnos así porque somos sus enemigos, y porque si pudiéramos, y creo que se puede conseguir, nosotros aspiramos a destruir su régimen injusto, corrupto y antinacional.
Hay que presentarse en concreto en estos comicios porque nuestros miles de votos en lugar de engordar una abstención en este caso estéril, aumentarán la participación y con ello la posibilidad de que algunos partidos del sistema, como ese invento del régimen ahora venido a menos que engloba lo peor de la derecha y de la izquierda llamado Ciudadanos, y que ha servido para apuntalar al sistema cuando se caía, se pueda quedar sin representación parlamentaria, por no llegar al 5% de los votos emitidos, lo que muy posiblemente supondría su desaparición. Y quien sabe si con el aumento de la participación y otros factores que afecten al voto de miles de personas en concreto como el que se vote en día laborable y con el miedo que muchos tienen al coronavirus, además de Ciudadanos algún que otro partido morado o pistacho puedan también sufrir por obtener ese 5% que en caso de no alcanzarlo, los enviaría al estercolero de la política del que salieron como maquinación del régimen para no venirse abajo cuando estaba a puntito de su autoderribo.
Hay que presentarse, en definitiva, porque hay que plantearles a los españoles en estas elecciones y en otras a las que podamos acudir, la opción de golpear al sistema con lo que más les duele a aquellos que les dan tanta importancia a los votos. Porque golpearles en estas elecciones con un voto idealista e inconformista, disidente y revolucionario, defensor a la vez de la Patria, de la Justicia Social, de la Soberanía y de la Dignidad de la Persona, cuatro pilares inseparables para levantar un proyecto de vida en común, es un golpe más fuerte que el de la abstención, abstención que pueden interpretarla, y de hecho lo van a hacer, de muchas maneras, las que más les convenga, pero nunca la más real y que es que el pueblo le da la espalda a los partidos mayoritarios por no verse representados por ninguno de ellos.
Decía al principio que no pretendía con estas líneas convencer a nadie, pero quizás lo haya hecho. Porque tú, paciente lector que has llegado hasta aquí, falangista o no, puedes ser de los que quizás ya tenías decidido votar en conciencia y votar lo que siempre has defendido, aunque eso de los votos te importe más bien poco o nada, como a mí, pero estas líneas quizás te hayan provisto aún de más munición y vayas a votar FE JONS el 4 de mayo con algún argumento más de los que ya tenías…. Pero es posible que tú quizás seas de los que tenías dudas de qué hacer el día de las elecciones, si votar o no…o quizás eras contrario, desde un principio, al posicionamiento de presentarse a estas elecciones amañadas…, o quizás seas de los que incluso ibas a votar a partidos del sistema, sin ser “los tuyos”, por aquello del mal menor o el voto útil, opciones que llevan décadas demostrando que en realidad son males mayores y votos inútiles… Si eras de algunos de estos últimos grupos y tras leer este texto mis argumentos te han planteado alguna duda de qué hacer el día de la fiesta de la democracia, sólo te pido que seas coherente y rebelde una vez más, además de práctico, en la consecución de unos nobles objetivos. Piensa en que tienes la ocasión de apoyar lo que siempre has dicho defender y que lo puedes demostrar el 4 de mayo fácilmente, muy fácilmente, ya que seguro que en tu vida has hecho cosas más difíciles, incómodas y comprometidas, políticamente hablando, y también, por qué no, date el gustazo de imaginarte la cara de perplejidad y rabia de esos apoderados (en muchos casos con sueldos pagados por ti) de los partidos del sistema que buscan tu desaparición o que les avales con tu voto, y que cuentan los sufragios emitidos al finalizar esa fiesta a la que querían que no acudiéramos (hasta habían impugnado nuestra candidatura por ir en ella algunos de los patriotas de Blanquerna), y piensa y sonríe al imaginarte que esos cuentavotos se van a encontrar una papeleta con el yugo y las flechas que les amargue “su fiesta”, y que esa papeleta será la tuya, porque tú, como yo, el próximo día 4 de mayo habrás votado CONTRA TODO y CONTRA TODOS.
Así que #HazporEspaña y golpéales con lo que más les dolerá ese día, votando la única candidatura que se enfrenta a su sistema, la candidatura de Falange Española de las JONS.
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