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No existe gobierno en el mundo que tenga la capacidad de hacer las cosas tan mal de manera consciente y sería de locos pensar, que este o cualquier otro gobierno que tuviéramos en España, pudiera desear con todas sus fuerzas extinguir a la especie humana, entre otras cosas porque de ella, ellos mismos forman parte. Con esto quiero decir dos cosas. La primera es que cuando hacemos críticas a decisiones tomadas por quienes tienen nuestro futuro en sus manos, estas no deberían ir destinadas a manchar el nombre de ningún partido político y la segunda también evidente, es que estos ataques más o menos directos que se hacen desde la opinión, conocimiento o experiencia y que podrían parecer contrainformación, se basan más bien en contrarrestar la negligencia y la falta de profesionalidad que demuestran los que mandan en el caso que nos ocupa, nuestros políticos de turno, que son sin lugar a dudas los peores que nos ha tocado vivir desde fornicábamos en Sima de los Huesos.
Avanzamos en la crisis del coronavirus a la misma velocidad que error tras error, el gobierno central y todos sus asesores se van pronunciando día tras día. El gobierno de la nación confinó a los españoles el 15 de marzo en una decisión que fue tomada más por la presión social que por propio convencimiento. Una decisión que de haber sido tomada semanas atrás, hubiera salvado muchas vidas. Hay que reconocer que en contra de lo que piensa un gran sector de la población, esta negligencia en la administración del poder, no implica que el gobierno quiera asesinar a sus ciudadanos, pero si es meridianamente claro que las políticas modernas que se desarrollan en estados democráticos como el nuestro, se desgastan de manera constante en virtud de generar garantías para conseguir la utopía de la perpetuación del cargo.
Lo que la Administración Sánchez hizo el día 15 de marzo, dispuesto en un diagrama de tiempos es un claro error de gestión. Lo que está haciendo ahora, es otro error de la misma magnitud y que terminará con el futuro de muchos españoles, incluyendo el suyo a través de unas elecciones anticipadas que tendremos en los próximos meses y que perderán por una diferencia abrumadora. ¡Ellos no se suicidaran, muchos españoles lo harán!
No es que este gobierno le haya cogido el gusto a un confinamiento que repercute en la economía hasta consecuencias que podemos vaticinar y que nos llevará a la mayor crisis económica vivida desde La Guerra Civil. Es normal pensar que no son tontos del todo, pero por otra parte, no hace falta nada más que fijarse en ciertas políticas con las que pretenden evolucionar, para darse cuenta que el único objetivo de Pedro y Pablo, es el de seguir mandando en el parlamento. Cada día de confinamiento que los españoles tendremos que sufrir desde el día 26 y hasta el 11 de mayo, supone una al menos previsión de votos positiva para la izquierda radical, porque contra más ayudas se den al grueso necesitado a la vez que lanzamos la idea de que la extrema derecha se opone a ella, más necesidad redundante generaremos de que nos mantengan en el poder. Es muy triste comprobar que un partido político digno sea capaz de tirar el futuro de un país para seguir gestionando miseria, a la vez que sus principales dirigentes trepan desde los barrios más humildes de gente trabajadora, a las zonas caras donde vive la élite social. ¡Pablo ya ha conseguido ser élite!
¡España puede salir a la calle ya! Y no hay nada mejor que escuchar a una serie de políticos que por diversos canales hacen llegar la información de sus ideas, opuestas a las que los socialistas apoyados por podemitas, nacionalistas y otros grupos antiespañoles más cercanos a la lucha terrorista que a otra cosa hacen llegar a través de los comprados canales de televisión que vemos en nuestras casas. Sin serlo, por lo imposible del mismo, esto es lo más parecido a un golpe de estado que hemos vivido en mucho tiempo.
¿Por qué podemos terminar con el confinamiento? Primero porque los datos sobre contagios, muertos o de gente que ha superado el coronavirus no son los que dicen las fuentes oficiales, ya que en el momento que recurrimos a fuentes que basan sus números en pruebas realizadas, podemos observar que la población está casi contagiada en su totalidad, llegando a porcentajes del 90 % en gremios que han estado en contacto directo con el virus, al 75 % en sectores de cuerpos y fuerzas de seguridad del estado contagiados en sus labores diarias, el 80 % en colegios y un 67 % en poblaciones testeadas en su totalidad. Estos ejemplos en forma de datos que han filtrado algunos medios, ponen en evidencia cualquier decisión que anime a continuar con el mal llamado Estado de Alarma, siendo importante valorar y ser conscientes de que la gran mayoría de los contagiados pasan la enfermedad de manera asintomática.
Hoy Feijoo, Presidente Gallego lo explicó muy bien. Además de dejar a Pedro Sánchez como uno de los personajes históricos más ridículos que la historia escribirá, él sabrá porqué y los demás españoles tendrán que sacar su propia valoración, Alberto ha descrito la situación de la mejor manera posible, argumentando que hay que volver a poner en marcha la economía con la mayor prudencia posible, haciendo pruebas de coronavirus a la población y detectando los focos que pudieran emerger en ciertas zonas o sectores, pero cuidando la salud. Y la salud no es seguir en casa, porque hoy no sirve para absolutamente nada.
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