20/03/2025 21:49
La magna obra de Lev Nikoláievich Tolstói​ sobre «la guerra y la paz», la cual escribió luego de caerse de su caballo y romperse el brazo, es y será siempre vigente para comprender la naturaleza de las guerras, su auge, su declive y su desenlace. En medio de las guerras napoleónicas en contra del Imperio ruso, hacia 1812, en lo que para los rusos se conocería como la «Guerra Patria», Napoleón consiguió la conquista de un Moscú fantasma, consumada por las llamas, que los mismos soldados rusos habían prendido. Esto significo para la Francia imperial del legendario Napoleón, no sólo la ruina sino la después derrota. Napoleón no logró que el zar Alejandro I se rindiera y, al contrario, las tropas napoleónicas tuvieron que abandonar Moscú. La Grande Armeé, era cuestión del pasado. Esta se fue mermando, por hipotermia, tifus y hambruna, además de tener que andar a pie pues los caballos se convirtieron en su única fuente de comida, ante la inopia, baldía y árida tierra rusa.
Para los nacionalistas rusos, la «Guerra Patria» es el vivaz ejemplo de la resistencia y el aguante de sus tropas y de su pueblo en sí. Luego, en 1941, surgiría un nuevo termino, el de la «Gran Guerra Patria», primera vez mencionado en el periódico Pravda, refiriéndose a la confrontación entre la Unión Soviética y la Alemania nazi, concediéndole la victoria a la primera, el 2 de mayo de 1945, con la caída de Berlín por parte del Ejército Rojo.
Rusia en estas dos grandes guerras, fue atacada y en su defensa legitima, venció. Guerras consideradas para el mundo como justas. Sin embargo, luego de la disolución de la Unión Soviética, se conformaron 15 países independientes; entre estos: Ucrania, Bielorrusia y Rusia. Republicas hermanas, con una lengua en común y una religión, la cristiana ortodoxa. No obstante, Rusia, considerándose aún la Gran Rusia, no dejó nunca de creerse con derechos sobre las demás naciones que fueron parte de la URSS y antes del Imperio.
La invasión a Ucrania, al igual que la invasión a Crimea antes, la guerra con Chechenia, el intento de anexión de Georgia, etc., demuestran que Rusia no es para nada confiable y que Putin no es un presidente ni un premier, sino un tirano o dictador, o, más bien, en términos rusos un «zar». Un zar como Pedro llamado «el Grande», que dejó su testamento para la Rusia de la posterioridad. Un testamento que reza por la conquista de Europa. Aunque se dice que este testamento es falso y fue creado por Napoleón como campaña negra en contra de su adversario, la actitud expansionista de Rusia lo dejaría en duda.
Sobre la guerra entre Rusia y Ucrania nada convendría más que la paz, mas no una paz sin impugnaciones. No una paz impune. Putin y Rusia han cometido crímenes de guerra en contra de la humanidad y violentando todo derecho internacional. La búsqueda de la paz por parte de Trump es válida y como representante máximo de EE. UU está en su buen hacer de intentarlo. Pero no revictimizando a Ucrania ni haciendo de Ucrania una derrotada, después de haberse defendido con tanto honor. Rusia esta vez no puede ser la victoriosa. No al irredentismo ruso.
X: @rosenthaaldavid

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David A Rosenthal
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