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Siempre se ha dicho en España que la envidia es el pecado nacional. En cuestiones de envidias siempre hay un envidiado y un envidioso.
El envidiado suele ser una persona que ha triunfado en la vida, bien en lo profesional, en lo social, en lo deportivo, en lo político y también en el amor.
En cambio, el envidioso suele ser una persona ruin y mezquina que no ha triunfado en nada o simplemente se ha quedado a mitad de camino de conseguir sus anhelos.
Lo que ha ocurrido en estos días en la calle Génova y en la Puerta del Sol de la capital del Reino pone de manifiesto muchas cosas en las que no pretendo profundizar pues ya se ha hecho con luz y taquígrafos y con las opiniones de los protagonistas principales y secundarios.
Es obvio que la persona envidiada en este asunto es Isabel Díaz Ayuso, mujer con arrestos suficientes para triunfar, con mucho éxito, en el proceloso mundo de la política a pesar de las dificultades, obstáculos y obstrucciones que le imponen tanto los compañeros de partido como la oposición.
Pero a pesar de todo y de todos, esta mujer de apariencia frágil se ha crecido ante las adversidades que a diario la presentan tanto en su Comunidad, como desde la Moncloa e incluso desde la calle Génova. Puede con todas ellas, bien es cierto que al contrario de lo que hacen la inmensa mayoría de los políticos actuales rodeándose de ineptos y de “ganapanes”, ella ha sabido elegir a los mejores.
No hay duda pues de quien es el envidioso en este asunto: Pablo Casado.
El palentino, maniquí de poco fuste, zascandil del partido, merodeador de pasillos, machaca en su día de altos cargos populares sólo ha conseguido en su dilatada vida política – no se le conoce otra ocupación profesional en la vida – ser presidente del partido popular en unas elecciones en las que sus dos contrincantes estaban muertas políticamente.
El ahora barbado pepero desde que Ayuso consiguió un éxito arrollador en las últimas elecciones autonómicas la ha declarado el mismo odio que Aníbal a los romanos. No soporta su éxito, su carisma y el cariño que despierta no sólo en los madrileños sino en todos los españoles. Ese odio, supongo, se lo inoculan a diario todos los “agradaores” que le bailan el agua en su despacho de la calle Génova y en especial un tipo que presume de ser campeón – no sé de que categoría – de lanzamiento de huesos de aceituna. ¡ Qué tipo más dañino!
No tengo ninguna duda que al ser el palentino un político blandengue , se deja influir por todos sus asesores y carga toda su ira con el mejor activo actual de su partido, con la portavoz más contundente en el Congreso y con el partido que tiene muchos puntos en común. Las palabras que le dirigió en su día a Abascal en el Congreso algún día se las tendrá que tragar. Ayuso y Álvarez de Toledo valen en todos los sentidos mucho más que Casado.
De ahí que prefiera a su lado a gente oscura como el alcalde de Madrid, a la meliflua Cuca Gamarra, al cínico e hipócrita Egea y a unos cuantos blanditos más que no merecen ser mencionados.
Los dirigentes del partido popular parece que tienen a gala difamar y hundir moralmente a los que triunfan políticamente dentro de sus filas, hoy es Ayuso y antaño fue Rita Barberá. No he visto nunca a Casado y sus adláteres ni ante la prensa ni desde las tribunas del Congreso y del Senado “arremangarse” y batirse con sus verdadero adversarios políticos en asuntos de corrupción política que haberlos, haylos.
No tengo noticias de que el partido popular como tal o sus dirigentes nacionales se hayan implicado, como sí lo han hecho con Ayuso, en la investigación de los contratos que adjudicó Salvador Illa o en oscuros asuntos de los negocios del padre de Pedro Sánchez o del marido de Nadia Calviño o la inefable Ada Colau.
Por cierto, señor Casado, su enemigo es siempre el mismo y tiene su Cuartel General en la carretera de La Coruña no en la Puerta del Sol. Tampoco es Vox aunque usted sí lo asegure. Mire quienes son los que han enviado su denuncia, sin pruebas como usted dice, a la Fiscalía. Dé las gracias a su amigo, el ministro de la Presidencia por el dossier que le ha facilitado.
Espero que esto se solucione pronto y que con ello usted salga a escape de la calle Génova y con usted todo su equipo de hipócritas, incompetentes y envidiosos. De no ser así tenemos sanchismo para rato. Usted es para Pedro Sánchez un simple juguete.
Y mientras tanto, el partido popular roto y sus votantes decepcionados con usted. ¿Ahora se explica el porqué de la marcha de miles de ellos a VOX?
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