14/05/2024 21:57
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Capítulo reproducido de la novela-ficción «Las Marionetas de CUSPIS», de la que son autores Julio Merino y Pilar Redondo, publicada el año 2014.

Un Gobierno Provisional formalizado en las Cortes se hace con el Poder y con el compromiso de convocar unas elecciones generales urgentes.

«Entonces sí que se volvió loco el “asesino” Presidente Castro. En cuanto vio el “Confidencial 7” comprendió que había llegado su final, porque era la prueba definitiva que le condenaba. Así que se dispuso a morir matando. Mandó duplicar y triplicar las fuerzas de seguridad que protegían la Moncloa y él mismo cogió una metralleta dispuesto a todo. Pero, la marea humana que se dirigía y cercaba la presidencia era ya imparable. Miles y miles de madrileños, enrabietados, se acercaban sin dejar de gritar “¡ ¡Asesino, asesino!!”. Al frente de la gigantesca manifestación iba el mismísimo Cardenal Rouco, que había conseguido liberarse de sus guardianes y cientos de sacerdotes arropándole. Pero, por encima de todos los que más gritaban eran los familiares de las víctimas de “El Milanés”.

Ante aquella avalancha Castro sintió miedo, por primera vez, y mandó que preparasen un avión en Torrejón, al tiempo que pedía que acudiera el helicóptero que utilizaba a diario en sus desplazamientos.

Pero, además de miedo sintió rabia, sobre todo al ver que al frente de la manifestación iban los curas, porque entonces comenzó a gritar como un poseso:

¡Cabrones! Os di la derogación de la Ley del Divorcio, y la del Aborto y la de Igualdad de Sexos… Os aumenté el Presupuesto y asumí todas vuestras exigencias… ¡Y así me lo pagáis! ¡Cabrones!. ¡Sois unos traidores, la Iglesia es una puta! ¡Chaqueteros!”.

Casi al mismo tiempo en la sede del Congreso de los Diputados se estaba produciendo la formación de un Gobierno Provisional. Sin saber cómo, allí estaba, recién llegado de México el día anterior, el embajador don Anselmo Morán, que fue el que tomó la voz cantante.

  • Señores -les dijo a los pocos Diputados que se habían congregado para seguir los acontecimientos y algunas personalidades preocupadas por la marcha de los mismos-, el País no puede quedarse sin Gobierno en estas horas difíciles que vive España. El “Confidencial 7” deslegitima totalmente al Gobierno y a su Presidente y aunque no sabemos cómo va a terminar esta tragedia creo que es urgentísimo formar un Gobierno provisional, porque alguien tiene que dirigir y encauzar lo que aquí está pasando.

  • Estoy de acuerdo -dijo la presidenta del Partido UP y D, que había sido el único Partido que se había opuesto desde el principio a los golpistas del General Castro-. Un Gobierno o una Junta Central, como en la Guerra de la Independencia. Yo me inclino por una Junta. Los acontecimientos son tan graves que no podemos perder ni un minuto en formalizar un Gobierno. El Poder está ahora mismo en el arroyo y necesitamos a alguien que lo recoja. Así que no tenemos tiempo para pensar ni buscar consensos.

  • Yo también estoy de acuerdo -dijo el Cardenal emérito don Marcelo González, que había acudido muy preocupado por la situación-, y la Iglesia no puede estar ausente en estos momentos cruciales para la Patria.

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Y dicho y hecho. Sin más discusión se acordó la formación de una Junta integrada por Don Anselmo Morán, el embajador español hasta días antes en México, que había sido cesado por su oposición al Gobierno del asesino Castro; Doña Rosa Díaz, presidenta de UP y D; el cardenal Don Marcelo y el Vicepresidente Gómez Lúea quienes sobre la marcha juraron ante los evangelios. El presidente, hombre sumiso al Gobierno, había desaparecido.

Y allí, en el despacho de la Presidencia, la Junta decidió convocar a todos los Subsecretarios y a los Altos Mandos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, y dictó sus primeros Decretos. Uno con una Amnistía General de todos los presos políticos que estuviesen en las cárceles. Dos, el levantamiento del Estado de Excepción que había impuesto el General Castro y tres el cese de todos los Ministros, con su Presidente al frente, del Gobierno actual. Fue todo muy rápido, muy anormal y casi en secreto, porque las televisiones y las radios estaban dando en directo lo que estaba sucediendo en el barrio de Argüelles y en los alrededores del Palacio de la Moncloa, pues la “batalla” no había terminado. El loco General Castro mandó disparar contra los asaltantes y se había producido una verdadera matanza. Lo que enfureció más a las masas y ya no hubo cuartel. A pesar de las víctimas un numeroso grupo de personas asaltó y superó todas las barreras y se fueron directos a por el General Castro. Pero, éste ya había subido al helicóptero y el aparato se remontaba en el aire. Entonces sucedió algo increíble, del helicóptero salieron unas pequeñas llamas y en cuestión de segundos se produjo una gran explosión que hizo saltar por los aires la máquina que cayó al suelo hecha pedazos. El fuego calcinó los restos. No hubo supervivientes.

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Y entonces, inesperadamente, más de 100.000 personas aplaudieron a rabiar y un grito unánime salió de todas las gargantas: ¡¡¡Traidor!!! ¡¡¡Asesino!!! La pesadilla había concluido.»

Por la transcripción

JULIO MERINO – PILAR REDONDO

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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Don Ojete

La novela continúa así…
El presidente hizo una mueca al escuchar el relato de la novela que le leia el presidente de Euskadi independiente pero no pudo completarla porque tenía todo el nabo de Puchemon que le atravesaba la boca y le llegaba hasta la campanilla, y aunque que no se trago todas sus mentiras si se tubo que tragar la sífilis gangrenosa del palanganas. Mientras España moría tirada en una alcantarilla.

Geppetto

Valiente estupido
Si alguien va a tener que huir de España sera el patriotismo

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