20/09/2024 00:32
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Reser es una antigua palabra de mi tierra, no recogida en el diccionario de la RAE, cuyo significado puede definirse como lugar no expuesto a los vientos, mayoritariamente muy fríos de la zona. 
 
Los ancianos, desde siempre, buscaban zonas areseradas y a ser posible cara al sol, para no pasar mucho frío y aprovechar los rayos solares como fuente calorica para sus fatigados organismos. 
 
En Teruel hay un refrán que dice «nueve meses de invierno y tres de infierno». En esos largos nueve meses disponer de un reser donde mitigar los rigores de un clima severo no era una cuestión menor. Y quien piense lo contrario que trate, en aquellas sierras turolenses, de llevar una conversación minimamente amable, y tranquila, a la intemperie. 
 
Las comodidades que se disfrutan hoy en día, en la mayoría de las hogares, como la calefacción, así como la despoblación de aquellas tierras han ocasionado una perdida de aquellas formas de relacionarse socialmente. Ya debe resultar complicado observar a unos abuelos capturando los rayos de sol en un reser mientras comentan viejas historias. 
 
Cuando se publique esta Carta será la festividad de la Virgen del Pilar (desgraciadamente no, porque la deriva dictatorial del malgobierno me obligó a reemplazarla por otra, que abordaba esa deriva sectaria y liberticida, titulada ¡A las barricadas!), fecha emblemática para todos los aragoneses. Como siempre, en estas fechas, hará frío y un tiempo más bien destemplao especialmente en las entrañables serranías turolenses. A pesar de ello ánimo a visitar esa noble región (si no los han confinado estos dictadores de alcantarilla) y descubrir de primera mano el significado de la palabra reser. Y si hay algún «echao pa lante» que hace mofa y befa de esta palabra que se ponga en una ombria que no tenga reser, a ver cuanto le dura la tontería. 
 
Aunque estoy convencido que la mayoría de las personas que están leyendo esta Carta desconocía esta palabra, en el «ganado» político el sentido de la misma es universalmente conocido desde hace lustros, ya que infinidad de ellos han buscado el reser que les ofrecen sus partidos para prostituir su dignidad y vivir de la mamandurría (es lo que tiene cuando tipejos sin alma, ni carácter, quieren vivir como marajas de la India sin dar un palo agua, y se carece del talento o la diligencia para ganarse la vida como Dios manda). 
 
Esto del reser político afecta de igual manera a los políticos de izquierdas como a esos que se autoproclaman de «centro – derecha» (PP), que no dejan de ser el mismo perro, de mediocridad y sectarismo, con diferentes collares. 
 
Pero si hay un reser vinculado a las acemilas que habitan en la Carrera de San Jerónimo es el económico. Habrán observado, los amables lectores de este gran medio, que la inmensa mayoría de estos sacamantecas no tiene ni oficio, ni beneficio. Su «oficio» es la «política» (si se le puede llamar oficio a «eso»), aunque sus hechos demuestran lo fúnebre de su desempeño (en cualquier empresa no superarían el periodo de prueba y habrían sido despedidos). Los puñeteros padres de la Constitución y toda la recua de sanguijuelas que vino después blindaron sus malganados «privilegios» en vida con una esquilmadora «legalidad» como sujetos pasivos (lacerante nombre porque estos tiparracos no son otra cosa que pasivos durante toda su mugrienta vida) a través de pensiones, asistentes, coches oficiales, puertas giratorias, Consejos de Estado y de Administración, etc., (y en esta rapiñosa actividad han ido cogidicos de la mano tanto los parlamentarios como los sucesivos integrantes del Gobierno de Espena -César Bakken dixit- y esos satrapas autonómicos). Ese sacamantecas, manirroto y bocaron que afirma que los que hablamos español «hablamos la lengua de las bestias» va a percibir una renta vitalicia de más de 100.000 € al año, además de otras gabelas por ser un inútil e insultar a la inteligencia y a los españoles todos los días de su asquerosa vida. Lo único que se merece ese canalla, y otro muchos como él, es una gran patada en el tafanario, o mejor aún en una zona bastante próxima y mucho más dolorosa, y que se pongan a trabajar, por una vez en su vida, porque no merecen ni un céntimo de nuestros impuestos. 
 
Habrán tenido noticia de que se van a blindar las pensiones de los funcionarios a los 60 años, al resto de mortales, que somos quienes pagamos sus orgias saqueadoras, «que nos den morcilla», y esto con una Seguridad Social quebrada y un Pacto de Toledo que necesita un desinfección integral con Zotal para desincrustar toda la inmundicia de los últimos 40 años. 
 
Y como la avaricia es insaciable, la chusma política complementa sus malganadas retribuciones a través de unos ingresos extras provenientes de sus infinitas corrupciones y de las oficinas de colocación y de tráfico de influencias montadas como tapadera y que son regentadas por toda clase de testaferros, familiares o amigos. 
 
¡ABAJO LA DICTADURA SOCIALPODEMITA! 
¡LIBERTAD y JUSTICIA! 

 

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REDACCIÓN