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Supongo que ni Rocío, ni Abascal me leen, pero los lectores de VOX les podrán enviar este artículo, provocado por el publicado ayer en este mismo diario.
Rocío nació en Cienfuegos, hermosa ciudad del Sur de las Villas, donde, dieciséis años antes de ella nacer, viví tiempos maravillosos. Mi primera noticia sobre la Señora Monasterio la tuve al verla de tertuliana en “El gato al agua”, y me cayó muy bien por sus planteamientos. Luego me enteré de que se había incorporado a VOX. A mi entender es una de las mujeres verdaderamente inteligentes que tenemos en la Política española. Por eso no entiendo su mal paso. Dentro de la claridad de sus ideas y de los valores que defiende, ha sido víctima del desconocimiento de la Falange y del aire respirado en “nuestra Democracia”. Y ha cometido una equivocación, provocando el enfado de los falangistas.
Utilizando el lenguaje—muy utilizado por los antifranquistas—al “abajo firmante” le pusieron la primera camisa azul en la “edad del moco”, hace ochenta y muchos años, cuando era un crio y, por lo tanto, como falangista, debía abordar el tema.
En Cuba seguí con mis cinco flechas en la solapa, pues llevo la Falange en los genes. En mi familia varios se afiliaron en la primera hora; de entrada, en las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica de Onésimo y, luego en la Falange vallisoletana y palentina. O sea, los conocidos como: “camisas viejas”. Se fueron “voluntarios”…y dieron su vida (“caídos”) en Teruel. Mis lectores antiguos, ya conocen esa historia y no voy a repetirla…
Hablaré de mí. En 1946, me presentaba en el Instituto Central de la Habana para aprobar el Bachillerato en Ciencias e ingresar en Ingeniería y, siempre, con las “cinco flechas” en el ojal de la solapa. Me servía para verme rodeado cubanos, interesados en España… Les hablaba descaradamente, como falangista (durante la II Guerra Mundial, Estados Unidos forzó al Presidente Batista a prohibir la Falange, pero los falangistas cubanos, ignoraron la prohibición y siguieron reuniéndose)
Toda la prensa cubana mentía sobre España –salvo el Diario de la Marina que informaba cada día perfectamente sobre nuestra Patria–. Se harán ustedes una idea por este detalle: al desembarcar en Tiscornia, los soldados me preguntaron: “Estará Madrid a punto de caer en manos de los “maquis”, pues hace tiempo que la tienen cercada, ¿no?”. ¡Pueden imaginarse mi carcajada!
Los bedeles me avisaban siempre: “¡No seas suicida!, la FEU no juega y te puede dar un susto…” Nunca lo hicieron.
Por otra parte, me divertía muchísimo, ver el odio con el que miraban mi solapa, los revisores de las “guaguas” cuando pasaban comprobando los billetes…Muchos eran rojos “exiliados” tras nuestra Victoria.
Cuando regresé a España me presenté en la calle Mallorca –sede oficial de la Falange con toda la ilusión de quien lleva catorce años fuera –y vuelve más falangista que cuando se embarcó en Bilbao—para decirles: “Tenéis aquí, un camarada más de regreso de América”…Me miraron como un “bicho raro”, llegado de la Edad Media, y comprendí que les hablaba en “chino” …”a estos “camisas azules” no les queda ya nada de los años treinta y cuarenta…” Me di media vuelta y los dejé plantados. Y
decidí seguir de ·”falangista en plan guerrillero”. Me olvidé de la “Falange oficial” enterradora de la fundada por José Antonio. No volví a conectar, en años, con ningún otro falangista hasta que me los encontré, en “Fuerza Nueva”; a gente como el ingeniero José Maluquer Cueto –compañero del mismo José Antonio—y que nunca uso con sus trajes otra camisa. ¡Era tan falangista!, pero falangista “de obras”, que, en 1936 era del director de una fábrica importante del Prat,.. y ¡sus obreros “rojos” le salvaron la vida!
Por los años sesenta había innumerables Falanges, ¡de todo pelamen!: la “revista” de una de ellas, puso como portada la conocida foto del “Che” Guevara, con las “cinco flechas” en su boina, en vez de la “estrella roja». No sé cuántas hay en este momento. En los años ochenta decidí colaborar con la que “parecía más seria”… (y “el jefe” se llevó unos colchones que pidió en nuestra Delegación, presentándose como gran amigo de Gil…y nunca más pasó a pagarlos; desapareció) Me olvidé de las nuevas falanges
Yo sigo en la de “los años treinta”…En 1966 decidí ayudar a Blas Piñar y me convirtió en uno de sus más íntimos colaboradores y me llamó en 1970 a Madrid ocupar el cargo de Secretario Nacional.
Mis escritos llevan el marchamo de falangista.
He proclamado siempre que el Sistema político soñado por José Antonio Primo de Rivera no ha sido superado por ninguna “nueva teoría política”. No creo ni en la Democracia, ni en la Monarquía liberal, ni en el sofisma de dos únicos Regímenes posibles: Democracia o Dictadura… El falangista les da sopa con honda a ambos Está a cien codos por encima.
La desgracia es que ni se ha estudiado, ni la Sinagoga de Satanás ha consentido su aplicación. Franco, sólo aprovechó algunos de los “postulados falangistas” y le bastaron para resucitar a España: ¡el “hombre es lo importante”!
Fue un visionario y, sus teorías, las fundamentó en la Tradición Española de la Fe y el Imperio. Con ellos, España dio solidez a la Cristiandad y afianzó Europa.
El Mundo nos debe demasiado y por eso nos odia. Es el odio del “deudor”. Es muy conocido el dicho del Conde de Romanones: “No sé por qué me odia ése fulano, si no le he hecho ningún favor…” Europa, sí tiene razones para odiarnos por todo lo que le hemos dado…
Resumiendo: Si alguien menosprecia la Falange una de dos, o desconoce su esencia o es más necio de lo que aparenta.
Es una pena ver a profesionales, graduados universitarios o de Escuelas Técnicas Superiores ignorantes del pensamiento de quienes han sido capaces de mejorar las relaciones sociales y aportar soluciones a la lucha de clases.
Espero que persona tan inteligente como Rocío Monasterio repare esa equivocación.
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.