22/11/2024 11:40
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Los Elementos Básicos de toda Transformación y Transmisión Socio-Cultural son siempre, en sus raíces profundas, de ámbito psicológico y espiritual. Así es como cambiamos, nosotros y nuestro entorno. Desde tiempos inmemoriales se han realizado rituales de diversa naturaleza para transformar la realidad y nuestro entorno. El Ritual es un Psicodrama Espiritual de la consciencia y una acción deliberada que se toma, o inicia, para producir el cambio, ya sea éste, real o una alteración exclusiva de la mente o la subjetiva percepción.

Para muchos teólogos y antropólogos, entre los que me encuentro, el Ritual es, además de lo mencionado anteriormente un “Drama Sagrado” en el que tú eres el público y el participante, y su propósito es activar partes de la mente y consciencia que no se activan con la actividad diaria, y así, prepararnos para lo que se pretende normalizar, para la nueva realidad en la que se nos quiere introducir.

Todo Ritual facilita y potencia la dinámica del cambio mediante una serie de Mecanismos Específicos o Ritmos que son los siguientes:

Ritmo de Sincronización.
Ritmo de Fusión.
Ritmo de Transmutación.

De esta forma vemos que el Ritual se convierte en un Vehículo de Transmisión de ideas, tanto a nivel interno o personal como a nivel externo o social. Los nuevos datos, información y símbolos crean el lenguaje habitual (saludos nuevos, elementos incorporados a nuestra vida personal y comunitaria u otra serie de hábitos) mediante el cual los nuevos miembros de la sociedad van a ser, y han sido, iniciados (así como identificados) para esa “Nueva Realidad o Normalidad” tanto personal como social. Este nuevo lenguaje o método de relación y expresión imparte una nueva forma de vida y comprensión del entorno familiar y social.

El Proceso Iniciado introduce, e induce a uno, en “el Camino”, es decir, en la nueva forma de vida y visión del mundo, y un nuevo programa o criterio vital para orientar creencias y acciones. De esta forma el “individuo” alienado, separado o “reseteado” de su anterior vida o normalidad se convierte en un sujeto de plenos derechos en la nueva sociedad. En caso contrario, no lo es, quedando como un paria o como un “negacionista” de la Nueva Normalidad.

Este proceso no siempre es consciente, o iniciado de forma voluntaria, sino forzado por la presiones sociales, étnicas, gubernamentales o de otro tipo, tanto internas como externas.

Todo Ritual de Iniciación generalmente implica tres etapas o fases:

El Aislamiento para la Purificación. 

En esta etapa el iniciado se separa de lo mundano, es decir, “del mundo”. 

El iniciado se aleja en gran medida de sus personas, lugares y hábitos anteriores, a los que estaba acostumbrado, para ser “limpiado” de ellos. Es obligado a desapegarse y aislarse, purgarse y “purificarse”. 

Un elemento esencial de esta separación del entorno típico es la suspensión de las reglas normales de vida a las que uno estaba acostumbrado. La mayoría de los sentidos y emociones del iniciado serán comandados y manipulados en este periodo por elementos dedicados para ello, para la comunicación y orientación de la nueva realidad. 

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Lo que el iniciado ve, huele, oye, habla y toca es manipulado en este momento para así hacerlo vulnerable y débil, para que se desvincule del pasado y prepararlo a lo que va a venir. Los sentidos son bombardeados, privados o modificados. En última instancia, las percepciones y experiencias del iniciado son supervisados por los magos, druidas o sacerdotisas que dirigen la ejecución del Ritual, es decir, por aquellos que manipulan las percepciones. 

El Ritual permite que una “nueva luz” brille a través de la ventana de los pensamientos recién abierta. Sin lugar a dónde ir, excepto a aquellos lugares a los que se nos permite, el iniciado es enfrentado a una lucha entre lo anterior y lo por venir, entre las luces del pasado y las sombras de “realidades” del futuro. 

Para que se materialicen o “encarnen” esas, ahora sombras, es necesaria la sumisión, el sometimiento y la renuncia por parte del iniciado. Lo que hace el Ritual es reinterpretar en nosotros la realidad presente para introducirnos en una futura, y esto se hace de forma engañosa, sutil o brusca, pero engañosa mediante signos, símbolos, percepciones y visiones en nuestra mente y emociones, ya que de lo contrario huiríamos de lo que se nos viene encima. 

Este psicodrama o Ritual es una Campaña de Operaciones Psicológicas de Manual, personal y Comunitaria, que introduce la formación de nuevos comportamientos y conocimientos mediante códigos, signos o saludos de todo tipo. Todo lo necesario para que los nuevos miembros de la “Nueva Realidad” funcionen correctamente está imbuido e implícito en todo este proceso inicial que se puede dar en diversas fases o en “diversas olas”. La repetición constante es clave para mantener el hechizo y el trance en los iniciados.

El Uso de Máscaras. 

El uso de máscaras, de todo tipo y naturaleza, se requiere en casi todo proceso de iniciación o Ritual de Paso. 

El enmascaramiento ha jugado tradicionalmente un papel clave en este tipo de rituales. Las máscaras aceleran la supresión del ego y la sumisión o sometimiento al brujo o sacerdote, además de facilitar la muerte de la vieja identidad con sus formas para hacernos uno con la “nueva identidad” y su realidad. 

Disfrazado bajo una máscara y escondido, el iniciado es capaz de trascender más fácil el yo, y empujado a dejar lo viejo para adentrarse en lo por venir.

Trauma. 

El Trauma es otra etapa clave de toda Ceremonia de Iniciación. 

Se usa para personalizar el miedo a la muerte y va acompañado o se visualiza por medio de escenas llamativas e incluso ceremoniosas con grandes contrastes visuales y sensitivos. 

Sólo después de enfrentarse a la muerte los iniciados pueden “renacer” de nuevo y adentrarse en la Nueva Normalidad o Realidad. La sensación de confusión, inseguridad y desconcierto es parte del Rito, incluso en forma de caos. 

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Esto hace que el iniciado sea incapaz de encontrar una base mental, cognitiva y emotiva sólida desde la cual darle sentido lógico a cualquier cosa. Esta desorientación es clave en el Ritual de Transformación. 

El momento incierto genera ansiedad alejando aún más al iniciado de la realidad, mientras lo deja expuesto a un condicionamiento propio de los animalitos de jaula “Condicionamiento Pavliano”. Esto debilita las defensas como lo haría un virus.

Transición.

Esta es la Segunda Fase. 

A medida que mi viejo yo va muriendo (y con él el despreciable pasado o viejo orden) y desaparece simbólicamente, el iniciado desciende o se adentra a un Estado u Orden “Liminal”, límite o de transición. Es una especie de “purgatorio de sueños del pasado” en tierra de ninguna parte. El viejo yo está muerto cuando el iniciado se ha purificado pasando sumisamente por todo lo antes descrito. 

El iniciado es ahora una habitación blanca, una tabula rasa. Un lienzo lavado, preparado y desesperado por pintar por la vaciedad le causa ansiedad, inseguridad y terror. 

Al mismo tiempo que muere nuestra antigua existencia, como iniciados que hemos trascendido la Fase Inicial Purificadora, somos reprogramados, incorporados y procesados para la Nueva Normalidad o Nuevo Orden. Reformados, reconstituidos y renacidos para el Nuevo Mundo que está al final del túnel, y cuya luz nos espera tras pasar los todos los puntos requeridos, a modo de sellos de correos o “procesos de vacunación” que nos darán las habilidades para esa nueva realidad o Nuevo Orden.

Integración.

Es la Fase Final de todo el Ritual de Transformación. La asunción personal y social de la Nueva Normalidad. La Realidad sin Retorno.

Como conclusión a este artículo, con el que he pretendido dar unas primeras muestras, profundas y detalladas, pero también claras y lo más evidentes posible, de lo que hay implicado tras la Agenda COVID19, fruto del llamado Evento 201 organizado por la Fundación Gates, el CFR y el Club Bilderberg (entre otros organismos globalistas) y a su vez fruto de la Agenda 2030 de la ONU para la Implantación del llamado Nuevo Orden Mundial, quisiera que los lectores de este prestigioso Digital Católico, Tradicional y Patriótico Español nos hiciéramos la siguiente pregunta: ¿Queremos formar parte y ser Iniciados, como personas y como Nación, en este Siniestro Ritual del llamado Nuevo Orden Mundial? Nosotros, sin lugar a dudas, no.

Autor

REDACCIÓN