Estamos en diciembre y en Europa siempre este mes ha sido sinónimo de Navidad, pero desde hace décadas estas fiestas familiares y religiosas han venido sufriendo cambios… ¡probablemente inevitables! Por el desarrollo económico y social de la población de nuestro continente.
Lo que antes era sinónimo de cristianismo ahora es sinónimo de consumismo, pero la Navidad no es nada especial, en este aspecto, el consumismo fagocita todas las fiestas cristianas.
¿Qué fiesta europea no se asocia a comidas, cenas y viajes? En Semana Santa la población de unos países se desplaza a otros, en la Inmaculada igual, en el puente de Mayo otro tanto.
Desde un punto de vista económico todos estos movimientos son bienvenidos, hacer circular ‘el dinero’ es bueno para las diferentes comunidades que alimentan unos negocios estacionales que en caso contrario no tendrían desarrollo.
¿Pero qué ocurre con nuestros valores? Las sociedades no se crean de ‘la nada’, las sociedades nacen de una historia y unos valores. Europa entera tiene grabado en sus espíritu conflictos, uniones y desuniones del pasado. Europa tiene su origen en los valores cristianos.
Estos valores en gran medida se ocultan bajo las brillantes luces para todos los que no quieren o saben ver, pero para los que mantienen una mirada cristiana con seguridad saben distinguir entre tanto brillo los valores que nos han construido como sociedad europea.
El consumismo es un ‘ataque a nuestros valores’, pero también una oportunidad que podemos aprovechar para hacer renacer nuestro pasado y unión como comunidad cristiana, cierto que el Papa Noel original en nada se parece al rojo estridente actual, cierto que el tan extendido abeto poco tiene que ver con las costumbres españolas, tan cierto que todos piensen en regalos el 6 de enero y pocos recuerden que se celebra la Epifanía del Señor a los Reyes Magos, entre tanto ruido de juguetes y paquetes.
Pero debemos recordar que, entre tanto ruido y consumo, también, hay muchos abrazos y reencuentros entre amigos y familiares que llevamos meses sin vernos, aunque solo vivamos a cinco minutos en coche.
En esos reencuentros es donde se recupera la magia de la Navidad, por eso los cristianos debemos ver estas fiestas como una oportunidad de recuperar nuestros lazos de comunidad, nuestros valores, nuestra historia común y nuestra fe.
Es un momento de oportunidad que nos cuesta ver a los cristianos, pero si ven perfectamente nuestros modernos perseguidores, porque… ¡los hay señores!
En este siglo XXI lo que faltan son leones a donde echarnos, pero abundan perseguidores del cristianismo, algunos piensan que para ver cristianos perseguidos hay que irse a lejanos desiertos y selvas, pero, también, podemos encontrarlos en nuestras calles y, especialmente, en nuestros medios y políticos.
Al cristiano, especialmente si eres católico, le culpabilizan de las Cruzadas, de la Reconquista, de la Conquista de América, … pero si no hubiesen sido por aquellos católicos ¿Dónde estaríamos ahora?
¿Las mujeres con burka? ¿Pagando la ‘yizia’ como ‘dhimmies’ sometidos? ¿Con la conversión forzada de nuestras hijas, aún adolescentes, para su matrimonio con el patriarca de la región?
Ahora por nuestros débiles gobernantes woke se nos dice que por respeto no debemos decir ¡Feliz Navidad! ¿Por respeto a quién? ¿A nuestros perseguidores? ¿Han probado a felicitar la Navidad en uno de esos países ofendidos? ¿O a llevar en esos lugares una cruz cristiana de forma visible?
Este silencio que nos quieren imponer por nuestros gobernantes, también, es persecución. Es un nuevo intento de devolvernos al silencio de las catacumbas, a doblegar nuestro espíritu, a silenciar a los que molestan, a ocultar a los que les recuerdan de dónde venimos.
¡Bendito consumismo! Si en Semana Santa no se llenasen nuestros bares, restaurantes y hoteles, gracias a las procesiones y otros actos religiosos, seguramente ya estarían prohibidas. Si en Navidad no se llenasen las grandes superficies y no se multiplicasen las comidas de empresa, amigos y familias, seguramente habríamos vuelto a las celebraciones paganas dando vueltas alrededor del fuego.
No voy a defender desde esta tribuna el consumismo ‘salvaje’, el comprar por comprar, el regalar productos inútiles… El consumo no es el problema, el problema somos nosotros con nuestras compras desmedidas y nuestra falta de racionalidad.
Regalemos cultura, ayudemos a los que lo necesiten, compartamos alegría y solidaridad, … aprovechemos nuestras fiestas cristianas para recuperar lo que el Mundo Moderno nos ha hecho olvidar.
No luchemos contra el Mundo Moderno, aprovechémonos de él.
¡Feliz Navidad!
Vicente Medina Prados
Colaborador de Enraizados
Autor
-
Fundación Enraizados
La Fundación Enraizados nace como asociación en 2012 con el objetivo de ser una voz católica en la vida pública. Nuestros valores se basan en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona, subsidiariedad, bien común, solidaridad y justicia social. Trabajamos en defensa de la Vida, la Familia, la Educación,
la Historia de España (sin leyendas negras) y la Fe Católica.
¡Conócenos!
www.enraizados.org
www.https://martiresenespana.org
www.espanaenlahistoria.org/
Últimas entradas
- Actualidad18/12/2024¡Feliz Navidad! Por Vicente Medina Prados (Enraizados)
- Actualidad10/12/2024Dana: Una historia de bondad solidaria en Valencia. Por Julio Íñiguez Estremiana (Enraizados)
- Actualidad04/12/2024Minimalismo Cristiano: Una vida más sencilla. Por Juan Andrés Segura (Enraizados)
- Actualidad25/11/2024Más de 170 Misas por Isabel La Católica en el 520 Aniversario de su muerte. Por Fundación Enraizados