Getting your Trinity Audio player ready...
|
Hoy se cumplen 84 años del fundamental Alzamiento español contra el comunismo internacional asentado en España. Por desgracia, las aguas fecales han vuelto a su cauce (que es el de los ríos que nutren nuestra vida, por todos los lugares de Espena) y estamos otra vez sometidos a él y sin posibilidad de Alzamiento. Sólo nos queda el abatimiento o el autoengaño patrio. No en vano, ahora el enemigo se vanagloria sabiendo que cuánto más camaleónico parece, más arcaico es. Jamás hemos vivido una época, a nivel mundial, con un mal tan homogéneo y diciendo ser tan dispar.
No sigo efemérides, pero cuando se juntan 5 en un mismo día, no puedo girar la cabeza. Hoy es el santo de mi padre y la comunión de mi sobrina, y es también el duodécimo aniversario del entierro de mi madre (María Pilar Tristán Alcázar), y el décimo quinto del entierro de mi mejor amigo (Juan Diego Caballo Méndez). Este día luctuoso nunca le he tenido en cuenta, pues hago oídos sordos al calendario y ambos hechos los llevo siempre a cuestas y jamás dejarán de pesar en mi maltrecha espalda, y son una mochila etérea que jamás dejaré en el suelo: me gusta su peso. Me da vida el peso de esas muertes tan desgarradoras para mí.
Las efemérides del santo y el Alzamiento tampoco las he tenido en cuenta, pues no me interesa el santoral y no celebro lo del 36, pues mi abuelo materno fue obligado a luchar contra los alzados, sin saber a sus 17 años lo que era esa movida por la cual se iba a jugar la vida. Simplemente habitaba en Ciudad Real, con 10 años ya “cotizados” (para seguir esa puta jerga laboral de los malditos cabrones que nos expolian a todos), y como era “zona republicana” fusil al canto y a morir intentando matar rebeldes… Creo que la persona que más veces me ha dicho: “Ojalá volviera Franco” es mi abuelo materno. Tela el ojo clínico de los rojos eligiendo a su tropa. Falleció hace poco, por suerte para él y ahorrarse, en casi su centenaria edad, toda esta ignominia del congojavirus. Por suerte la ruleta bélica de nuestra última Guerra Civil no eligió el número de su nombre, y por eso estoy yo aquí escribiendo esto. Y si no celebro el Alzamiento, es porque jamás debería haberse producido en un país coherente, que al ser el mío, me niego a decir que era tan nauseabundo como realmente era. ¿Ser español bajo esta perspectiva tan atroz? Terrible gentilicio el nuestro. Sé que Franco pensaba algo así, por eso no tuvo más remedio que unirse a tan noble y temeraria lucha, y acabar encabezándola. Yo no soy él, ni ganas, pero vivo en un país como el que él habitó y nací 7 meses antes de su muerte; por eso le entiendo perfectamente y alabo su valor y lo que nos dio a los españoles de bien (y a mucho hijo de puta que se subió al carro sin querer ir en él).
Pese a mi desidia con las efemérides, la comunión de Alba (que estoy celebrando ahora mismo) me trae, inevitablemente, éstas que he citado. El año que viene no prestaré atención a esta fecha, pese a saber su importancia en mi vida. Hoy, 18 de julio de 2020, celebro que el catolicismo sigue – pese a todos mis rechazos a la Iglesia como lobby y aborregamiento – presente en Espena. Porque eso me recuerda que pese a lo ridículo que para mí es la liturgia, todavía queda algo de esa España (incluso de esa Hispania) que no quiere ser una teocracia islámica y, ni mucho menos, un totalitarismo comunista o ultracapitalista.
Aprovecho este portal comunicativo para rendir mi homenaje a la persona que más he querido –y querré –, en mi vida; y con la cual compartiré lecho físico en Ciudad Real (espero que dentro de muchos años, no por ganas de no estar con ella, sino por ganas de estar con y contra muchos vivos). Por ello recuerdo el poema (“versoma”) que la dediqué a las pocas semanas de su fallecimiento, y que tantos consuelos ha dado a tanta gente de mi familia y a tantas personas anónimas que los azares de Internet y la poesía internacional han establecido, y así me lo han hecho saber.
Anhelando otro Alzamiento contra el comunismo y contra el “orden mundial” (lo de “nuevo” es tan ridículo como “nueva normalidad” y la autarquía franquista fue la mejor época de nuestra historia contemporánea ) hoy os enseño este canto a la vida, a través de la muerte: el texto íntegro y original que dediqué a mi madre. En él tiene cabida el hijo de un comunista muerto en Atocha, el abogado laboralista Valdelvira. La vida, por lo menos la mía, tiene mucha holgura, tanta que la última mujer condenada a muerte por el franquismo era prima hermana de mi madre, era una terrorista del FRAP (Concha Tristán) y la última vez que hablé con ella fue cuando me llamó por tlf. , estando yo en el tanatorio de Leganés donde velamos a mi madre, para darme el pésame. Son historias encadenadas que explican una manera de estar en el mundo conociendo, o por lo menos atisbando, todos los frentes, entre los cuales yo me quedo con uno, ante el que soy irredento: el anticomunista radical.
A mi madre
la muerte es una cosa muy seria
según todas las estadísticas una vez en ella se acaba la vida
que es lo único que tenemos todos en común
da igual la vida que hayas llevado
todas acaban en el mismo lugar
en el mismo sumidero
o en el mismo altar
según como se mire o según quien seas o quien te entierre
todos vamos a morir
eso no lo dicen las estadísticas
porque las estadísticas no dicen verdades
solo hacen aproximaciones
la muerte es una cosa muy seria
o eso parece…
nos advierten de ella a cada instante
vigila tu colesterol
no bebas tanto
no corras con el coche
no te drogues
búscate un trabajo
no te acuestes con cualquiera
cotiza
ponte el cinturón
no te metas en líos
hazte un plan de pensiones
no salgas por la noche…
la muerte es una cosa muy seria
nos advierten de ella hasta en los paquetes de tabaco
para mí las cosas que me rodean no son tan serias
son buenas o malas
pero no serias
para mí la muerte es mala
y lo digo porque la he conocido…
y he sido su representante
un día inesperado me llamó al móvil
a través de mi padre que me dijo llorando
hijo
tú madre está muy mal
se muere…
en ese momento dejé todo
toda mi nada
y me fui a hablar con la muerte
empecé a trabajar para ella
esperando que una vez que tuviéramos confianza me dejara libre albedrío
quise engañarla para poder acusarla de moving
o lo que fuera
y que me despidiera aunque fuera procedentemente
pero la muerte es un jefe muy bueno
no puedes engañarle y sabe joderte
aún así seguí trabajando para ella
pero antes lancé un SOS por móvil a mi amigo Valdelvira
y le expliqué que estaba jugando con la muerte
para salvar la vida de mi madre
y él me consoló porque es mi amigo
fui corriendo al hospital
aunque dopado de metro
y antes de entrar lancé otro SOS por móvil a mi amigo Vicen
y lloré con él todo lo que puede llorar un hijo al que le van a quitar a su madre
eché su placenta por los ojos
fui a su lado
una camilla en un pasillo del hospital Severo Ochoa
en ese momento dejé de trabajar para la muerte porque yo ya era parte de ella
ella no sabía nada
mi madre
la muerte lo sabía todo
pero no había hablado con ella
con mi madre
cáncer
fue el veredicto de la doctora
porque los médicos no hacen diagnósticos
sentencian
hice del hospital un sayo y dormí con mi madre varias noches
y la hice reír con bromas que ella reconocía
porque para mí la risa es el motor de la vida
y aunque mi madre había perdido el motor seguía viva y se reía conmigo
y tumbados en la cama de su habitación vimos la luna
y la expliqué que la luna es mentirosa porque cuando decrece tiene forma de “c”
yo seguía siendo amigo de la muerte aunque no quisiera
el hospital no mantiene a los amigos de la muerte
por eso a mi madre la echaron a su casa
la de ella
la que fue mía
la de mi padre
la que fue de mi hermana…
la que era ahora de la muerte
inquilina que siempre estuvo ahí
sin ocupar ningún cuarto
pero que se alojó cuando tuvo motivo para hacerlo
y allí convivimos con la muerte mes y medio
un mes y medio más de lo que la doctora decía que viviría mi madre
porque la doctora no había hablado con la muerte
y no conoce el amor
y como yo hacía todo por amor la muerte me concedió ese tiempo
porque el amor es el hilo entre la vida y la muerte
y en ese tiempo pacté con la muerte volverme la madre de mi madre
y que ella fuera mi hijo
la di de comer
la abracé
la levanté del suelo
la levanté de la cama
la llevé al baño
la lavé
la di de comer
la mediqué
para qué
me preguntó la muerte
para que esté un rato más conmigo
la contesté
no seas tan acaparadora
hija de puta
y la muerte me dio su visto bueno
crié a mi madre el mes y medio hasta que se murió
y lo hizo en mis brazos
morirse
la abracé
la di cientos de besos y miles de caricias
y cuando la muerte llegó
empezó a llorar mientras yo le decía a mi madre que mejor así
durmiendo
se está mejor durmiendo
descansa
duerme
tranquila
que se está mejor así
duerme
duérmete mama
que se está mejor así…
la muerte sólo miraba
cerré sus ojos con mi mano
como en las películas
sabiendo que nunca más volvería a abrirlos
y la muerte
secándose las lágrimas
cogió mi mano y me dijo que ella cuidaría de mi madre toda la muerte
y esto me lo dijo al oído
para no despertarla a ella
a mi madre
Autor
Últimas entradas
- Actualidad26/12/2023Reinventando la historia. Magnicidio frustrado. Por Fernando Infante
- Destacados15/08/2023Lepanto. ¿Salvó España a Europa? Por Laus Hispaniae
- Actualidad15/08/2023Entrevista a Lourdes Cabezón López, Presidente del Círculo Cultural Hispanista de Madrid
- Actualidad15/08/2023Grande Marlaska condecora a exdirectora de la Guardia Civil