20/01/2025 00:21

Lo que hoy vemos, a lo que hoy hemos llegado, estaba y sigue estando vigente en la Constitución. Para lo que hoy contemplamos se hizo y redactó como está, plena de contradicciones, ambigüedades, sofismas y trampas saduceas a fin de que su praxis, por demás torticera, permitiera llegar a donde hoy hemos llegado y… mucho más, porque consolidado el sistema-régimen la cosa sólo acaba de empezar. Aprendieron de lo ocurrido en el siglo pasado en el que lo intentaron a lo bestia, si darse cuenta de que las revoluciones y cambios radicales se hacen mejor, con más eficacia y son más duraderos con lluvia fina, pero constante, que provocando un chaparrón. Entre los que hoy dicen “no es esto, no es esto” los hubo que sembraron aquello de “vamos a dejar España que no la va a reconocer ni la madre que la parió”, los hubo que pecaron gravemente de ingenuidad y los hubo vulgares mercenarios de sus intereses personales, todos los cuales no tienen perdón porque dinamitaron la mayor oportunidad que ha tenido España y que ya no volverá. Todo estaba hecho y muy bien hecho, sólo había que dar continuidad con las adaptaciones puntuales inherentes a los tiempos.

La actual dictadura, esta sí que lo es de verdad, y no aquella, que se ha instalado en nuestra Patria, no va a desaparecer así como así, ni tampoco mediante paños calientes. Este tipo de satrapías perduran, porque sus artífices son maestros en implantarlas y casi más aún en consolidarlas, entre otras muchas cosas porque no tienen freno alguno, y hay que reconocer que poseen una audacia, decisión y voluntad digna de encomio, al tiempo que están dispuestos a dejarse la piel en el empeño. Por esas virtudes, que lo son aunque las pongan al servicio del mal, han llegado a donde hoy están y no van a irse ni a ceder un ápice. Estos, que han vencido, no van a entregar, como hicieron aquellos otros, su victoria, pues no son estúpidos.

Por lo dicho, no son ellos el problema, pues al fin y al cabo no hacen sino estar a lo suyo. El problema son los otros, como lo vienen siendo desde hace ya algo más de medio siglo. Y son cada día más el problema porque a pesar de toparse con la cruda realidad siguen erre que erre. Un ejemplo: critican constantemente al tirano Sánchez por plegarse -hasta incluso propiciar la destrucción de España- a los secesionistas de toda ralea con tal de conseguir sus pocos pero imprescindibles votos, pero no tienen escrúpulos en entenderse con esos mismos separatistas con tal de lograr alguna victoria pírrica sobre aquél. Ergo, de qué servirá echar al tirano sea con una moción de censura, sea con unas nuevas elecciones, si es que las ganaran, lo que además está por ver, si va a ser más de lo mismo, es decir, que seguirán los secesionistas siendo los árbitros de los destinos de nuestra Patria con los resultados que ya sabemos de otras veces.

No se trata de echar a uno, en el caso de que ocurriera, para poner a otro que es más de lo mismo, porque eso siempre es peor. España se encuentra inmersa en un laberinto del que no se atisba ni mínimamente la salida. Estamos volviendo a repetir lo peor de nuestra historia. Y digo lo peor porque se nota que las tensiones, los enfrentamientos y crispaciones van in crescendo de forma que ya es cada día más habitual la aparición de la violencia. El aire está cargado de electricidad. Cualquier mínima chispa puede provocar un estallido. De ello parece que nadie quiere darse cuenta. “Atención al semáforo rojo”. Por su parte, la masa popular ya se ha acostumbrado, está adocenada y, por ello, preparada para someterse sin reaccionar, incluso sin rechistar, asumiendo que en realidad todo se reduce a sobrevivir un día más.

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Un régimen-sistema como el actual no se destruye nada más que con agua caliente, lo malo es que con el paso del tiempo y lo bien que lo han hecho, a cada cual lo suyo, y lo mucho que nos hemos dejado hacer, que también hay que decirlo, no se aprecia que haya quien ponga el agua a calentar y menos aún quien esté dispuesto a llevarla a ebullición y, todavía peor, ellos lo saben. Lo siento.

Autor

Francisco Bendala Ayuso
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Maruja Montenegro

Mientras esté en la Moncloa ese MALDECIDO. Hay que esperar, porque caerá, una enfermedad terrible se lo llevará.

Cesidio Calderón

Será como murió Chávez ?

Alvar

España jamás ha ganado una batalla sin rezar primero. Ni la ganará.

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