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Naturalmente, todavía habrá quien pretenda –muchos profesores, me temo– que las interpretaciones aquí expuestas son “exageradas” o resultado de una suerte de paranoia. Ya saben, la vieja y torticera fórmula para anular al disidente y censurar sus ideas etiquetándole de “loco”. Pero sigamos, que esto no acaba aquí y el próximo ejemplo también tiene miga.

Otra forma empleada en el libro de Oxford para manipular a los niños consiste en atraer su atención y voluntad con el caramelo del “empoderamiento”. Véase la actividad “Contar para empoderar”1, o la titulada “Si los menores gobernasen”. He aquí el texto literal de esta última: “Una desigualdad palpable en nuestra sociedad es la que separa a los menores de los adultos. Los primeros no tienen derechos políticos, y esto se considera normal; pero ¿podría existir un mundo en el que los niños y los adolescentes decidieran sobre los asuntos sociales? En esta tarea vas a escribir un ensayo-cuento sobre un mundo imaginario en el que los menores toman el poder para crear una sociedad más justa, libre y sostenible”2.

En primer lugar, se sugiere sibilinamente que la desigualdad entre menores y adultos implica la discriminación de los primeros por los segundos. Lo cual, aparte de encizañar enfrentando a unos con otros, pretende ganarse a los chavales con la promesa-ficción de que pueden “cambiar el mundo”. Y, además, se da por hecho que tal “cambio” sólo puede ser en el sentido “correcto” previamente marcado… ¡en aras de la libertad!

Expuesto lo anterior, alguno querrá creer que los “contenidos” del libro de 2º de la ESO de la editorial Oxford suponen una excepción no extrapolable a otros niveles o etapas. Sin embargo, desengáñense los ingenuos: primero, porque les aseguro que no he sido exhaustivo; hay más ejemplos de adoctrinamiento en el citado manual. Y, segundo, porque en el libro de “Lengua y Literatura” de 1º de la ESO tenemos más lo mismo. Cito: “Elabora un guión cinematográfico sobre un caso de xenofobia, donde las protagonistas son dos mujeres”3. Un caso tan rebuscado como sesgado que pone el foco en una amenaza poco palpable en España –el racismo–, mientras elude casos sangrantes y reales de discriminación en nuestro país. Evitando, por ejemplo, hablar de la xenofobia en Cataluña hacia los niños hispanohablantes y sus familias –cuando el odio exluyente es la esencia del separatismo–; eludiendo los cientos de asesinatos de ETA, de inequívoco carácter etnicista y supremacista; y sin una palabra sobre la discriminación y sometimiento de la mujer musulmana, siendo un problema evidente en los propios institutos. ¿O acaso no hay centros públicos en Madrid que permiten que sus alumnas vayan cubiertas en clase? Aunque, claro, de esto los medios no dicen nada.

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En cualquier caso, no debe olvidarse lo fundamental: el colegio ha dejado ya de ser un lugar donde se va a aprender contenidos –de Lengua y Literatura o de cualquier otra disciplina–, sino el espacio donde se fomentan determinadas sensibilidades y actitudes. Y la prueba de lo poco que se sabe nos la da el último informe PISA4.

Por si acaso, recuerdo algunos problemas reales hoy en las aulas: los niños no dan palo al agua; en primaria no aprenden nada o muy, muy poco, y en primero de la ESO ya arrastran un desfase significativo en el desarrollo de sus capacidades. Para que el lector se percate de la verdadera dimensión del asunto, el retraso en habilidades y conocimientos en primero de la ESO es de entre dos y cuatro años respecto al viejo sistema de la EGB. Además, como existe un cupo de repeticiones, se les pasa de curso automáticamente por imperativo legal, y en cuarto de la ESO se les regala el título de graduado, en demasiados casos, sin saber leer ni escribir correctamente.

Otro ejercicio del libro de Lengua de primero de la ESO: “Haz un mural contra el trabajo infantil”. Como si en España hubiera explotación infantil y el problema real no fuese, precisamente, la falta de trabajo. Cito textualmente: “En esta tarea crearéis un mural a partir de las sensaciones que transmite el poema El niño yuntero, de Miguel Hernández, dedicado a un niño que –como el propio autor– tiene que trabajar en el campo desde su infancia”5. Lo cual, naturalmente, invita al profesor activista a “orientar convenientemente” a sus pupilos con el pretexto de “explicar el contexto” de la obra y del escritor. Volviendo a la cuestión del enfoque dado por el manual, comprobamos una vez más que el eje de la actividad es el “compromiso” orientado del niño. La lectura, “comprometida”; el autor, “comprometido” y el alumno, inevitable y forzosamente, también.

Más ejemplos: una actividad sobre “escritura creativa” en torno a la “canción popular” titulada “Me llamo Luka”. Ojo al contenido: “Te proponemos utilizar la canción popular moderna para hablar de las violencias que sufren los niños y las niñas. Uno de los objetivos propuestos por la Agenda 2030 es construir un mundo más seguro para la infancia, y una manera de contribuir a esta meta es visibilizar y denunciar estas realidades. Esta tarea va por todos ellos”6.

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Por cierto, emplear el plural para conceptos definidos por un sustantivo singular –véase, “justicia” o, como en este caso, “violencia”–, tampoco es inocente ni inocuo. Porque bajo una presunta amplitud de miras –el clásico “noble” pretexto de la “inclusividad”– lo que se busca es la “resignificación” de los conceptos; es decir, la tergiversación de las ideas a partir de la manipulación de las palabras. Una maniobra premeditada y de largo alcance que implica la creación de una casta de presuntos “especialistas” adscritos a nuevas cátedras universitarias –véase, por ejemplo, en las Facultades de Educación–, con la misión de “introducir” una “nueva realidad” política. Esto es, activistas con carnet de profesor que, investidos de “autoridad” académica, se dedican impunemente a disolver los conceptos “pluralizados” y a difundir unos nuevos “cambiados”. Aquello que el comunista Enzo Traverso y sus secuaces han denominado “carácter performativo del lenguaje”. Véase, por ejemplo, la nueva “especialidad” de “expertos en masculinidades”, o la monserga psicopedagógica de las “inteligencias múltiples”, que también ha dado de comer a muchos “expertos”, “expertas” y “expertes”.

Por otra parte, no está de más recordar, a propósito de la finalidad disolvente implícita en “pluralizar”, la otra forma de hacerlo; a saber: la adjetivación. Por ejemplo, esa Justicia convertida en justicias: “transicional”, para que los delincuentes no cumplan las penas; “social”, para justificar la violencia; o “plena”, para debilitar las instituciones o justificar la dictadura.

Filípides 14-12-2023

1 Unidad 7, p.151.

2 Unidad 7, p. 141.

3 Unidad 12, p.249.

4 Programme for International Student Assessment, es decir, Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos. Léase la noticia “Los alumnos españoles caen en todas las áreas”, 5 de diciembre de 2023: https://www.elmundo.es/espana/2023/12/05/656ddfdffc6c83ba498b45af.html

Eso sí, a pesar de que los resultados están directamente relacionados con las horas que los chicos pasan delante de una pantalla, aquí seguimos haciendo caso a los “expertos” que nos cuentan que la clave para mejorar la Educación es ¡aumentar la digitalización!

5 Lengua Castellana y Literatura para 1º de ESO, Editorial Oxford, Unidad 10, p. 213.

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