Matarlas callando. Por Luis Arturo Hernández

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«Mueren tiroteadas una mujer y sus dos hijas en el cuartel de la Guardia Civil de Quintanar del Rey (Cuenca)» (elmundo.es, 15/12/2022)

“Anda jaleo, jaleo;

ya se acabó el alboroto

y ahora empieza el tiroteo.”

Federico García Lorca

El titular, pienso compuesto para el bulímico del fast food de la información basura, es una muestra palmaria de cómo un medio de prensa, dizque liberal, puede llegar a ser más papista que el Papa a la hora de interiorizar una hipercorrección política que raya (y ralla), más allá de la ambigüedad léxica, en información engañosa o “desinformación”.

De hecho, ¿quién podría imaginar tras semejante titular de “Última hora” (clon del de latribunadeciudadreal.es, por cierto) que no se tratara de un enfrentamiento, refriega o ataque a un cuartel de la Guardia Civil con el balance de tres víctimas civiles femeninas (tal como la impropiedad léxica de “tiroteadas” falsea y deforma), sino que “Una guardia civil mata a sus dos hijas en Quintanar del Rey y se suicida”, como descubre el curioso lector que persevera en desentrañar el embrollo, acto seguido, en “Ampliamos”?

Y todo para encubrir el “parricidio” de las dos niñas (de 9 y 11 años respectivamente) a manos de una madre con “síndrome de Medea” que viendo amenazada su custodia tras la inminente separación amenazaba al padre de las criaturas con el detente bala del “yo sí te creo, hermana”, en un nuevo suceso que cuestiona esa discriminatoria presunción de culpabilidad del varón en la legislación española en la violencia machista contra la mujer (y su extensión vicaria contra los hijos menores). Una prueba evidente de que la realidad humana desborda con creces el guion ideológico “de género” del feminismo.

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Sin entrar en más consideraciones sobre el hecho, el caso textual es digno de análisis. No sólo porque “tirotear” induzca a pensar erróneamente en acción iterativa de disparar y, por lo general, recíprocamente, sino porque a la victimización de las tres mujeres con un intransitivo “mueren” (vs, “mata”) se añade el participio pasivo, algo que presupone un agente omitido externo a las víctimas —cuya elipsis induce a incriminar por defecto a “un marido y padre guardia civil que mata a la mujer y las hijas en la casa cuartel”—, cuando el agente (secreto) es, en este caso, la primera víctima mencionada: agente de la Guardia Civil, al parecer tabú también para el redactor—. Manipulación estilística que deja fuera de toda sospecha en la reconstrucción mental los hechos (en la platónica caverna del cerebro lector) a la autora del triple crimen (¿o feminicidio?), valiéndose de la contorsión sintáctica que pospone el sujeto al verbo (con un hipérbaton que violenta el orden lógico sujeto y predicado: “Una agente mata a sus dos hijas”) focalizando así la acción sufrida por un sujeto ¿paciente? victimizado, sombra del gineceo amenazado por el innombrable espantajo heteropatriarcal proyectada sobre el fondo de la caverna carca.

Y es que, para mayor abundamiento, y como en “La carta robada” de Edgar A. Poe, la asesina, la “presunta homicida” (¿ha generado ya la neolengua de Igualdad globalitaria eufemismo que reemplace, en su vasta ignorancia totalitaria, al homicidio–y no de hombre varón, sino de un igual humano-?) está a la vista desde el titular, antepuesta a sus hijas, en virtud del sesgo de género feminista, mediante una ruptura de la secuencia cronológica con un salto al futuro —pues primero mata a las hijas y luego se suicida y no al revés; o sea, “mueren dos niñas… y su madre”; es decir, cuando “mueren las hijas”, en el tiempo de la narración, “la mujer” ya se ha suicidado—, que en la percepción lectora invierte, con el del tiempo, el otro a priori kantiano: el de la relación causa-efecto.

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Hay que estar muy vendido para dar tan perversa muestra de colaboracionismo con el régimen cuando la propaganda digital del Frente Populista, desde rtve.es a eldiario.es, de El País a La Sexta, titulaba hoy “Una guardia civil mata sus dos hijas y se suicida”. ¿Ahora empieza el tiroteo? Eso es matarlas callando. Sólo le faltaba al sensacionalista El Mundo titular con “El nuevo crimen de Cuenca”. Y total, ni agradecido ni pagado.