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Eso, solo eso, fue suficiente para lograr el “consenso” de 1978.
Muchas cosas, muchísimas, recuerdo con máxima admiración a mi Jefe don Emilio Romero (el mejor Director de Periódicos de la España del siglo XX), lo que me dijo un día, tal vez el día que me hizo Subdirector:
- — Merino ya eres Jefe, pues te voy a decir algo que no debes olvidar nunca mientras lo seas. Un buen Jefe es el que no tiene que decir a cada momento que es el Jefe… pero sí, cuando los subordinados se olvidan de quién es el Jefe.
Bien, lo mismo le digo yo a los Generales que mandan hoy en los ejércitos:
- — Señores, mi General, está bien que el Ejército no hable, porque constitucionalmente está para obedecer al Poder Ejecutivo, pero sí está para decirle al Presidente, por lealtad y fidelidad, que está ahí y que está para defender a España de los enemigos externos o internos, según la Constitución.
¿Y qué es lealtad? ¿Y qué es fidelidad? ¿Y a quién o quiénes se debe lealtad y fidelidad?
Pues, de nuevo tengo que recordar a mi Jefe don Emilio:
- —Merino, la gente habla de lealtad y fidelidad sin saber la diferencia que hay entre una y otra. Pues yo te lo digo: es fiel la persona que obedece sin rechistar al superior o solo busca fieles (por ejemplo, la Iglesia Católica, en la Iglesia de Roma solo hay fieles) y es una persona leal la que obedece al superior, pero después de haber dicho lo que piensa. Pudo haber dicho sí, es cierto, y aceptar cumplir y ser fiel o hacer las maletas y marcharse.
Y eso digo yo de los Generales actuales, con mando en plaza, no a los jubilados y en la Reserva.
El Ejército, las Fuerzas Armadas, deben ser primero fieles, pero de inmediato leales y leal es en este caso es plantarse ante los Jefes, ya sea el Ministro de ramos, o sea el Presidente del Gobierno o el Rey:
- — Señor Ministro, señor Presidente, Majestad, a sus órdenes, haremos lo que usted mande, aceptaremos lo que usted disponga, no queremos entrar en ningún tipo de política, pero, antes es nuestra obligación recordarle que el tratamiento que le está dando al “golpismo” catalán y vasco va contra la Unidad de España y atenta contra la Monarquía. Dicho esto, señor Ministro, señor Presidente, Majestad, a vuestras órdenes.
Y no hay que decirlo, porque de sobra se sabe que España lo soporta todo, menos que le hablen alto o que le engañen.
El sitio de Breda
Estos son españoles, ahora puedo
hablar encareciendo estos soldados
y sin temor, pues sufren a pie quedo
con un semblante, bien o mal pagados.
Nunca la sombra vil vieron del miedo
y aunque soberbios son, son reportados.
Todo lo sufren en cualquier asalto.
Sólo no sufren que les hablen alto.
Estos son españoles, ahora puedo
hablar encareciendo estos soldados
y sin temor, pues sufren pie quedo
con un semblante, bien o mal pagados.
Nunca la sombra vil vieron del miedo
y aunque soberbios son, son reportados.
Todo lo sufren en cualquier asalto;
sólo no sufren que les hablen alto.
“Si los que mandan se olvidan de quién es el Jefe hay que recordarles que aquí no hay más Jefe que España”
Autor
-
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.
Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.
Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.
En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.
En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.
Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.
Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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