12/05/2024 14:24
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El odio, el rencor y la perniciosa ignorancia de los socialistas -unos males endémicos que forman parte de su adn histórico- y los mismos males, todavía más agravados, en los comunistas y en la canalla “podemía”, les ha impedido ver que, contra cualquier acción, surge la inmediata reacción.

Lo hemos visto el otro día en Baleares y en La Coruña donde la prohibición de enarbolar la enseña nacional ha provocado la consiguiente reacción, en la misma medida que ya son muchos los jóvenes estudiantes que comienzan a hacerse preguntas, y se las hacen a sus profesores, del porqué no se aborda la época del franquismo.

Qué sencillo hubiera sido hablar de una época autoritaria, incluso totalitaria; una época de autarquía y aislamiento; incluso, una época de limitación de derechos, aunque de eso habría mucho que hablar a tenor de lo que están haciendo ahora Sánchez y su mariachi con su soterrado golpe de Estado a la Constitución y por ende a las libertades de todos los españoles sin que parece que nadie quiera darse cuenta.

Sin embargo, prefirieron, en una burda maniobra que tan solo se puede abordar desde los presupuestos de la ignorancia y la incultura más supinas, tratar de borrar la historia evitando que alguien se pregunte ¿qué sucedió en España a lo largo de casi cuarenta años? Y al no haber respuesta, pues no está permitido darla, se convierte en algo prohibido que suele ser, en general, lo más atractivo y lo que más desean los jóvenes descubrir.

Por cierto, volviendo al tema de la falta de libertades durante los tiempos de Franco habría que puntualizar algunas cosas. En primer lugar, a nadie se le perseguía por su credo religioso, ni tan siquiera por su ideología salvo que el perseguido quisiera ponerla de manifiesto o tratase de socavar los cimientos del Régimen.

Lo de ahora es todavía mucho peor. Sobre el papel existe libertad religiosa, sin embargo, a cada paso, los católicos estamos más cercados en todos los sentidos, eso sí, con la anuencia de la Conferencia episcopal, vendida al mejor postor y, en beneficio, de otras religiones que cuentan con el beneplácito de todo el entramado gubernamental.

Igualmente, sobre el papel, se permite que cada uno exprese libremente lo que piensa. ¿Eso es verdad? Yo diría que no. Se persigue de forma implacable a todos aquellos que se mantienen fieles al viejo Régimen, en la misma medida que cualquier partido que hable de España como su principio fundamental de actuación, rápidamente se le tacha de “facha” e incluso de “pistolero” -no hace mucho que los paniaguados de las bancadas de la izquierda utilizaron expresiones de ese tipo dirigidas a la disidencia.

¿Libertad de prensa? Efectivamente había censura sobre los medios de comunicación, incluso algunas publicaciones fueron secuestradas por el Régimen. Pero ¿y ahora? Ahora, sigue habiendo la misma censura o peor -hoy un periodista me decía “los periodistas no se venden, se alquilan”- ya que aquel que ose criticar las decisiones gubernamentales deja de percibir la correspondiente “paguita” por los servicios prestados, traducida en publicidad institucional, subvenciones directas, etc., e incluso se le cierra su edición digital si en sus páginas se contraviene lo que la dictadura bolchevique-bolivariana pretende inculcarnos con sus normas doctrinales y de perniciosas Agentas globalitarias.

Hemos tenido ejemplos bastantes. La limitación de libertades, encerrándonos en casa dos meses -eso no sucedía ni en los estados de excepción en la época franquista- por una supuesta “plandemia”, creada al efecto por intereses de terceros, y aprovechada para que Sánchez y su tropilla gobernase a golpe de decretazo. Nos ocultaron, siguen haciéndolo, los fallecimientos provocados por la COVID 19, en la misma medida que ahora nos ocultan los resultantes de la inoculación de esas supuestas “vacunas” que nadie sabe, a ciencia cierta, cuál es su composición.

Ahora, nos bombardean con otra gran mentira de la que se están lucrando muchos, ocultos tras las sombras: el cambio climático y el maldito ecologismo y animalismo. “El País” -igual que la SER- que viene a ser el segundo BOE hablaba no hace mucho de que este otoño sería el más seco y cálido de la historia: mentira. Hace un frío que pela y encima llueve como si no hubiera llovido nunca.

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Sin embargo, aparándose en esa falacia, pretenden que dejemos de comer carne de vacuno para sustituirla por productos sintéticos que, por cierto, fabrican tipos deleznables como Soros y Gates. En la misma medida que alguna ricachona, de esas que juegan a comunistas de salón, pretendía que nos duchásemos o menos veces, en plan guarro, o con el agua a una temperatura no superior a 17º.

Incluso, un montón de ignorantes e ignorantas -de estas últimas infinitamente más que de los primeros- nos salieron con aquello de que los gallos violaban a las gallinas. ¡Hay que ser gilipollas!

No podemos recoger piñas en los montes, de esas que están caídas en el suelo, ya que argumentan que es el alimento de las ardillas cuando en realidad, estos simpáticos animalitos que no tienen nada de tontos, las comen de las piñas que están en los árboles, al igual que los pájaros que comen el fruto directamente del árbol y no del suelo.

Tampoco se puede coger un poco de musgo para el Nacimiento familiar ya que es un pecado contra la naturaleza.

No se limpian los bosques y, por ello, es más fácil que los pirómanos -muchos de ellos bien pagados- incendien los montes para que así los grupos ecologistas, muy bien financiados, argumenten que todo se debe al gran negocio del supuesto cambio climático y la salud del planeta. ¡Mentira!

Sí había una gran limitación de libertades: la de los partidos políticos y los sindicatos. Efectivamente, no había partidos políticos con lo cual nos ahorrábamos los miles y miles de euros que nos cuesta mantener a toda esa harka que, en la mayoría de los casos, en un desprecio total a los españoles, dejan sus escaños vacíos si el que habla no les interesa y regresan, como buenos palmeros, cuando el que se sube a la tribuna es uno de los propios para jalearlo como buenos estómagos agradecidos.

En la misma medida los sindicatos -los había verticales que, por cierto, defendían más y mejor a los trabajadores- la mayoría fieles vasallos del poder que, pese a la que ha caído y está cayendo, jamás salen a las calles a protestar contra los amos que los lucran y financian, manteniendo a esa colección de vagos que no mueven un dedo por el trabajador ya que eso es lo que menos les interesa.

Tal vez, por eso y por no cobrar impuestos, España, en aquellos años, llegó a ser la octava potencia del mundo.

En fin, voy a ir terminando. Solo me falta añadir que mucho cuidado con la formación que se está dando a nuestros hijos debido a las leyes sectarias de la “otrora favorita del macho alfa” y otras de su calaña. El lavado de cerebro al que están sometidos los jóvenes es alarmante. Alguien me contaba que en una clase de niños/niñas de doce años se les preguntó si se consideraban “niño, niña u otro” y uno de los chavales, con total naturalidad, respondió: “yo me considero helicóptero”; en cuanto que algún otro preguntó a su maestra o profesora: ¿Es qué hay más sexos que el de hombre y mujer? Al parecer, las familias de ambos jóvenes recibieron una llamada los educadores de sus hijos quejándose de las respuestas de los niños. ¡Vergonzoso y alienante!

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Pero a lo que se ve, a toda acción le sobreviene una reacción. Esperemos que así sea y pronto.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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