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La última que protagoniza en estos tiempos convulsos de desolación, es la de subirse el sueldo alegremente un dos por ciento. Es justificarse que solucionan los problemas que crean para no solucionar los problemas de verdad. Se ve lo que les importa el pueblo que sufre y al que engañan miserablemente para seguir con lo suyo… que es engordar el monstruo, mientras los demás mueren de hambre. El único grupo político que denuncia esta injusticia es VOX, y van todos a por él, golpeándole sin compasión. Quieren sacarlo de la política, y destruirlo para que una vez fuera de la ley, nadie les altere el disfrute del fango en que retozan. El despilfarro político causa escándalo hasta en Europa y fuera de ella. Su ética política, también. 

La definición de casta en la especie humana se refiere a la ascendencia o linaje de ciertos individuos. En la India, es el grupo social al que se pertenece por nacimiento, y que, dentro de una etnia, se diferencia por su rango e impone la endogamia. En algunas sociedades, es el grupo que forma una clase especial y tiende a permanecer separado de los demás por su raza, religión, etc., Casta es un sistema social en el que el estatus personal se adjudica de por vida, por tanto en las sociedades organizadas por castas los diferentes estratos son cerrados y el individuo debe permanecer en el estrato social en el que nació. 

El término, usado en los mismos parámetros en los que lo empleó la nueva clase política española, fue utilizado con profusión desde el siglo XIX. El concepto que Pablo Iglesias y Podemos han puesto de moda en el panorama mediático y político español no es inédito sino usado accidentalmente, hasta que ellos se enriquecieron y dejaron de emplearlo. Mucho antes fue utilizado en los mismos contextos por escritores como Benito Pérez Galdós o periodistas como Ramón Pérez Ayala, para señalar a partidos políticos: en el año 1934 Manuel Azaña, quien luego fuera presidente de la República, fundó el partido Izquierda Republicana y versó sobre los grupos desechables que deberían ser castigados como casta política si atentan contra el régimen. Se refería a instituciones políticas anquilosadas.

Clases en las afueras del gobierno de la República, respetadas si son respetuosas y castigadas primero y deshechas después como instituciones políticas parasitarias y paralíticas.

Podemos puso de moda esta terminología hasta que la enterró de por vida. Este  término marcó el debate político en 2014.  La palabra «casta» ha pasado de ser una de las más pronunciadas en 2014 a una de las grandes ausentes de la escena política actual. Pablo Iglesias, no la volvió a pronunciar desde que pilló la moqueta y el cielo que quería asaltar. Para eso las empleó, como medio de tal fin.

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El término había llegado a dominar el debate político. Hace referencia a la élite política y a la oligarquía que disfruta de los privilegios del poder tanto político como económico, sin asumir ninguna de las responsabilidades sociales. La casta era, según explicó Pablo Iglesias en una entrevista en El Objetivo, ese sector de la población formado por «los mayordomos de los poderes económicos y los bancos, la gente que no representa a los ciudadanos, la que gobierna en contra de los intereses de la mayoría en situación de privilegio».

Pero el término deja de utilizarse a lo largo de 2015: «No tenía mucho sentido emplear la palabra casta una vez entrados en todas las instituciones municipales y autonómicas tras las elecciones del 24 de mayo», explica el periodista de El País Francesco Manetto, que recuerda que Podemos dejó de emplear el término «antes del verano, poco a poco».

Todos los miembros de Podemos con el marqués de Galapagar a la cabeza, antes de serlo, fueron los que con mayor profusión utilizaron el término, y más críticas hicieron a la «casta política» hasta que pasaron a formar parte de ella. Entonces cambiaron el discurso y enterraron la frase.

La casta política hoy es una realidad cara e innecesaria dedicada a crecer y esquilmar, que paga el pueblo pasivo mediante la imposición del gobierno. Y lo peor, la casta política se fortalece y es invulnerable. Cada vez está más blindada, y terminará por cazar a VOX, su único atacante.  El Gobierno que es el mayor ladrón conocido, asume todos los poderes y facultades que no le pertenecen como el poder judicial, y el privado de las personas. Por eso se mete con ellas, las hace callar y las arruina. Es el monstruo devorador de la paz, y la comida. El pueblo no se levanta en pleno contra esta injusticia y adopta la desidia y política del avestruz y sigue narcotizado y tragando mierda. En parte porque está comprado y engañado. Media España no abre el pico ante los desmanes habituales del gobierno y cree que le va a dar dinero por votarle y aunque le haga pasar las de Caín, y mucha hambre nunca le criticará. Al contrario, sigue escupiendo sobre las víctimas que el socialismo -iniciador de todo esto- va dejando sin parar por el camino. Aspira a conseguir el mismo grado de corrupción y a ser inmune al dolor de los demás, como ya está sucediendo.

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Al margen de la diabólica izquierda, puede estar la llamada «derechita cobarde», los tibios, los híbridos y los carentes de tantos principios que no militan en la izquierda pero casi lo parece al estar medio contaminados por esa enfermedad social izquierdosa llamada estupidez. Se dedican a atacar a la propia derecha que se levanta, como hacen con VOX. Ahí está el PP. Y la llaman como la bautizó el pesoe y sus adláteres: «extrema derecha». Puesto el sambenito ya se relajan, al haber encontrado un culpable. La derecha así ya ha copiado hasta el mismo lenguaje de la izquierda.

El espectro político crece y se sitúa por encima del interés general de la nación, a la que debería servir y no engañar. En este sentido forma una élite blindada por sus fueros que como los fueros vascos, le sobran. Sobran más de la mitad de los políticos y sus privilegios y prebendas. Sobran 17 pirañas autonómicas. Sobran todas esas políticas de la izquierda que tras envenenar a la sociedad la esquilman. La memoria histórica que lleva robado miles de millones a los españoles de bien, desde la transición. Sobra todo lo que sale de los ladrones y sinvergüenzas socialistas que son ladrones desde que nacen y sobran también los comunistas cuyo partido autoriza a matar. Entre unos y otros hunden al país, como fuerzas tóxicas los primeros y palanganeros de los comunistas que no están en el gobierno de ningún país europeo. Son los malos y los peores o gobierno de coalición, socialista/comunista, unos perversos y asquerosos cerdos que pasado San Martín, deberían desaparecer de la faz de la tierra, sin más tregua.

 

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REDACCIÓN