¿Debe estar España por encima del oportunismo político o no? Por Enrique Miguel Sánchez Motos

Hagamos cuatro sencillas preguntas sobre el acto de partido convocado por Feijoo para el próximo día 24: ¿Va a invitar Feijoo a ese acto a figuras socialistas que se oponen a la pretendida concesión de amnistía a los golpistas separatistas catalanes? ¿Le gustaría que acudieran Nicolás Redondo Terreros, Paco Vázquez, Joaquín Leguina, Alfonso Guerra, Laborda y el propio Felipe González? ¿Piensa que acudirían a un acto del PP? ¿Cree Feijoo que ese acto, exclusivo de partido, va en línea de lo que Aznar ha pedido desde FAES hace unos días?

Que cada lector de sus respuestas. Yo aporto las mías.

A la primera, NO. Feijoo no va a extender esa invitación a esas figuras socialistas porque si al mismo tiempo no lo hiciera a VOX, lo previsible es que este partido le retirara el apoyo ofrecido para la investidura ya que, como dijo Abascal tras su entrevista con el Rey, ese apoyo quedaba condicionado “a que el Partido Popular no colabore de ninguna forma, ni por acción ni por omisión en el cordón sanitario que se pretende levantar contra VOX”.

A la segunda, SÍ. Feijoo estaría encantado de que acudieran todas esas figuras del PSOE al acto de partido convocado por el PP.

A la tercera, NO. Por mucho que su equipo estratégico le esté comiendo el coco, y le haya llevado a pretender obtener gratis total el apoyo de VOX para la investidura de gobiernos autonómicos, Feijoo se ha dado cuenta de que pedir lo imposible lleva al fracaso. Por tanto, sabe que las figuras socialistas antes citadas no van a acudir a un acto político de partido del PP.

A la cuarta pregunta es más difícil responder, pero tengo la convicción de que Feijoo no ha entendido a Aznar, aunque se está aprovechando del tirón político de éste. Feijoo debería intuir que ni a Aznar, ni a González ni a Abascal se les ocurriría, en estos momentos, convocar un acto oportunista para aprovecharse políticamente del malestar que las concesiones que Sánchez está dispuesto a hacer, están provocando en una cada vez más creciente mayoría de españoles.

España necesita una reacción nacional con el mayor consenso posible ya que se trata de defender la Constitución de 1978, que fue aprobada por una aplastante mayoría de todos pero que se ha desarrollado, de manera culposa o dolosa, por las decisiones políticas para obtener el poder aun a costa de ceder al chantaje de los partidos independentistas que son una minoría.

Recuérdese que los diputados del PP, PSOE, VOX, SUMAR, UPN y CC son 324 sobre 350. Si a ellos se les quitaran los 31 de SUMAR y la mitad del PSOE, por considerarlos, en la peor de las hipótesis, proclives a conceder la independencia, aún quedaría una aplastante mayoría absoluta de 232 diputados, es decir el 66% de la Cámara.

Frenemos por tanto el separatismo como prioridad principal y luego que sean los gobiernos azules o rojos, que los ciudadanos escojan, los que dirijan a una España unida y solidaria.

Una forma clara de caminar en esta dirección seria proponer un borrador de consenso básico derivado de los nueve primeros artículos del texto constitucional. A título de ejemplo podría ser algo así como los siete puntos siguientes:

Primero. Es objetivo central e irrenunciable de la Constitución promover y lograr la convivencia democrática entre todos los españoles de todos los territorios de España.

Segundo. La soberanía reside en el pueblo español en su conjunto. Lo cual excluye que la soberanía de cualquiera de las diecisiete Comunidades autónomas pueda estar por encima de la soberanía del pueblo español

Tercero. Hay que volver al estado de derecho logrando una real separación de poderes entre el legislativo y el ejecutivo y el judicial. Es imprescindible acordar un compromiso claro, inmediato y rotundo en este sentido.

Cuarto. Es contrario al Estado de Derecho modificar el Código Penal para obtener apoyos políticos y por tanto esta posibilidad debe quedar prohibida.

Quinto. La Constitución se fundamenta en la unidad indisoluble de la nación española patria común de todos los españoles. Cualquier decisión que pretenda modificar este principio carece de legitimidad porque estaría en contra del fundamento constitucional.

Sexto. La bandera nacional española debe ondear en todas las instituciones españolas y ser objeto de pleno y total respeto al igual que el himno de España. Además, hay que establecer el compromiso de dotar, en breve y por consenso, de letra al himno nacional.

Séptimo. La lengua común de España es el castellano o español que debe ser por tanto lengua vehicular en la enseñanza en todas las autonomías españolas, como ya en este sentido se pronunció la Segunda República en su artículo 50.

Autor

Enrique Miguel Sánchez Motos

Administrador Civil del Estado.

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