¡MI REINO
POR UN REY!
* Por la falta de un clavo
se perdió una herradura
* por la falta de una herradura
se perdió un caballo
* por la falta de un caballo
se perdió un caballero
* por la falta de un caballero
se perdió la batalla
* y por la falta de una batalla
se perdió el Rey
¿Y qué pasó cuando se perdió el Rey?
Pues, de momento, se perdió, aquel Rey.
Pues señores, tal vez esta es la situación que vivimos en España.
Aquí se ha perdido ya todo, y el honor también (las Nacionalidades, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Ejecutivo, los Ejércitos, las Fuerzas Nacionales, la Iglesia, la Educación, las Relaciones Internacionales, la Economía, la calle, las playas, y por lo que se ve ya sólo falta el Rey).
¿Y qué haremos sin Rey?
¡Ay, y si por un clavo se perdió un caballo y por un caballo un reino!, ¿ qué puede esperar si pierde un pobre Rey?
Autor
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Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.
Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.
Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.
En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.
En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.
Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.
Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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