21/11/2024 11:49
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Entrevistamos a Javier María Pérez- Roldán y Suanzes-Carpegna, Secretario General de la CTC, que ha reeditado este clásico en la Editorial Tradicionalista.

Abogado experto en derecho de familia, es colaborador de numerosas publicaciones y revistas y contertulio en numerosos medios de comunicación social. Actualmente dirige la revisa FamiliaenDerechos.es

Igualmente es impulsor o colaborador de numerosas iniciativas de la sociedad civil para fomentar la participación ciudadana real en la vida política y social, así es Presidente del Centro Jurídico Tomás Moro, y de la Asociación Europea de Abogados de Familia.

Fruto de su compromiso con las justicia en el año 2012 se presento a la Elecciones al Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Igualmente es autor del Manifiesto Social de la Abogacía, y de numerosos artículos y colaboraciones periodísticas.

¿Por qué decidieron reeditar el clásico “Revolución y Contra-Revolución”?

Porque actualmente la mayor parte de los Católicos viven estupefactos y en zozobra por el estado en el que nos encontramos. Y la mayor parte está desorientada, no sabiendo explicar cómo hemos llegado aquí, y, sobretodo, no sabiendo cómo salir.

Se puede decir, incluso, que muchísimos católicos que han conservado íntegra la fe, se encuentran al borde del pecado mortal de la desesperación.

Y es que el ser humano, para vivir ordenadamente, necesita del principio de contingencia, es decir, una explicación predictiva que le permita conocer el porqué de los acontecimientos y sus causas. De lo contrario tiene la sensación de vivir en un mundo caótico, donde nada es previsible, lo que le causa zozobra por la inseguridad a la que se ve sometido.

Sin embargo, la lectura y meditación de este libro le hará comprender el sentido de lo que está pasando, tanto en el mundo como en la Iglesia.

¿En qué medida sigue teniendo plena vigencia el tema?

Como bien decía usted al principio, el libro Revolución y Contra-revolución es un clásico, y lo clásico vive al margen de las modas, por lo que siempre tiene vigencia. Para algunos es difícil saber cuándo se puede definir una obra como clásica, pero es más sencillo de lo que parece. Algo es clásico, en este sentido, cuando no se puede hacer mejor.

Cuando se escribió el libro, en 1959 ya llevábamos unos siglos inmersos en el vendaval revolucionario, y el vendaval actual es el mismo, pues la Revolución es un proceso, y hoy, igual que en 1959, nos encontramos en el mismo proceso.

¿Por qué el gran acierto del doctor Plinio fue explicar lo que es realmente la revolución de forma fácil y asequible para todo el mundo y muy amena?

Porque la lucha revolución y contrarrevolución es una cuestión vital para todos, no solo para eruditos, o historiadores.

Todo confirmado, por el mero hecho de serlo, tiene que ser contrarrevolucionario, pues la lucha contra la Revolución es la principal obligación de todo católico desde que nació la mal llamada “modernidad”.

El Doctor Plinio se caracterizó siempre, tanto en sus conferencias como en sus obras escritas, en ser siempre claro y sencillo. Y por eso sus obras pueden ser entendidas por cualquier persona de buena voluntad.

Precisamente, la claridad y la sencillez es la mejor prueba de que un profesor o un publicista domina la materia y la quiere transmitir íntegra a sus alumnos o a su público. Cuando un profesor o un publicista no es claro, bien es que no domina la materia, que miente e intenta embaucar a su auditorio, o que por orgullo o cicatería no quiere transmitir lo que sabe.

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Quizá otros libros sobre la revolución con mayor aparato crítico o técnico solo llegan a los especialistas o a un público muy selecto…

En efecto hay otros libros que tratan del proceso revolución y contrarrevolución. Sin embargo, algunos están tan llenos de citas o son tan extensos que quizá contienen más erudición que sabiduría, y que en cualquier caso, en un mundo como el actual, en el que por múltiples ocupaciones intrascendentes no tenemos tiempo, se hacen de difícil lectura.

Igualmente explica lo que es la Contra-revolución y da pautas concretas para ser un buen contrarrevolucionario…

En efecto, y aunque lo mejor para conocerlo es leer el libro, y estudiarlo, y meditarlo, podemos decir, de forma muy general que la Contra-revolución es un proceso de restauración del Orden. Y no de un Orden cualquiera sino de la paz de Cristo en el Reino de Cristo.

Muy brevemente es la restauración de la Civilización cristiana, austera, jerárquica, sacral, antiigualitaria y antiliberal.

Y contra-revolucionario es quien conoce lo que es la Revolución y la Contra-revolución, odia la Revolución y ama la Revolución, y hace de ese odio y de este amor, el eje de su vida.

Y sobre todo, contra-revolucionario es quien es consciente de que la vida interior debe primar, y ser el fundamento del activismo, pues no hay acción auténticamente contra-revolucionaria si no nace de una vida de oración bien fundamentada.

¿Por qué analizar la realidad actual bajo el prisma Revolución y Contra-Revolución, va al fondo de la cuestión, mucho más allá que la superficial distinción entre derechas o izquierdas?

Porqué nuestros principales problemas no son políticos, ni partidistas, ni sociales: son morales. Ya en el siglo XIX Donoso Cortés vio claro que detrás de toda cuestión política subyacía un problema teológico, y que la herejía del momento no limitaba su arrogancia a «proclamar teóricamente sus herejías y errores, sino más bien la audacia satánica que pone en la aplicación a la sociedad presente de las herejías y errores en que cayeron los siglos pasados».

A día de hoy, la derecha y la izquierda son servidores del mismo proceso revolucionario, y por eso, la gran distinción que debe hacer todo católico es la de revolución y contra-revolución.

¿Por qué es tan acertada y clarividente la exposición que se hace de las tres profundidades de la Revolución (en las tendencias, en las ideas y en los hechos)?

La novedad más importante del trabajo del Doctor Plinio fue precisamente la explicación de las tres profundidades de la revolución, y muy concretamente la importancia destacad de las tendencias, las costumbres y los ambientes como vías de penetración de la Revolución o de la Contra-revolución.

Y es que las tendencias son las que de alguna forma modelan al hombre, y por tanto si las tendencias imperantes son revolucionarias, acaban facilitando las conquistas de la revolución.

Las tendencias serían algo así como el ariete que abre una brecha en la muralla del Alcázar.

¿En qué medida se está cumpliendo muchas de las cosas que advirtió D. Plinio?

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El Dr. Plinio describió el proceso revolucionario con una clarividencia profética. Y por eso, en efecto, estando escrito en 1959, se anticipó al estado actual de cosas

¿Cómo puede ayudar este libro al católico de hoy y en qué medida debe ser un libro de referencia para estos tiempos?

Este libro dará pautas a todo lector para comprender nuestro mundo actual. Y sobre todo, le dará pautas para detectar los peligros larvados de la Revolución, que suelen pasar desapercibidos a muchos, y por tanto se encuentran indefensos contra ellos. E igualmente le dará pautas sobre el debido orden de toda disposición y acción contra-revolucionaria.

En este sentido, no es que sea una obra importante o de referencia, sino que es una obra imprescindible. Y muy especialmente, para quien quiera tomarse con seriedad el principal negocio del hombre: ser santo, para ir al cielo.

Háblenos del amor y fidelidad a la Iglesia del doctor Plinio Corrêa de Oliveira y de su especial misión en el siglo XX…

Hay un error muy grave, y por desgracia muy extendido, que es el de conceptuar toda pasión como mala, cuando el catecismo (1762 -1764) nos enseña que hay pasiones moralmente buenas (cuando contribuyen a una acción buena), y malas en el caso contrario.

Pues bien, el Dr. Plinio tenía una pasión de amor devocional a la Iglesia que fue siempre en ascenso desde su infancia. Por eso, en la tumba en donde reposan sus restos, solo quiso que se inscribiera un epitafio: «Vir Catholicus, totus Apostolicus et plenus Romanus» (Varón Católico, todo Apostólico y plenamente Romano).

Es más, la personalidad del doctor Plinio se asemeja bastante a la de otro contrarrevolucionario (este español y carlista), el Beato Francisco Palau y Quer, que en sus obras nos dejó impresiones y visiones impactantes de su amor a la Iglesia, que llegó a decir «Mi misión consiste en anunciar al pueblo que tú, Iglesia, eres infinitamente bella y amable, y predicar que te amo».

El libro se puede adquirir en:

https://tienda.tradicionviva.es/producto/revolucion-y-contra-revolucion/

redaccion@tradicionviva.es

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Por Revolución, aunque no lo cita, se entiende las tres más célebres que han tenido como consecuencia inequívoca un alejamiento de la humanidad de Dios, un gradual proceso de descristianización:

  • La revolución de Oliver Cromwell en Inglaterra (s. XVII), que dio origen a la democracia, sistema de engaño, mentiras y corrupción sin límite moral alguno, por eso democracia es sinónimo de Ramera de Babilonia, un régimen de prostitución generalizado en el sentido de vender el alma por un plato de lentejas.
  • La revolución francesa iniciada en 1789, que dio origen al anticlericalismo, a la demencial lucha entre «razón» y fe cristiana bajo una aparente «ilustración» (no hay más Luz que la de Cristo), a la idolatría de la «ciencia» (que avanza de engaño en engaño), a la instrumentalización política de la Iglesia Católica, que es de Jesucristo Nuestro Señor y no de caciques obispales al servicio de políticos de uno u otro signo.
  • La revolución bolchevique iniciada en 1917, que trajo el infierno sobre la tierra y no es exageración (véase Diario de la Divina Misericordia de Sta. Faustina Kowalska, punto 818, sobre lo que el Señor revela sobre la Rusia de Stalin. Y a Dios nadie le discute nada). Ningún otro imperio, reino, régimen o poder terrenal a lo largo de la historia de la humanidad ha provocado más muerte, tortura, terror, falta de libertad, miseria física y moral, degradación, depravación y degeneración que los regímenes marxistas desde entonces. Bien se puede decir que esa revolución fue la reaparición de satanás y sus vástagos sobre la tierra. Y su influencia crece sin parar ayudados por las democracias. Solo Dios puede detener esta revolución hoy plenamente vigente, nadie más.

Las tres revoluciones son diabólicas, pues aunque parten de una situación de creciente injusticia, lo que hacen es empeorar mucho la situación, quitando a unos reyes y nobles corrompidos y decadentes, sustituyéndolos por auténticos anticristos crecientemente tiranos pervertidos y degenerados, aunque ante las masas aparecían como «héroes» (auténticos lobos con piel de cordero). Es la sustitución de malvados por anticristos, que aparecen como buenos ante la gente, pero que son demonios encarnados en realidad, envenenados de vanidad, egolatría, soberbia y perversidad. Su lastre dura hasta hoy y quizá hasta el fin del mundo. Esas revoluciones han llevado a la degradación extrema de buena parte de la humanidad, han conducido a innumerables almas al infierno eterno, aunque hoy son elogiadas por la totalidad de políticos y adláteres (medios de comunicación, burócratas, empresarios, mercaderes, jueces, «científicos», «pensadores», filósofos, historiadores, etc.) y por rebaños de los que por ellos han sido engañados y poseídos.

Desde el Cielo, Dios Infinitamente bondadoso y misericordioso, ha querido evitar estas revoluciones para evitar la innumerable pérdida eterna de almas que trajeron y que traen consigo, aparte de las desgracias materiales, guerras, persecuciones, derramamientos de sangre, liberticidios, etc. Ya Santa Margarita María de Alacoque recibió en el s. XVII un encargo del Señor referente a consagrar Francia al Sagrado Corazón de Jesús que los reyes franceses no atendieron. También se despreció los llamados de un santo como Luis María Grignon de Monfort, previos a los sucesos revolucionarios de París. Y ya en 1917, en Fátima, se nos previno de lo que en Rusia se gestaba (hoy desgraciadamente desconocido para la inmensa mayoría de fieles, algo letal), pero ni Pío XI, ni Pío XII, ni Juan XXIII, ni Pablo VI, atendieron la petición de la Santísima Virgen María, la única por cuya intercesión, se pudo haber evitado la Segunda Guerra Mundial y las incalculables horrorosas consecuencias que de ella se han derivado hasta hoy, la propagación del marxismo por toda la tierra. Por desgracia, no hay confianza en Dios, no hay fe, no se respeta al Espíritu de la Verdad, al Espíritu Santo Paráclito, se confía, eso sí, en la política (el quehacer del demonio y sus vástagos) como solución y se anima a ella, con lo cual es muy difícil la salvación del mundo, consagrados incluidos, por mucho que se honre a Dios con los labios.

Con respecto al mundo futuro, el que surja del triunfo del Señor y los suyos, es de suponer que los bienaventurados (Mt 5, 1-12) vivan plenamente ese Reino de Dios, Reino de los Cielos y de Gloria del que el Señor nos enseñó con la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, el Magníficat de la Santísima Virgen María o lo que el Imitación de Cristo de Kempis nos enseña. Una gloria y dicha eterna para los humildes, justos y buenos, enaltecidos con el Señor, con una condenación eterna para los soberbios, injustos y malvados, que arderán en el infierno con el demonio y sus ángeles malditos (Mt 25, 31-46).

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