17/06/2025 10:11

Como es de recibo, la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) votada en su día en el Parlamento catalán, aunque durara formalmente siete u ocho segundos (el tiempo que tardó la presidenta del Parlamento en ordenar al secretario de la Cámara que hiciera constar que no tendría efectos jurídicos), no era ni es admisible en un Estado de derecho. De entrada, porque el Parlamento catalán no tenía competencias para tal declaración formal, aunque nadie se rasga las vestiduras cuando se entra en declaraciones que afectan a la esfera internacional.

Son frecuentes declaraciones y condenas contra la falta de respeto a los derechos humanos en países con los que mantenemos muy buenas relaciones y pasan sin pena ni gloria porque, es de cajón, que no alteran un ápice las relaciones diplomáticas. Con la DUI no fue así, porque la escenografía orquestada por los independentistas tuvo todo el maquillaje de las grandes convulsiones políticas. Los indultos no eran necesarios porque las sentencias no fueron excesivas, si se atiende a la materia delictiva estricta. El tribunal sentenciador del «procés» se fundamentó en una ley jurídicamente nada anacrónica y extensiva, por la que no pueden entrar supuestos. Por eso, la sentencia por sedición fue justa, porque la fuente de derecho, la ley que establece el delito de sedición, se inserta en el aparato jurídico de un sistema judicial que a diferencia de lo que afirman los «progres», no está diseñado para legitimar dictaduras y sus formas de gobierno, y es que esas afirmaciones de los «progres» y de los secesionistas no tienen pies ni cabeza, es decir, son una suma tontería.

El tema de la DUI fue un acto ilegal, ilegítimo, de cauces golpistas, de tintes terroristas, y el tribunal no podía actuar de forma sensible respecto a los argumentos de la defensa, ya que esa defensa careció de credibilidad en todo momento.

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Los golpistas del «procés» siempre se han quejado de que la fiscalía tuvo muy en cuenta los atestados de la Guardia Civil, y que eso no es lógico porque en Cataluña ese cuerpo es muy impopular y que actúa en tierra hostil… Permítanme, amigos lectores, decir que eso es una falacia. También afirman estos golpistas acusados de sedición que ese delito es prácticamente inexistente en Europa, y yo digo que a mí qué me importa si la sedición no existe como delito en otros países… Esas afirmaciones de los indepes sólo buscaban y buscan mofarse de la justicia

En resumen, los golpistas de la DUI en Cataluña se rieron y siguen riéndose del sistema judicial. ¡Ah! Yo soy de los que se escandalizaron cuando vi salir a esos golpistas de la cárcel con una sonrisa y haciendo el signo de la victoria… Ese día triunfó la injusticia, triunfaron los criminales y triunfó la dictadura de la barbarie.

Autor

Jose Antonio Avila Lopez
Jose Antonio Avila Lopez
José Antonio Ávila López
Nacido el 26 octubre de 1970 en Terrassa (Barcelona), pero siempre ha
vivido a 9 km (en Rubí), a excepción de dos años que residió en Valencia
(2014-2016). Licenciado en Filología Hispánica, ha trabajado en
asesorías y gestorías como corrector de textos y asesor político.

Siempre le ha gustado leer y escribir, la literatura y la política
son una pasión: con 25 años ya fue asesor político y con 29 concejal
de Comunicación. El periodismo escrito le ha encantado desde muy joven,
y ha publicado alrededor de 1.500 cartas al director y artículos
y columnas de opinión periodísticas.
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