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Cuenta Rafael García Serrano, en su, «Diccionario para un macuto», que  tras la Primer Guerra Mundial, los Estados Mayores cogieron tanto miedo a los gases de las armas químicas, que apenas los usaron. «Nuestra guerra -matiza el autor- tampoco manejó gases, o por mejor decir, apenas tuvo episodios de guerra química, aunque no faltaron algunos. Resulta altamente satisfactorio el poder decir, con absoluta honestidad, que el empleo de esa arma puerca, fue asunto exclusivo del ejército comunista, como corresponde».

Según se sabe de las cercanías del General Mola, los rojos atacaron con gas al Alcázar, Oropesa, y el Alto de los Leones. A partir de la derrota de Oropesa, se acusó el empleo de gases tóxicos por los aviones comunistas, contra el Ejército del Sur. «En la columna de Asensio, y en la columna de Tella -afirma el autor- se registraron ya los efectos de esos gases, medio criminales a los que recurre el gobierno comunista, cuando ve perdida la batalla».

Una casa inglesa fabricaba un producto llamado Tea-Smoka, y lo ofreció a Mola, explicándole las ventajas del uso del arma. «Se empleó en Cuba el 1934, con sumo existo, y se emplea actualmente en Palestina, por los, ingleses».  Mola dio la orden de archivar la carta que era el destino que daba a las misivas que no tenían contestación.

Pasados estos avatares el autor dice que oyó en alguna ocasión hablar de estos gases, pero cuenta que, en una operación cerca del pueblo de Cilleruelo (Burgos) «la artillería roja, que hasta entonces había estado muda, comenzó a tirar, y a los pocos minutos algunos empezaron a sentir náuseas, vómitos y sofocaciones, hasta que se dieron cuenta que los proyectiles rojos traían gases. Como no había caretas…» Esto sucedió el 30 de junio de 1937. Algunos proyectiles no llegaron a estallar, y cuando pudieron ser analizados, vieron que contenían, iperita y costeño, y eran de fabricación inglesa. Serían los que despreció Mola?

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Sirva esta anécdota del maestro García Serrano, para extrapolarla al presente -abril 2021- Nos están Gaseando sin que nos enteremos? Qué sabemos de este virus semejante que salió de un país comunista y nada más se supo? Nada más que sus efectos letales que no se detienen. Como si fuera una venganza que aquellos rojos no pudieron consumar. De otra forma más sofisticada y universal, ahora, en donde el agresor queda a salvo.

Pero al margen de todo podemos inferir el estilo de unos y de otros. «El estilo es el hombre» (Buffon) Mirando el estilo vemos por qué unos no somos enemigos de España, aun reconociéndonos pecadores, y otros que pecan sin límites, y sin reconocerse pescadores, sí son enemigos de España. Y que Dios quiera que el 4 de mayo no caiga Madrid en sus manos.

Autor

REDACCIÓN