17/05/2024 18:38
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Con el fundamento de una Constitución equívoca, desprotegida y expuesta a la manipulación ideológica de las izquierdas resentidas y de sus cómplices, la Transición no podía redundar finalmente en provecho del auténtico progreso de España. Al contrario, ese período histórico de casi cincuenta años que hemos venido llamando «Transición» ha resultado un frustrante desacierto, un tiempo en el que el carácter del pueblo español se ha diluido. Más aún al haber dejado la idiosincrasia española en manos de psicópatas hispanófobos, codiciosos y vengativos, como es el caso de los frentepopulistas y sus colaboradores.

Aunque la próxima moción de censura era inevitable, dado el conflicto entre un Gobierno traidor, que viene cometiendo innumerables abusos, y un partido, VOX, con aspiraciones a conseguir la reivindicación de los agravios cometidos por aquel, algunas notabilidades supuestamente situadas a la derecha del espectro político, en curiosa coincidencia con los culpables del estrago, no se cansan de decir que es innecesaria; será porque a sus ojos todo va bien.

Por nuestra parte, hemos reiterado que la presentación de dicho procedimiento parlamentario era imprescindible en la actual coyuntura. De lo que dudamos es de si los que, acertada y razonablemente la han propuesto, por considerarla también indispensable, van a rentabilizar la ocasión o la van a malograr. Y la sospecha se acentúa al designar para la presidencia del hipotético nuevo Gobierno a un «icono de la Transición», a una persona cuyo perfil personal y político parece refractario a lo que la gravísima actualidad española precisa.

Si la Transición ha sido un fracaso y la personalidad elegida para acabar con el desastre es una imagen sacralizada del estropicio, guay de lo que se nos viene encima. Pero no sólo la duda, ni siquiera la principal, consiste en la nominación del candidato. La fundamental incertidumbre consiste en si VOX va a querer, poder y saber poner el dedo en la llaga; si nos va a hablar de la luna o del dedo que la señala.

Por ejemplo, todos los españoles avisados y ajenos a cualquier tipo de secta o contubernio son conscientes de que en manos de dirigentes antiespañoles España ha descuidado ser una nación fuerte, y peor aún, ha dejado de ser internacionalmente respetada, al menos al nivel que su historia requiere. Un amor demasiado pasivo de dichos dirigentes por la paz -no por la neutralidad, ¡qué curioso! – le ha conducido a sucumbir ante el amenazador juego de reinos y repúblicas menos pacíficos. A degradar, así mismo, a su diplomacia exterior y a aceptar con mansedumbre el baldón de ser la única nación europea colonizada, oprimida y parasitada. ¿Planteará VOX estos trascendentales asuntos y profundizará en ellos?

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Sabemos que, controlados ya los «tres poderes» y legislada su «Memoria Democrática», Sánchez sólo se considera responsable ante el Imperio Profundo. Y que, salvo inesperada traición de alguno de esos poderes, los actos de administración del presidente socialista dependen de su capricho. De este modo, los principios generales por los que la nación debe gobernarse no pueden enunciarse sino por un Consejo de ministros capaz de imponer a todos su singular idea democrática, su profunda deformidad.

Y sabemos también que este señor Sánchez, que sostiene un Gobierno de tarados y colma a sus sectarios y demás clientela de sinecuras y regalías, es un presidente dilapidador, malversador de los caudales públicos y, por ello, vulnerable. No se puede estar tirando el Estado por la ventana todos los días mientras al pueblo se le suben continuamente los impuestos y se le reduce su capacidad adquisitiva, su libertad y su salud.

Pero si VOX se limita a atacar al Gobierno y a sus coaligados -tal vez ni siquiera se atreva a desarmar al infecto PP, especulando con alianzas futuras- revelaría exigua energía, insuficiente ambición y mermado olfato político. Porque siendo plausible esta segunda intentona suya por desgastar el poder frentepopulista de Sánchez y de su cohorte de pervertidos, VOX parece ignorar que el problema actual de España no es sólo el frentepopulismo, sino sobre todo el Sistema que lo permite y bendice. Un Sistema que, en toda su intrínseca maldad, nunca ha denunciado con nitidez, sino que, por el contrario, ha defendido en múltiples y delicados aspectos y momentos.

Tratar de socavar el poder nocivo del frentepopulismo sin la oportuna perspectiva geopolítica, sin habilidad de estadista y sin disponer del modo de recogerlo para bien, es dejar la nación al garete, sin referentes en los que regenerarse. La hipotética caída de Sánchez y de los suyos sin unos relevos de talento ni de aspiraciones adecuadas, no remediará nada, porque no tenemos Rey ni Estado capaces de levantar de su postración a un pueblo desgobernado e inerte; sólo uropeos, anglosajones y moros en la costa, al acecho. Y con el nombramiento de un político frívolo y valetudinario para liderar la regeneración, espejo decadente de una Transición viciada, mal se presentan las cosas.

Es de suponer que, tanto VOX como sus asesores, saben que, también en política, todo lo que puede ser ha de llegar, y lo que no llega es porque no era nada. Si respecto a lo moral la intención es esencial, en lo político, más allá de la ejecución del empeño, lo que importa es su culminación. En política, querer -si de verdad se quiere- no es suficiente: hay que saber y hay que poder.

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Si bien a los hombres se les mide por sus obras, en política con el sello y la voluntad no basta. En política, la fuerza se mide por su efecto. Y si en esta inminente moción de censura VOX no saca a pasear a todos los traidores incrustados en las instituciones, del rey abajo, y a la traición institucional endémica que sufre la patria; si no denuncia a la delincuencia dorada y a la deslealtad de los próceres que, pudiendo evitarlo, están permitiendo la agonía de la nación, y si, más allá, no desenmascara al Entramado globalista empeñado en desnaturalizar al ser humano, VOX no sirve para esta hora.

Porque esta hora no es de mezquinos cálculos o componendas, ni de litigios domésticos, sino de grandeza histórica: la hora del ser o no ser. Y que cada palo aguante su vela. Precisamente por eso, porque nos hallamos en un momento crítico de nuestra historia, en la moción de censura VOX no puede debatirse entre las necesidades de la patria y sus necesidades de partido.

Si así hiciera, posponiendo lo esencial, se integraría definitivamente en la casta partidocrática que viene criticando. Ya se sabe: soplar y sorber no puede ser. Y tanto si sopla y sorbe, como si después de sacar la espada la envaina sin hacer sangre política, arruinará su credibilidad acusadora, desautorizándose definitivamente y cercenando las quebradizas o inciertas esperanzas que ahora congrega en millones de españoles.

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
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Eduardo

Me agrada ver que, como el articulista, hay quien al menos espera a ver antes de criticar igual que para hablar de este, o cualquier artículo o comentario, hay que leerlos primero.
Así se podrá hablar con conocimiento.

José Luis Fernández

Esta moción de censura no va a servir para resolver ninguno de los cientos de problemas que tiene España tan sólo servirá para exponerlos ante la opinión pública. Lo único realmente eficaz sería que VOX consiguiera una mayoría absoluta en el Congreso para gobernar sin depender de la derechita cobarde.

jedoju

La Transición ha sido una burla a todos los españoles, donde se les invita a que asistan a votar en el día de la llamada fiesta de la democracia. Hasta que no existan listas abiertas, viviremos con un con un sistema malo para el ciudadano y bueno para todos los viven de este negocio al que llaman política. Este desgobierno que se está sufriendo, no es capaz el PP de sacar a sus votantes o simpatizantes a la calle a protestar y pedir la dimisión de este psicópata.. NO SE ATREVE . Que la moción de censura, es la única opción, que se puede llevar a cabo, ante un Congreso lleno de impresentables, que sólo buscan su acomodo, sin importarles España en absoluto.

Hakenkreuz

Tamames, excomunista, encabeza ahora a VOX, eso sí, afirma que es partidario del ABORTO y que no eliminará la eutanasia, ni la ideología de género, ni la lgtbi+ ni ninguna otra salvajada satánica roja. Los que voten a VOX no tienen excusa. También son abortistas.

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