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Encogida, encogidísima recapitulación tras el paso de uno de ellos por tu vida: mente devastada, corazón roto, alma violada. El puto infierno en la tierra. pues. Y si prefieres lo traduzco de otra manera: hijos de la gran, grandísima puta. Estrategias clásicas de destrucción, algunas a vuela teclado: proyección, hacerse la víctima de la víctima, triangulación, lágrimas de cocodrilo, dar la vuelta a todo, tener la sensación de que vives en la irrealidad, pura desrealización, ignorar cómo va a reaccionar ante cualquier comentario, pura intemperie y arbitrariedad, caminando entre cáscaras de huevo, entre arenas movedizas, bombardeos de amor y sexo un día y luego varios días sin saber nada…Tantas y tantas técnicas de manipulación y destrucción mental: la de la rana hervida, la de la coqueta, la de la luz de gas, la del cerrojo…Y toda la legislación antimasculina de las últimos decenios van corroborando que son más ellas las maltratadoras psíquicas que ellos. Bastantes más.
The Mask of Sanity
El pionero, 1941, en estos turbios asuntos Hervey Cleckley introdujo el concepto de “demencia semántica”, para hacer referencia a lo que él consideraba la característica principal de la psicopatía. La demencia semántica consistía en el brutal hiato entre la palabra y la acción que daba como resultados sujetos “altamente asociales, agresivos e impulsivos, que carecen de sentimientos y de culpa (a veces no por completo), y que serían incapaces de crear lazos de afecto duradero con otras personas, además de poseer superficialidad y variabilidad emocional, trato social aparentemente agradable e incapacidad para aprender de la experiencia”. Otras características que agregaba Cleckley eran las siguientes:
– Crueldad hacia las personas y vulneración de sus límites.
– No asumen la responsabilidad de sus actos y las consecuencias de estos. Falta de sentimientos de remordimiento o vergüenza.
– Se comportan de manera explotadora en sus relaciones: no tienen amigos, sino esclavos.
– Ausencia completa de empatía.
– Promiscuidad. Pura ninfomanía en ellas. Vida sexual impersonal, trivial y pobremente integrada.
– Mentira compulsiva, medias verdades, manipulación sistemática de la realidad
– Presencia de un encanto externo y de una aceptable inteligencia.
– Inestabilidad, permanentes cambios de humor, poca formalidad.
– Falsedad e insinceridad.
– Conducta antisocial inadecuadamente motivada.
– Mitómanas y fracasadas.
-Traicioneras, desleales e infieles
– Completamente vacíos: su vida, un «llenar» y arrasar como forma de «llenar»
– Razonamiento pobre e insuficiente y falta de capacidad para aprender de la experiencia vivida.
– Egocentrismo patológico e incapacidad para amar.
– Violencia y extrema agresividad en no pocos casos
– Falta de implicación veraz en sus principales relaciones afectivas.
– Insensibilidad en otras relaciones interpersonales, incluidas familiares, académicas, laborales
– Amenazas de suicidio raramente llevadas a cabo.
– Fracaso completo para seguir un plan de vida razonablemente coherente…
En fin…
Autor

- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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