23/11/2024 11:10
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Y la mayoría de la humanidad está ciega a lo que está aconteciendo ante nuestras estragadas retinas. Síntesis: la bomba de gas que contenía armas químicas y que fue activada por agentes genocidas del gobierno yanqui en Ohio (con cada vez más sustancias químicas letales en juego) fue tanto un acto deliberado de terrorismo gubernamental/militar como un crimen contra la humanidad y el medio ambiente. Pero esto solo es el inicio. Combustión del cloruro de polivinilo, por supuesto, liberando fosgeno, un arma química de la Primera Guerra Mundial que mutila o mata a los seres biológicos al menor contacto.

Las «autoridades» atentando contra su población

Lo dicho, aterrador principiar del plan globalitario de hambruna generalizada y paulatino exterminio. Lo postrero “casual”: un accidente de camión con productos químicos peligrosos en Arizona y nuevos descarrilamientos de trenes con carga tóxica en Houston (Texas) y Carolina del Sur. Y recordemos que hace apenas un mes, una gran planta química explotó en La Salle, Illinois (cerca de Chicago), liberando una enorme nube tóxica del muy tóxico permanganato potásico.

Y retornemos a la planificada hambruna planetaria: este patrón de «accidentes» químicos está empezando a asemejarse sospechosamente a los sabotajes de la infraestructura alimentaria, en la que más de una centena instalaciones alimentarias han ardido durante el último año y medio.

No fue un accidente, sino parte de un plan de exterminio

No fue un accidente. No hay accidentes cuando se trata de genocidio global. Incluso sabemos que fue programación predictiva: excelente novela de  Don DeLillo, Ruido de fondo (su segunda parte, «Escape tóxico a la atmósfera»). Y, clave, reciente serie de Netflix, White Noise (con su ineludible apunte Blue Beam), rodada, vaya, en East Palestina, el lugar del descarrilamiento de la pasada semana…

LEER MÁS:  La Metamorfosis de la sociedad. Por Patxi Balagna Ciganda

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Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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cain

Estás muy ‘p’allá’. Como decían del pato criollo: cada artículo, una cagada

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