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―Dios es la Verdad‖, según la buena definición que nos enseñaron sobre la esencia del Creador Supremo de cuanto existe. Por otra parte el sofisma es el gran enemigo de la Verdad. Y en consecuencia, un enemigo de Dios…
La Real Academias de la Lengua, lo define con pocas palabras: “Razón o argumento falso con apariencia de verdad.” Para un profesor de Lógica –yo lo fui bastantes años‖ cuando ejercí la docencia– ocupa un lugar preferente enseñar a los estudiantes la diametral oposición existente entre el silogismo –fundamento de la Lógica—y el sofisma –cáncer del razonamiento inteligente. Para mí fue siempre un placer explicar las normas a seguir con el fin de evitar la caída en sus trampas, algunas de las cuales son tan sutiles que hasta engañan a los obispos e incluso a los papas.
Nuestros medios de comunicación, sus comunicadores, y los tertulianos, están idiotizando al pueblo porque la mayoría de ellos “viven en el sofisma”. Quiero pensar que, quizás, muchos no lo hacen por maldad sino porque nunca aprendieron el uso de la ―lógica‖ y son víctimas de su incapacidad para razonar.
Ha motivado este artículo el enterarme de esta noticia: ―El papa escribe, por tercera vez, una ―carta de apoyo‖ al sacerdote jesuita defensor –o ―apóstol‖, no lo sé bien— de lo que en mi pueblo — donde se habla castellano sin tapujos– llamamos maricones‖.
Más de un analista al analizar la forma de actuar el actual sumo Pontífice, muestra su extrañeza por la facilidad con la que abraza a herejes, a enemigos de la Iglesia, a mal casados, a periodistas gamberros, etc., y, por el contrario, de muestra poco aprecio y con sideración, a cardenales que han sido pilares de la ortodoxia.
Confieso que ignoraba quien era el P. James Martín, pero la noticia me hizo buscar su historial y leer la argumentación sobre la que apoya su cariño especial al Orgullo Gay. Y me ha hecho reflexionar sobre el tema en cuestión –y sobre otros varios– y he llegado a preguntarme si quizás, nuestra Santa Madre la Iglesia católica y depositaria de toda la Revelación desde que el divino Maestro vino a la Tierra, no la están conduciendo a convertirse en un campo abonado para los sofismas. ¡Qué manera de inventar razonamientos erróneos partiendo de hechos ciertos!
Durante muchos años de mi vida – cuarenta casi– jamás tuve el menor inconveniente en admitir las enseñanzas de la Jerarquía y del clero como buenas porque siempre eran
fruto de la Verdad a la que servían. Desgraciadamente, hoy, debemos pasar todo lo que nos dicen o escriben por un ―colador-filtro‖. Semejante realidad constituye la mejor prueba de que Satanás, — como nos informó Su Santidad san Pablo VI– había penetrado en la Iglesia.
Las revistas católicas, antes, tenían una objetivo principal: fomentar el conocimiento a la fe y animar en la práctica de la misma. Hoy, –lo comprobamos cada día–, toda publicación católica seria dedica gran parte de sus escritos a ―denunciar las traiciones” de quienes por vocación deberían conducir los rebaños a buenos pastos, en vez de servirles alimentos envenenados. La mayor preocupación de los periodistas verdaderamente católicos, es contrarrestar las funestas consecuencias de los escándalos; no tanto los de carácter sexual cuanto los ataques al dogma, a la moral y al culto católicos, provenientes lo mismo de los jerarcas que de los teólogos y comunicadores influyentes, — incluidos los de la propia Roma–.
Es, por lo tanto, más necesario que nunca el profundizar en los fundamentos de nuestra Fe y dedicar más tiempo al estudio de la misma. Las iglesias no estarían tan vacías si nuestros obispos y sacerdotes hace medio siglo no hubieran vivido la ―gran siesta‖.
El vilipendiado Régimen de la Victoria –llamado franquista— puso a su disposición verdaderas avenidas de ―facilidades para el apostolado serio y profundo‖, ¡y no las supieron aprovechar! Por el contrario, para agradecer a los ejércitos que devolvieron la libertad a la Iglesia –los rojos ya la estaban liquidando– y las citadas ―avenidas para moverse‖, pusieron su inteligencia y sus energías a trabajar como enemigos del franquismo y (salvo excepciones) se colocaron del lado de quienes pretendían destruir España. Los más activos fueron precisamente, los que habían vivido en sus carnes con mayor crudeza el odio a Cristo en Cataluña y en las provincias Vascongadas… ¡Desgraciados!
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.