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Me sobrecoge hablar con mis amigos nicaragüenses. Sufridos. Valientes. Aguerridos. Profundamente religiosos. Y profundamente conscientes de lo que les está pasando, del gran engaño que padecen, la dictadura sandinista otra vez. Implacable. Corrupta. Sin alma. Y como tal, al servicio de la mentira y para la seducción de algunos.
Pero no de aquellos, como el obispo Rolando Álvarez -“héroe nacional” como nos cuentan los testigos anónimos con los que hemos hablado- que exponen su vida, su libertad y sus pocos bienes para defender la verdad, la fe y la libertad de la Iglesia. Los que dan la vida para que la Pascua florezca un día en su bendito pueblo.
A Nicaragua se la puede abordar de muchas formas -sus lances históricos, su geografía privilegiada y su belleza natural, su maltrecha economía a causa del comunismo sandinista-… pero ahora lo vamos a hacer desde su martirio de fe, aunque inevitablemente influyan todos estos factores sociopolíticos.
Para empezar, os voy a poner un ejemplo que quizá sorprenda:
Madrugada de Jueves Santo en Sevilla. Un cordón policial prohíbe salir de su templo a la Virgen de la Macarena y a los nazarenos que la acompañan. Los que intentan hacerlo son arrestados y llevados inmediatamente a prisión. El sacerdote y los laicos que presiden son también directamente encarcelados… ¿Te imaginas que pase esto? Que la policía se sitúe en la puerta de las iglesias para impedir que salieran las procesiones de esta Cuaresma y de esta Semana Santa… ¿Puedes imaginar que esto sucediera con la Macarena de Sevilla, por ejemplo, o cualquier otra?
Pues está sucediendo. En un país hermano, de nuestra misma cultura, lengua. De nuestra misma fe. El régimen totalitario sandinista de Ortega-Murillo ha prohibido las procesiones de Semana Santa en Nicaragua.
El régimen va en picado a una deriva totalitaria peligrosísima. Toda la oposición está o en la cárcel o expulsada del país. Los únicos que quedan defendiendo los Derechos Humanos en Nicaragua es la Iglesia. Y el acoso del régimen es brutal: sacerdotes encarcelados, expulsados, obispos exiliados, medios de comunicación católicos cerrados, organizaciones canceladas, y ahora suprimidas las procesiones.
Me dice la portavoz de acTÚa FAMILIA, Nanda Agredano, que a un amigo nicaragüense no lo localiza desde hace semanas (íbamos a pedirle que participara en el Encuentro)…
Y el triste suceso más conocido internacionalmente: Mons. Rolando Álvarez, acosado por el régimen primero, y condenado después a 26 años, por “conspiración contra el Estado”… Le ofrecieron expatriarlo a los EEUU pero él se negó: dijo que prefería sufrir con su pueblo… Ahora se encuentra en una cárcel de máxima seguridad sin ver la luz del sol…
Los más mayores cuentan que no habían visto una represión como la actual. Ni en la otra dictadura sandinista, ni en la de Somoza. Esta, la peor. Vigilan a los sacerdotes y tan siquiera si en la misa rezan por Mons. Ronaldo Álvarez, le cierran la Iglesia y le llevan preso. Es una represión brutal.
Hasta la OEA, con dudas, reticencias y a regañadientes, recordó el pasado 27 de febrero la obligación de los Estados de proteger la libertad religiosa. Dicen que hay que crear “espacios de encuentro y de diálogo inclusivo”, y no exigen directamente al régimen de Ortega-Murillo que permita las procesiones de Semana Santa, de forma contundente.
Nuestros amigos de CitizenGO están pidiendo la inmediata liberación de Mons. Ronaldo Álvarez con una campaña de firmas que se están llevando a instancias internacionales.
Nicaragua nos duele el corazón y queremos, en esta cuaresma, hacernos presentes, apoyar no sólo con nuestra oración, sino también hablar con los protagonistas, nuestros hermanos perseguidos, escucharles y apoyarles. Saben de esta injusticia de primera mano. La sufren en su carne y en su alma.
Para eso hemos convocado a una autoridad eclesiástica nicaragüense y a una laica católica, también nicaragüense, experta en temas religiosos y jurídicos, ambos de dentro del país, y que no podemos decir sus nombres por razones de seguridad. Y también a una reputada periodista en el exilio, Judith Flores, gran analista y que nos hablará desde Florida.
Un ENCUENTRO Familia.Vida.Libertad imperdible. Necesario. De justicia. Único. Porque Nicaragua es mártir de la persecución comunista en Hispanoamérica.
Nicaragua es, no solo el resultado fragmentario de la eliminación del Imperio Español, sino de la permanente dependencia de USA y Rusia –antes de la URSS-, de la cercanía de Cuba y la influencia del castrismo en el FLSN –Frente de Liberación Sandinista Nicaragüense-.
También, hace décadas, la Teología de la Liberación, que justificó la lucha armada contra el capitalista explotador y el estado opresor, se convirtió en una de las principales vías de expansión del comunismo, lo mismo que el movimiento indigenista bolivariano. Y ahora, la mujer del dictador Daniel Ortega, aparece como practicante de las formas espiritualistas chamánicas, ancestrales y supersticiosas, con influencia en todo el país y la región. Será interesante oír lo que nos cuentan de esto.
Los países católicos no se pueden quedar cruzados de brazos. El occidente no puede permanecer impasible. Hay que emprender un movimiento de denuncia, cercanía y apoyo. También apoyo económico para que la Iglesia, única valedora de la verdad y la libertad en estos momentos, dentro de Nicaragua, pueda sostenerse. Estamos en contacto con ellos, y la “autoridad eclesiástica” nicaragüense amiga nuestra nos va indicando.
La causa de la libertad y de la fe en toda la región está en juego.
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