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Mi alumno,amigo y profesor Ricardo de la Cierva escribió  (lo recordarás) aquello de   «¡Qué error, qué inmenso error!» cuando el nombramiento del trepa Suárez  como Presidente del Gobierno para luego arrepentirse por ser Ministro.
              Espero, querido Eduardo, que a ti, con tus espolones de gallo viejo, no te suceda algo parecido y un día tengas que reconocer que tu declaración de AMOR, QUÉ INMENSO AMOR, de hoy a tu Isabel del alma  haya sido la explosión sincera de un buen español que llegado al límite que se ha llegado con los comunistas (y creo que ya va siendo hora de que olvidemos eso de social-comunismo, porque todas las ratas son iguales y unificadas) se olvida hasta de lo que hay detrás de su Julieta. Reconozco que oyendo tu grito a su favor se me vinieron a la cabeza los gritos de aquel alcalde de Móstoles que despertó a España y de aquella Agustina de Aragón que despertó a un Palafox moderado y dialogante.
 
                 «¡¡¡ ESPAÑOLES, LA PATRIA ESTÁ EN PELIGRO. MADRID PERECE
                    VÍCTIMA DE LA PERFIDIA FRANCESA. ESPAÑOLES, ACUDID
                     TODOS A SALVARLA !!!    Móstoles, 2 de mayo de 1808
          
                
             Sí, querido Eduardo, yo también me he enamorado de Doña Isabel y no sólo por enfrentarse a los enemigos declarados, sino, y muy en especial,  por rebelarse contra la tropa de paniaguados, cobardes, traidores, vendidos y «egetistas» corruptos (¿ o no es corrupción lo que han hecho en Murcia, comprando a tres pobres diablos?) que tiene como «Jefes» en Génova 13.
             Y eso, querido Eduardo, es lo que tu AMOR, TU INMENSO AMOR, te ha hecho olvidar, que Doña Isabel, tu bella y angelical Julieta, la de los ovarios de oro, no es ella sola , que detrás de ella, por encima de ella, están el cobarde que reniega de los suyos (Fraga, Aznar, Rajoy), el cobarde de las tres negaciones (España, Franco y José Antonio) y si me apuras el miserable que hasta se avergonzaría de llevar en el bolsillo un ejemplar de «La fiel infantería», no le vayan a tachar de falangista…y está el «mindundi» llegado, precisamente, de Murcia, el Rey de los sillones, el comprador del Rastro, el mediador de la ignominia, ese tal llamado Teodoro, el «Camaleón».
                  Por favor, querido Eduardo García Serrano, ¿y no te has parado a pensar (normal, en pleno orgasmo no se piensa en nada que no sea lo que es) que el día de la Victoria de Madrid al lado de tu AMOR, QUÉ INMENSO AMOR, Doña Isabel del alma mía, levantándole los brazos de Venus que la adornan, estarán Don Pablo y Don Teodoro?…  ¡¡¡ Dios, Eduardo!!!… tú, dándole tu virginal VOTO  a semejantes engendros cobardes, los Kerenski de hoy; tú, saliendo de la cueva de la abstención virgen, dándole tu voto a esos «chichiribailes» que hasta ayer mismo crucificabas mejor que nadie… ¡¡¡ Dios, Eduardo!!!… AYUSO, SÍ. CASADO, NO.
              ¿Y cómo se guisa eso, me preguntarás, si en la papeleta figura la Ayuso y no figura el Casado?… y si quiero votar a ella no tengo más remedio que votarle a él, aunque sea tapándome la nariz?…
 
               Pues, yo lo tengo claro (aunque, como tú, el mismo día, a la misma hora, que tuvo la valentía, por no decir lo que me gustaría decir, de convocar las elecciones para evitar que las ratas comunistas se apoderaran de MADRID… y tienes razón cuando dices que están obsesionados con Madrid porque sin Madrid no pueden cerrar el círculo soviético): Sí, yo creo que Doña Isabel se ha ganado con creces la Presidencia de Madrid, pero lo inteligente será que lo sea con los VOTOS  de VOX y no solo con los suyos directos, porque de ese modo VOX sería el «guardián» de la ortodoxia de la España nuestra y el que evitase que los «monosabios» de Génova 13  (já, já, já) un día traicionen a tu Julieta y se pasen con los moderados comunistas del Rey ETEOCLES, sí aquel Príncipe de Tebas que inspiró a Maquiavelo y le hizo decir que «A cualquier precio el Poder jamás es caro».
                 Y no dudes, por favor, querido Eduardo, que yo pretenda hacerte cambiar de voto, porque cuando un español se enamora, se enamora de verdad, y tú ahora mismo estás hecho todo un Romeo…subido al valiente «Correo de España».
                 Claro, que de aquí al 4 de mayo, quedan, al menos, tres Alcaldes de Móstoles y cuatro Agustinas de Aragón… y las ratas del Marqués de Galapagar.
                   Y como siempre, un abrazo en el recuerdo de aquel sincero y grande Rafael García Serrano, que fue tu padre y fue mi amigo.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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